martes, 29 de mayo de 2018

HISTORIA MEDIEVAL –DE LA CRISIS A LA RECUPERACIÓN DE LA EDAD MEDIA - Guadahumi2


13 – HISTORIA MEDIEVAL –DE LA CRISIS A LA RECUPERACIÓN DE LA EDAD MEDIA. 

Guadahumi2

23  DE MAYO 2018





La crisis bajo medieval y los primeros síntomas de recuperación que llevarían a una nueva época histórica que sería la edad moderna. 




Los s-XIV y XV constituyeron la Baja Edad Media y esos siglos están asociados la crisis bajo medieval. La palabra crisis se usa normalmente de forma peyorativa al ir asociada a decadencia, retroceso, pero en las épocas de crisis se producen cambios y transformaciones que evolucionando llevan hacia una situación nueva que sería la Edad Moderna.

Aunque se haya visto como una época peyorativa la Baja Edad Media por ese periodo de crisis también fue una época muy valiosa por ser la época que sirve de transición y frontera elástica entre la edad media y la edad moderna.

Tradicionalmente se ha asociado por cronología la crisis bajo medieval con la epidemia de peste negra que es la expresión más usada en las fuentes medievales que afectó a Europa a partir del año 1348, pero esa epidemia de peste vino a incidir sobre una sociedad que ya estaba en crisis y los primeros síntomas de esa crisis se remontan a finales del s-XIII, y la peste lo que hizo fue acentuar y agravar esa situación de crisis, y el punto final de la crisis bajo medieval y que fue uno de los primeros síntomas de recuperación fue a mediados del s-XV.

Se puede decir que esa crisis comenzó a finales del s-XIII y se extendería hacia mediados del s-XV, siendo una cronología genérica, porque en realidad, esa crisis no se produjo con la misma intensidad, ni tuvo la misma evolución en todas las partes de Europa, pues en algunos lugares pudo empezar antes y por lo tanto termino antes, pero pusieron de manifiesto una serie de aspectos y de elementos de características que indicaban que la actividad agraria estaba entrando en un retroceso y decadencia.




El primer síntoma que indica que se estaba produciendo una crisis, fue el fenómeno de la DEPRESIÓN AGRÍCOLA que es el primero que aparece mencionado en las fuentes medievales, y desde finales del s-XIII las fuentes.

Las fuentes hacen referencia a dos fenómenos, uno lo que se conoce como fin del proceso roturador y retroceso colonizador, en la plena edad media el proceso de expansión de la época medieval venía inspirado y promovido por el crecimiento agrícola, ese crecimiento agrario se llevó a cabo, por un lado,  porque se estaban poniendo en cultivo tierras nuevas, eso era el proceso roturador característico entre los s-XI y s-XIII, poner en cultivo tierras que antes no se cultivaban y por otro lado métodos intensivos al tener una serie de mejoras técnicas que permitían aumentar los rendimientos de las cosechas, eso cambiaría desde finales del s-XIII, por un lado mencionan las fuentes que se estaba acabando el proceso roturador y ya no se ponen en cultivo tierras nuevas y el proceso de colonización de instalar pobladores en esas tierras nuevas también se estaba frenando, deteniéndose la ocupación de nuevas tierras. Las fuentes también hacen referencia a un fenómeno de agotamiento de los suelos después de siglos XI, XII, XIII, utilizando técnicas de tipo fundamentalmente intensivo usando el arado de vertedera, de reja, el uso del caballo como animal de tiro para las labores agrícolas, todas esas mejoras técnicas que se usaban en la plena edad media, llega un momento en que de tanto usarlas los suelos se agotaron, y a raíz de ese retroceso poco a poco se produjo un descenso de los rendimientos agrarios ya que la tierra cada vez producía menos y  a medida que se va produciendo ese descenso de rendimiento agrario el precio de los productos y sobre todo alimentos aumentan.

A estas características se suma un elemento nuevo a partir de comienzos del s-XIV se produce un nuevo climático, que en esa ocasión será negativo para el desarrollo de la agricultura, durante la plena edad media el cambio climático fue favorable para la actividad agrícola conocido como el Optimo Climático Medieval que ayudó a que aumentaran los rendimientos agrarios.

Desde comienzos del s-XIV ese cambio climático que se prolongaría prácticamente hasta mediados del s-XIX que se conoce como la Pequeña Edad del Hielo que consistía en que los inviernos se volverían cada vez más largos  y más fríos, mientras que los veranos se volverían cada vez más cortos y más húmedos, esos cambios venían producidos por la conjunción y la interacción de varios elementos y aspectos.

Uno de esos elementos sería los cambios en el ciclo de las manchas solares ya que influyen mucho en el clima del a tierra, cuando se producen las erupciones solares y se crean tormentas solares que llegan a la tierra haciendo que suba la temperatura, de modo que cuando el sol está más calmado aumenta la temperatura.

Además de ese cambio de las manchas solares influye además por otro lado de esa pequeña edad de hielo, los cambios en el movimiento de la tierra alrededor del sol y esa pequeña variación del eje de traslación alrededor del sol puede provocar esos cambios en el clima.

A todo eso hay que sumar una serie de erupciones volcánicas que se produjeron en el s-XIII y la más importante fue en el año 1258 del volcán Samalas en Indonesia que lanzó a la atmósfera mucha cantidad de ceniza oscureciendo la atmósfera y obstaculizando el paso de los rayos solares.


Ese cambio climático duró casi cinco siglos hasta mediados del s-XIX y partir de ahí vuelve otra etapa de calentamiento climático, comenzando los expertos a cuestionarse si ese nuevo cambio fue fruto de la influencia humana debido a la revolución industrial o si todavía era un cambio natural.



Con ese cambio climático de la pequeña edad de hielo, si los rendimientos agrarios ya habían comenzado a decaer y descender por la parada del proceso roturador y el agotamiento de los suelos todavía esos rendimientos agrarios bajarían aún más.

En un primer momento la población seguía creciendo por inercia de los siglos, XI, XII, XIII, de la plena edad media, pero a medida que van descendiendo los rendimientos agrarios llegaría un momento en el que los recursos alimenticios disponibles no eran suficientes para alimentar a toda la población, subían los precios pero llegaría un momento en que esos precios subirían tanto que una parte de la población  no se podía permitir comprar comida, apareciendo la hambruna y en el momento en que apareció el hambre comenzaron los primeros fenómenos de descenso demográfico produciéndose las primeras muertes  por no poder comer, pero otra parte de la población no murió quedando muy debilitada y se convierte en más susceptible de verse afectada por las epidemias cuando llegaron, como la peste u otras, y eso contribuiría a la expansión de la pandemia de peste.

  


Además del hambre había provocado por el descenso de los rendimientos agrarios por el fin del proceso roturador, el agotamiento de los suelos y el nuevo cambio climático hubo que sumarle los efectos provocados por la guerra.

La guerra que será un elemento característico del s-XIV hasta el punto que los historiadores lo denominan el siglo de la guerra, por estar lleno de conflictos bélicos y enfrentamientos entre los estados para lo cual movilizan muchísimos recursos lo que hace a su vez que esos conflictos se prolonguen mucho en el tiempo y sus efectos y consecuencias sean aún más devastadoras.

Los conflictos fueron muchísimos, un ejemplo de los más relevantes.

GUERRA DE LOS CIEN AÑOS

La guerra de los cien años enfrento a Francia y a Inglaterra entre el año 1337 y el año 1453, por la cronología la guerra de los cien años duró más, pero en ese periodo de tiempo hubo periodos de tregua algunos muy largos.
Esta guerra surgió por motivos muy complejos sobre todo por motivos territoriales, pues había determinadas zonas que formaban parte de Francia y los reyes  de Inglaterra querían tener derechos, también tenían rivalidades de tipo comercial por la difusión de  productos en el ámbito internacional, fue muy importante, los derechos que decían tener los reyes de Inglaterra para acceder al reino de Francia, en otras ocasiones querían simplemente las disputas y enfrentamientos personales entre los reyes franceses y los reyes ingleses.
Este conflicto aparentemente concluye con la victoria de Francia sobre Inglaterra, pues los reyes ingleses quedaron al margen de la corona francesa, pero en la práctica supuso la ruina de las dos potencias.

LA GUERRA DE LOS CIEN AÑOS.

1 - Introducción

La Guerra de los Cien Años empezó en 1337 y acabó en 1453. En esta guerra se enfrentaron Inglaterra y Francia. En 1337 Eduardo II de Inglaterra empezó una guerra con Francia que duró más de un siglo. Eduardo y sus sucesores se consideraban con derecho a reclamar el trono francés y también querían proteger las tierras heredadas en el suroeste de Francia. Al principio Inglaterra iba ganando pero cuando el ducado de Borgoña abandonó a los ingleses y pasó al bando francés esto cambió. Al final Francia ganó, expulsando a los ingleses que solo se quedaron en el continente con Calais.

1.1 - Causas de la guerra

Todo comenzó cuando Eduardo III quiso ocupar el trono francés. Ese rey, perteneciente a la dinastía Plantagenet, dijo que era el heredero legal al trono de Francia por que su madre, Isabel de Francia, era hermana del último soberano francés de la dinastía de los Capetos, Carlos IV, que había muerto en 1328 sin dejar un descendiente varón. La respuesta francesa mantuvo que la corona no podía heredarse por línea femenina, por lo que el trono fue ocupado por Felipe VI, primo del rey fallecido y primer monarca de la dinastía Valois.
En realidad, el motivo de la disputa estaba en que los reyes de Inglaterra, desde Guillermo I el Conquistador (1066-1087), controlaban grandes zonas de Francia, lo que suponía una amenaza a la monarquía francesa. A lo largo de los siglos XII y XIII, los reyes franceses intentaron restablecer su autoridad sobre esos territorios. Eduardo III temió que la monarquía francesa le sacara el ducado de Guyena (Aquitania), territorio que los reyes ingleses mantenían como feudo desde mediados del siglo XII.

El 24 de mayo de 1337 empieza la Guerra de los Cien Años: ese día Felipe VI arrebató Guyena a los ingleses. La animosidad de Eduardo III hacia el rey francés se hizo más fuerte cuando Francia ayudó ese mismo año a Escocia en las guerras que la monarquía inglesa había iniciado contra los reyes escoceses para ocupar el trono de ese país. La rivalidad entre Inglaterra y Francia por dominar el comercio con Flandes es considerada asimismo una causa determinante del origen del conflicto.

1.2 - Fases iniciales de la guerra

En 1338, Eduardo III se proclamó rey de Francia e invadió desde el norte el país. Ninguno de los dos bandos tuvo una victoria decisiva en tierra, si bien la flota inglesa derrotó en 1340 a la francesa frente a la ciudad de Sluis, tras lo cual Inglaterra controló durante años el canal de la Mancha. Los dos reinos firmaron una tregua en 1343, pero Eduardo III invadió de nuevo Francia tres años después. El 26 de agosto de 1346 condujo a su ejército a una gran victoria sobre los franceses en la batalla de Crécy, y en 1347 conquistó la ciudad de Calais después de un duro asedio. Una serie de treguas fueron acordadas desde entonces, mas en 1355, Eduardo el Príncipe Negro, hijo del rey Eduardo III, tomó Burdeos. Los ingleses, usando como base esa ciudad, realizaron incursiones sobre gran parte del sur de Francia, arrasando ese territorio. En septiembre de 1356 el ejército inglés al mando del Príncipe Negro obtuvo una nueva gran victoria en Poitiers (centro oeste de Francia). En esa batalla fue capturado el rey francés Juan II, sucesor de Felipe VI desde 1350.

La Paz de Brétigny puso en 1360 fin a esa fase del primer periodo de la guerra. Los términos del tratado fueron favorables a Inglaterra, que se quedó en posesión de amplias zonas del territorio francés. En 1369, Carlos V reinició la guerra. Una fuerza naval de la Corona de Castilla, aliada ésta con Francia, destruyó en 1372 una flota inglesa en el golfo de Vizcaya. Las tropas francesas, que, bajo las órdenes del condestable Bertrand du Guesclin, evitaron enfrentarse a campo abierto con los ingleses, se dedicaron a hostigarles y a cortar sus suministros.

Inglaterra pasó a combatir bajo una serie de circunstancias adversas: perdió a su mejor jefe militar al morir el Príncipe Negro en 1376; además, en 1377 falleció Eduardo III y fue sucedido por su nieto, Ricardo II, que tan sólo contaba con diez años de edad. El poderío bélico de Inglaterra quedó tan debilitado por la falta de un fuerte liderazgo que la táctica de guerrillas empleada por Du Guesclin devolvió a Francia gran parte del territorio entregado a Inglaterra por la Paz de Brétigny. Los enfrentamientos de este primer periodo acabaron en 1386, pero no se firmó una tregua hasta diez años después.

1.3 - Últimas batallas

Esta nueva tregua debía durar 30 años, pero en 1414, el rey inglés Enrique V, aprovechándose de la virulencia de la guerra civil que sufría Francia en ese momento, reiteró la pretensión de la monarquía inglesa al trono francés. El soberano inglés inauguró una nueva etapa en la guerra al invadir el territorio francés en 1415. Francia, debilitada por el conflicto entre los duques de Borgoña y de Orleáns, que se disputaban el control de la regencia que gobernaba el país en nombre del enfermo rey Carlos VI, fue derrotada en Harfleur y el 25 de octubre de ese año en la decisiva batalla de Agincourt. Enrique V, aliado con los duques de Borgoña, conquistó todo el territorio francés al norte del río Loira, incluida la ciudad de París.

El 20 de mayo de 1420 se firmó el Tratado de Troyes, por medio del cual el rey francés Carlos VI se vio obligado a casar a su hija, Catalina de Valois, con Enrique V, de forma que el monarca inglés pasaba a ser su heredero además de regente de Francia. Asimismo, el soberano francés hubo de declarar ilegítimo a su hijo Carlos, el hasta entonces delfín (futuro Carlos VII), y a repudiarle como heredero. Éste rehusó someterse al acuerdo y continuó la guerra contra Inglaterra, cuyo ejército arrojó a sus tropas más allá del Loira e invadió el sur de Francia.

En 1422 murieron el rey inglés Enrique V y el monarca francés Carlos VI. Tras el fallecimiento de este último, su hijo fue proclamado rey de Francia con el nombre de Carlos VII, pero los ingleses reclamaron el trono francés para Enrique VI, el sucesor de Enrique V, que entonces ni siquiera contaba con un año de edad, por lo que su tío, Juan de Lancaster, duque de Bedford, actuaba como su regente en suelo francés. Carlos VII fue reconocido como rey de Francia en los territorios al sur del Loira mientras que Enrique VI controlaba el área situada al norte de este río.

Durante la invasión de la mitad meridional de Francia, que dio comienzo en 1428, el ejército inglés puso sitio a la ciudad de Orleáns, última plaza fuerte que poseían los franceses. El punto de inflexión de toda la guerra de los Cien Años se produjo en 1429, cuando las tropas francesas, al mando de Juana de Arco, levantaron el asedio de Orleáns, derrotaron a los ingleses en la batalla de Patay y les expulsaron hacia el norte. En julio de ese año, Carlos VII fue coronado rey de Francia en la catedral de Reims. Éste reforzó su posición en el trono francés al firmar en 1435 el Tratado de Arras, que no era sino una paz acordada por separado con el duque de Borgoña, Felipe III, aliado de Inglaterra hasta entonces. Al año siguiente, Carlos VII conquistó París a los ingleses.

Desde 1436 hasta 1449 no hubo acción militar alguna. En ese último año, los franceses atacaron a los ingleses en Normandía y en Guyena y recuperaron el primer territorio en 1450 y el segundo al año siguiente. Aunque nunca se firmó un tratado que pusiera fin de forma oficial a la guerra, la contienda cesó por fin en 1453, cuando Inglaterra sólo poseía Calais y algunas pequeñas zonas adyacentes, territorios que conservaría hasta que en 1558 la reina María I Tudor se vio obligada a combatir junto a su esposo, el rey español Felipe II, contra el monarca francés Enrique II. La victoria francesa permitió a éste recuperar la última posesión inglesa en Francia.

La guerra de los Cien Años supuso miles de pérdidas humanas en ambos bandos además de una enorme devastación de los territorios y propiedades en Francia. Tuvo importantes consecuencias políticas y sociales para este país: ayudó a establecer la idea de pertenencia a una nación, acabó con todas las pretensiones inglesas sobre territorios franceses, salvo el mencionado caso de Calais, e hizo posible la creación de unas instituciones de gobierno centralizadas que anunciarían la aparición del absolutismo monárquico.

2 - Orígenes del conflicto

La rivalidad entre Francia e Inglaterra comenzara ya en la batalla de Hastings, en la que el duque francés Guillermo de Normandía se adueñara de Inglaterra (1066). Ahora los normandos eran reyes de una gran nación, y exigirían al rey francés ser tratados en consecuencia. Pero el punto de vista de Francia no era el mismo. Los duques de Normandía siempre habían sido sus vasallos, y el hecho de que hubiesen ascendido de su ducado a un alto trono en un país lejano no tenía por qué cambiar su sumisión tradicional a la corona de París.

2.1 - Primeras escaramuzas

A mediados del S XII, los duques normandos fueron reemplazados por la dinastía Anjou, condes poderosos que poseían grandes territorios en el oeste y sudoeste de Francia. El importante rey Anjou inglés Enrique II era más poderoso que el rey de Francia, porque gobernaba un imperio mucho más rico. A la muerte de Enrique lo sucedió su hijo menor Juan que no fue capaz de mantener los territorios de su padre. El rey de Francia Felipe II lo sometió a un asalto militar y a una gran ofensiva que no pudo rechazar. En 1204, Francia invadió Normandía y se quedó con todas las posesiones inglesas en tierras continentales, a excepción de Burdeos y Guienne, situadas sobre el Loira.

2.2 - El tratado de París

Enrique III (1215 - 1270), ascendido al trono inglés siendo muy pequeño, trajo consigo un periodo de zozobras y temores, que desembocó en el catastrófico tratado de París en 1259. Enrique renunciaba a todas las posesiones de sus antepasados normandos y a todos los derechos que pudieran corresponderle. Esto incluía la pérdida de Normandía, Anjou y todas sus demás posesiones salvo Gascuña y Aquitania, que había heredado por vía materna.Estas dos regiones quedaban sometidas al homenaje, una especie de pago que Enrique otorgaría al rey francés para conservarlas.

- Eduardo I

El hijo de Enrique, Eduardo, no se conformó con esta situación de sometimiento: construyó una base de poder militar y económico muy superior a la de su padre y quiso colocar de nuevo a su corona en una posición de fuerza en el continente. Inició hostilidades contra Francia (que duraron cuatro años, de 1294 a 1298) pero, más dedicado a consolidar su poder en el interior de la propia Inglaterra, no hizo nada más respecto de Francia. Tenía razón: apenas fallecido Eduardo, otro lapso de convulsiones azotó a Inglaterra. Una Escocia fuerte, motivada y organizada, conducida por Roberto de Bruce, la derrotó en varias oportunidades y derrocó y mató al sucesor de Eduardo, Eduardo II.

2.4 - La guerra de San Sardos y Enrique III

Entre 1324 y 1325 se produjo una nueva guerra entre Inglaterra y Francia, conocida por los historiadores como Guerra de San Sardos por el poblado donde tuvieron lugar las principales acciones. La corona inglesa pasó pronto a manos de Enrique III, que era solo un niño, pero a pesar de todo no estaba dispuesto a dejarse vencer con tanta facilidad. El rey de Francia, Carlos IV murió, como sus antecesores, sin dejar heredero varón.
2.5 - La maldición de los Capetos

La muerte de Carlos IV era el fin de la poderosa y prolongada dinastía Capeto. Había sido fundada por Hugo Capeto en 987, y había dado una larga serie de poderosos monarcas que incluía a Luís VI, Luís VII y Luís VIII, todos ellos comandantes en las cruzadas.
Luego de la muerte del rey siguiente, San Luís, orientador y comandante de la cruzada contra los cátaros, la dinastía Capeto tuvo aún otro poderoso rey: Felipe el Hermoso. Con él comenzó la decadencia: Felipe destruyó a la antigua y noble Orden del Temple, llevando al juicio y a la hoguera a muchos de sus dirigentes, en especial a su último Gran Maestre Jacques de Molay.

La tradición cuenta que De Molay, de pie sobre las llamas que lo consumirían, maldijo a Felipe el Hermoso, al Papa y a la familia Capeto, profetizando su pronta extinción y olvido. En efecto, Felipe IV murió en 1314, en el curso del mismo año de la ejecución de los templarios. Tenía tres hijos. El mayor, Luís X (El Obstinado), fue coronado en agosto de 1315 y murió a los pocos meses, mientras su esposa estaba embarazada. El niño recién nacido iba a ser coronado con el nombre de Juan I mas, en razón de su corta edad, recibió con regente al hermano mediano de su padre, Felipe. El pequeño murió siendo un bebé, por lo que se lo conoce como Juan el Póstumo. Así, su tío Felipe debió ser coronado de inmediato bajo el nombre de Felipe V el Largo. Este rey débil y de pocas luces falleció casi inmediatamente. Le sucedió entonces el tercer hijo de Felipe el Hermoso (y por tanto hermano pequeño de Luís X y Felipe V): Carlos Capeto que reinó bajo el nombre de Carlos IV. La supuesta maldición de los templarios terminó de cumplirse el 1 de febrero de 1328 al fallecer este rey sin herederos. En apenas 14 años y luego de cuatro breve reinados, la dinastía de los Capetos se había extinguido.

3 - La Guerra

Los hijos de Felipe el Hermoso tenían una hermana llamada Isabel (la “Loba de Francia”), que era a l sazón la madre de Eduardo III de Inglaterra. El joven rey, de tan solo 16 años pretendió reclamar su derecho al trono de Francia apelando a esta circunstancia. Muertos sus tres tíos sin herederos, y muerto su primo siendo un infante, consideró que la corona francesa debía pasar a su madre y, a través de ella, a su propia testa. Por supuesto que Francia no estaba de acuerdo. Los franceses invocaron la Ley Sálica, que impedía la transmisión de la corona a través de la línea femenina. Par evitar que Inglaterra se devorase a Francia por culpa de un tecnicismo legal, decidieron que la corona recién abandonada por los Capetos pasara al hermano menor de Felipe el Hermoso, Carlos de Valois. Pero corría 1328, y Carlos había muerto tres años antes. De ese modo, correspondió según la teoría francesa coronar al hijo de éste, Felipe de Valois, bajo el nombre real de Felipe VI. Este fue el primer monarca de la dinastía Valois, que se apropió de Francia por un accidente y sin que Eduardo III pudiese hacer nada para evitarlo. Ahora, correspondía que Eduardo rindiera homenaje a Felipe pro sus exiguas posesiones, las pocas que aún conservaba en Francia.

3.1 - Homenajes y refugiados

Como es comprensible, Eduardo no se sentía feliz: no le parecía lógico pagarle a Felipe un homenaje por tierras que habían pertenecido a sus antepasados desde hacía siglos, y además pensaba que él mismo tenía el derecho de su lado para ser soberano de Francia. De este modo, se veía a si mismo como un rey derrocado en Francia al que, además, se le obligaba a pagar tributo al usurpador por el uso de sus propios territorios. La situación no podía durar. Encontró por fin el modo de dañar a Felipe: uno de los parientes del rey francés, Roberto de Artois, se había revelado, y Eduardo lo acogió como a un hermano en su corte inglesa. La reacción de Felipe VI fue drástica: en un golpe de mano rápido y perfecto, invadió y se anexionó la región de Gascuña, propiedad de Eduardo. Eduardo respondió reclamando, por enésima vez, su derecho a ocupar el trono de París.

3.2 - La guerra interminable

Una vez iniciadas las hostilidades (ya en toda regla, no como simples escaramuzas), la suerte de ambos bandos fue fluctuante y pendular. Al principio, los ingleses de Eduardo efectuaron unas muy importantes operaciones terrestres en 1339 y 1340, y obtuvieron además una gran victoria naval en Sluys. Eduardo utilizaba una táctica copiada de sus enemigos (la chevauchée). Atacaba la campiña desprotegida en sitios donde las tropas francesas eran débiles o estaban ausentes, y se adueñaba de ella. De inmediato procedía a matar a los civiles de sexo masculino, incendiaba, saqueaba y robaba las posesiones de los campesinos. Al ser estos parte de una sociedad de tipo feudal, estaba sobreentendido que era responsabilidad y obligación de Felipe de Francia protegerlos contra estos salvajes ejércitos extranjeros. De este modo, además de hacerse con tierras, suministros y prisioneros, Eduardo socavaba la autoridad de Felipe en la mirada de su pueblo campesino. En 1346 los franceses encontraron a Eduardo en Crecy y en 1356 a su hijo (el Príncipe Negro) en Poitiers. Ambos combates concluyeron con sendas y resonantes victorias inglesas. Más tarde ese mismo año, los ingleses se garantizaron una mejor posición de fuerza en las negociaciones posteriores al sorprender y capturar al rey Juan de Francia y a su corte. Prisionero el monarca, los franceses se vieron obligados a contemporizar y firmar el Tratado de Berigio (1360), que cedía a Eduardo III todas sus posesiones originales salvo Normandía.

3.3 El contraataque

Tomando ejemplo del propio Eduardo y su victoria de Sluys, Francia decidió aplicar sus mismas tácticas anfibias y navales. Comenzaron entonces, a partir de 1360, a hacer rápidas y devastadoras incursiones contra la costa meridional de Inglaterra, que culminaron en el saqueo e incendio de Winchelsea. Pronto se aficionaron a este tipo de operaciones, y los ataques anfibios se convertirían en la pesadilla de las guarniciones y población civil inglesas costeras hasta 1401. Descubrieron además que Eduardo comenzaba a hacer regresar sus tropas para defender sus islas , por lo que los campesinos franceses empezaban a ver disminuir las espantosas chevauchées británicas. Así, los pocos ingleses que aún recorrían la campiña francesa se vieron obligados a retroceder progresivamente en medio de las tierras secas y arrasadas que los galos dejaron a sus espaldas. Muchos murieron de hambre y enfermedades y nunca se volvieron lo suficientemente fuertes como parta plantar cara a los defensores de Francia. A pesar de la victoria en su propio país, Francia pagó muy cara la expulsión del invasor en esta etapa de la guerra. Comandaba las acciones el delfín Carlos (más tarde coronado como Carlos V). Su condestable, el ambicioso e inteligente Bertrand du Guesclin, le aconsejó no confrontar, sino recurrir a una política de hostigamiento de las columnas inglesas en retroceso, dejando ante ellas solamente tierra arrasada. Esta prefiguración de la táctica de von Clausewitz implicó, entonces, que los campesinos y civiles franceses vieron sus tierras, antes quemadas por los invasores, nuevamente arrasadas y destruidas (esta vez por sus propios protectores), con el afán de “salvarlas”.

La guerra alcanza su mayor extensión en esta época, al rebasar por primera vez los límites de Francia. Así, en 1367, los ingleses del Príncipe Negro auxilian a Pedro I de Castilla en la batalla de Nájera, mientras que su hermanastro Enrique recibe la ayuda de caballeros franceses dirigidos por el propio Bertrand du Guesclin. La victoria final de Enrique en la Guerra Civil Castellana brindará a Francia un poderoso aliado en el plano naval (cuya hegemonía había correspondido hasta entonces a Inglaterra de forma indiscutida) que destruye la escuadra inglesa en La Rochelle y saquea o incendia numerosos puertos ingleses (Rye, Rotingdean, Lewes, Folkestone, Hastings, Wight…) entre 1377 y 1380, año en el que el almirante castellano Fernando Sánchez de Tovar llega incluso a amenazar Londres. De forma paralela, Du Guesclin protagoniza varias incursiones en Bretaña, cuyo rey se había aliado con Inglaterra.

3.4 - La suerte cambia de bando

Inglaterra quiso, entre 1360 y 1375, reasumir la voz cantante y la iniciativa de una guerra que la estaba devorando, pero la suerte había cambiado de bando y favorecía ahora a los franceses. Los estrategas ingleses Sir Ricardo Knolles en 1360 y Juan de Gante 1363 formaron cuerpos expedicionarios que atacaron el continente, pero fueron masacrados por los defensores franceses. El rey Eduardo había muerto, y su sucesor, Ricardo II de Inglaterra, volvió a sufrir la maldición que había perseguido a todos los reyes niños: tensiones políticas, convulsión social, una fiera lucha por la sucesión o al menos la regencia, todo ello envuelto en el espantoso caos de una guerra internacional que amenazaba con devorarse a Europa entera. Asesinado Ricardo por Enrique de Lancaster en 1399, los vientos de guerra rotaron 180º una vez más. Hacía una generación entera que Inglaterra solo sufría derrotas frente a Francia, pero, de pronto, los desembarcos en las islas comenzaron a ser rechazados y los ingleses invadieron Francia con moderado éxito en tres oportunidades: en 1405, 1410 y 1412. Enrique de Lancaster fue coronado como Enrique IV de Inglaterra luego del derrocamiento de Ricardo II, y sería su hijo, Enrique V, el encargado de llevar la guerra nuevamente al corazón de Francia.

3.5 - Enrique V

Nombrado caballero dos veces, Enrique se mostró desde muy joven como un jefe confiable, decidido, experto en táctica y organización logística y muy frío y racional. Si se considera que los estrategas franceses estaban comandados por un rey inestable, (Carlos V), de escasa personalidad, enfermo, desorganizado y propenso a frecuentes ataques de demencia, es fácil comprender las ventajas de que gozaron las tropas de Enrique.

Los nobles franceses se habían dividido en dos facciones que disputaban entre sí y acorralaban a Carlos: los de Armañac y los de Borgoña. Las virtudes de Enrique como general y gobernante así como esta división interna de los franceses llevarían a estos últimos al desastre de 1415. A la edad de 12 años (en 1399), el futuro Enrique V fue nombrado caballero por primera vez en un campo de batalla irlandés por Ricardo II, que lo había tomado como rehén para garantizar el buen comportamiento del padre de Enrique. El solo hecho de que un rey rival de su familia (que sería asesinado por su padre) lo armase caballero en un campo de batalla y con solo doce años, demuestra a las claras el coraje y la bravura que el joven Enrique evidenció desde muy niño.

Más tarde, ejecutado el crimen y un día antes de la coronación de Enrique IV, el nuevo monarca llamó a su hijo (que al día siguiente se convertiría en príncipe de Gales) y lo nombró caballero por segunda vez. Este joven brillante conduciría la guerra en Francia.

3.6 - Enrique contra Escocia y Gales

Ya en su vida de su padre, Enrique debió hacerse cargo de difíciles operaciones militares. En 1400 prestó servicio contra los escoceses y algunos meses después se le ordenó desbaratar la rebelión de Owain Glendwr, un noble galés que se atribuía el derecho a ser Príncipe de Gales. Fue estudiando a los enemigos galeses (en 1402) cuando Enrique aprendió a utilizar las tácticas guerrilleras que tan rendidos servicios le prestarían más tarde. Estaba, además, bajo la supervisión de sus dos maestros de estrategia, genios militares ambos: Harry Hotspur y Tomás Percy, conde de Worcester, parientes entre sí. Durante ese mismo año y el siguiente Enrique se vería forzado a enfrentar a los dos en combate, y se demostraría capaz de vencerlos. En 1403 los dos maestros traicionaron al Joven Enrique y a su real padre y se aliaron con Glendwr. En una épica marcha forzada, Enrique consiguió evitar que Hotspur y Percy unieran sus tropas con las del galés y los derrotó en Shrewbury. El príncipe en persona comandó el ala izquierda de su ataque en aquella oportunidad. Shrewbury fue su verdadero bautismo de fuego (donde murió su mentor Hotspur) y también su bautismo de sangre, ya que Enrique recibió una flecha en pleno rostro. Sin embargo, siguió luchando hasta el fin del combate con el astil sobresaliéndole de la cara. La guerra contra Gales duró todavía cinco años más, pero el joven no participaría en ninguna otra batalla. Los combates de campo no eran comunes en esos tiempos, y las guerras se desarrollaban principalmente en base a sitios de ciudades, asedios de castillos y saqueos de zonas productivas habitadas solo por la población civil.

3.7 - Enrique V, coronado

Enrique IV falleció en 1413, dejando el trono a su muy capaz primogénito. Así llegó al trono Enrique V de 26 años, veterano de dos campañas internas, herido en acción, experto en táctica, alumno de los mejores maestros e inteligente a un grado extremo. El nuevo rey comprendió de inmediato que, derrotados los enemigos Escocia y Gales, tenía que volver su atención hacia Francia de inmediato, o Inglaterra sería aplastada. Rodeándose de hombres adictos y capaces, se dispuso entonces a hacer la guerra en pleno territorio del rey francés.

4 - Agincourt

Apenas coronado, Enrique intentó, pese a todo, evitar la guerra con Carlos VI. Le ofreció casarse con la hija de aquél y tratar de resolver el problema de las posesiones inglesas en Francia sin derramamiento de sangre. Mientras negociaban, ambos monarcas amasaban grandes ejércitos en previsión de una traición o rotura de las conversaciones que condujera a un conflicto armado. Las tentativas de paz se rompieron por fin en la primavera de 1415 y Enrique decidió ejecutar su plan: una invasión en toda regla del reino francés.

Su ejército comprendía 8000 caballeros, 2500 soldados de otras categorías, 200 artilleros especialistas, 1000 hombres de servicios y apoyo y 10000 caballos. Para cruzar el Canal de la Mancha se necesitó una gran flota de 1500 barcos que Enrique había mandado construir, confiscar o comprar. Los ingleses salieron de Southampton el 11 de julio y desembarcaron en el estuario del Sena dos días más tarde.

Luego de poner sitio y conquistar Harfleur, Enrique marchó hacia Calais, partiendo de la primera ciudad el 8 de octubre, con su ejército debilitado por una grave epidemia de disentería. Pero los franceses no estaban ociosos: el anciano mariscal francés Duque de Berry recibió la orden de interceptar a Enrique mientras las tropas de Carlos VI se establecían en St. Denis y las del mariscal Boucicault se preparaban en Caudebec, 48 km. al este de Harfleur. Por el otro lado, el condestable Carlos d'Albret vigilaba el estuario del Sena. Los ingleses, que deseaban cruzar el Somme, descubrieron con horror que estaban quedándose sin alimentos, por lo que Enrique decidió torcer hacia Pont St. Remy y hacer noche frente Amiens. El día 21 de octubre los ingleses se pusieron en marcha hacia la pequeña aldea de Agincourt, donde se enfrentaron con el grueso del ejército francés en la madrugada del 25 de octubre de 1415. La batalla, trascendental para la Guerra de los Cien Años, se desarrolló en tres fases:

Fase I

- Los ingleses avanzan, atravesando la tierra de nadie de 1 km. que los separa de los franceses. Los arqueros ingleses lanzan una lluvia de flechas sobre las posiciones francesas.
- Los ballesteros franceses responden al ataque. La caballería ataca por ambos flancos, pero muchos caballeros no llegan a tiempo a ocupar sus posiciones. Las monturas chocan contra las estacas que los arqueros ingleses han colocado para protegerse, arrojando al suelo a sus jinetes, que son masacrados.

Fase II
- Derrotada su caballería, la infantería de Carlos intenta asaltar el centro inglés.
- Los arqueros ingleses reaccionan canalizando al enemigo hacia donde se encuentran las unidades más fuertes de la infantería propia: los franceses caen en la trampa.
- En la melée de infantería, los arqueros ingleses matan a muchísimos franceses, disparándoles a corta distancia.
 - En medio del intenso combate, Enrique V recibe un golpe de matanza en el casco, que abolla el acero y le arranca los adornos. De no haberlo llevado colocado, hubiese perdido la vida.
- Los infantes y caballeros ingleses se mueven con mayor rapidez que los franceses, impedidos por sus pesadas armaduras. Los franceses se convierten en víctimas fáciles y tienen que retroceder.

Fase III

- Luego de media hora de combate, la victoria inglesa es total. Los de Enrique poseen ahora muchos prisioneros, y calculan los rescates que recibirán.
A primera hora de la tarde, sin embargo, al recibir noticias de que su campamento había sido atacado, Enrique ordena la matanza de todos los prisioneros, que son asesinados por sus guardianes.

4.1 - Un éxito inútil

La increíble victoria de Enrique contra un enemigo que lo duplicaba en número no pudo, sin embargo, ser aprovechada por el rey inglés. Enrique no tenía alimentos para continuar la campaña inmediatamente por lo que retrocedió hasta Calais para embarcarse a Inglaterra. Las tropas desembarcaron en Dover el 16 de noviembre. De haber podido continuar hasta París y autocoronarse rey, es probable que la Guerra de los Cien Años hubiese terminado antes del fin del invierno. Sin embargo, continuaría 38 años más.

En 1420, el vencido Carlos VI se vio obligado a aceptar el Tratado de Troyes, que deshacía los términos del tratado de París, casaba a Enrique V con la hija de Carlos y reconocía al rey inglés como heredero al trono francés tras la muerte del rey.

5 - Últimas acciones

Desplazado de este modo de la línea sucesoria el delfín Carlos, hijo de Carlos IV, todos creyeron que Enrique V legaría ambos tronos a su hijo Enrique, que tenía a la sazón unos pocos meses. Pero por una ironía de la historia, Enrique V murió inesperadamente en 1422, antes que Carlos IV. Dos meses más tarde lo siguió a la tumba el rey de Francia. Los hechos se precipitaron entonces. Incumpliendo el Tratado de Troyes, Francia decidió coronar al delfín Carlos en lugar de al niño Enrique VII como estaba pactado.

5.1 - Otra vez, la guerra

La respuesta inglesa fue coronar al bebé como rey de Inglaterra y de Francia. Decidiendo eliminar al rey Carlos VII, al que la teoría inglesa consideraba un usurpador, invadieron nuevamente Francia y pusieron sitio a Orleáns, última ciudad del reino que permanecía fiel al atrapado rey francés. Todo parecía indicar que Carlos VII tendría que ceder a las pretensiones del rey-niño de Inglaterra. Sin embargo, la historia de la Guerra de los Cien Años daría aquí (1428) un inesperado giro, de la mano de una ignota muchacha campesina.

 5.2 - La doncella de Orleáns

Una joven iletrada nacida en Domrémy, llamada Juana de Arco, creía haber sido elegida por Dios para librar a su país de los persistentes ingleses. Con menos de veinte años consiguió reunir a un grupo de soldados y librar en 1429 a Orleáns del asedio británico.
La victoria de Juana motivó y concienció a soldados y campesinos franceses y les mostró un camino a seguir y una jefa a quien imitar. A este triunfo de la Doncella de Orleáns siguieron otros, como los de Troyes, Chálons y Reims, donde Carlos VII fue formalmente coronado.

A partir de este punto, la campaña militar de Juana comenzó a caer en una espiral descendente: fue derrotada en París y Compiègne y finalmente, cayendo en desgracia, fue capturada en 1430 por el duque de Borgoña, Felipe.

Los jefes militares franceses, envidiosos del éxito de la niña habían estado conspirando a sus espaldas. Temían el ascendiente que Juana estaba tomando sobre el rey Carlos y, sobre todo, les aterrorizaba el hecho de que la intervención divina estaba convirtiendo la Guerra de los Cien Años en una lucha nacional y popular. Entregada a los ingleses, fue procesada por la Inquisición bajo la acusación de hechicería, condenada a muerte y ejecutada en la hoguera de Rouen en 1431.

5.3 - Francia se hace más fuerte

La situación se volvía complicada. Francia tenía ahora dos reyes. Coronado Carlos VII en Reims, los ingleses coronaron en París a su propio rey, Enrique VI, apoyado solamente por Felipe de Borgoña. Con inteligencia, los franceses partidarios de Carlos llegaron a un acuerdo con Felipe, remarcando aún más el aislamiento en que se encontraba Enrique. Este episodio sucedió en 1435 y se conoce como Paz de Arras. Inglaterra necesitaba imponerse a Borgoña como aliado militar. Falta de él, los carlistas atacaron y ocuparon París al año siguiente. Como precaución en caso de que el conflicto se prolongara, Carlos VII aprendió de los errores de su antecesor y, reestructurando profundamente al ejército francés, logró dotar a la corona por primera vez en la historia de un ejército permanente. Francia lograba así una fuerza militar profesional, entrenada, preparada siempre para entrar en acción y aguerrida. Como es lógico, la reforma militar no tendría éxito si no se acompañaba de profundos cambios en la economía, la infraestructura, las finanzas y la sociedad. Habiendo reconstruido las finanzas del reino, Carlos mandó construir un impresionante conjunto de fortificaciones militares, canalizaciones hidráulicas, puertos seguros y una mejor base de poder para sí mismo.

5.4 - Luchas intestinas en Francia

Los ingleses no eran el único problema de Carlos VII: el hambre y las pestes venían persiguiendo a su dinastía desde el principio. El comienzo del S. XIV había encontrado a toda Europa sumida en una profunda crisis económica. Esta crisis se había ensañado especialmente con Francia y afectaba en especial a la producción agrícola, las fábricas industriales y el comercio, que en el S. XIII habían sido los más importantes de Europa. Ahora, tras los centenarios saqueos e incendios provocados por los invasores, Francia pasaba mucha hambre y la peste volvió a aparecer. Así, los nobles de la Casa de Anjou, viendo que el monarca pretendía proseguir la guerra hasta las últimas consecuencias, comenzaron a conspirar contra él y convencieron a su hijo Luís de que se plegara a la conjura. Carlos consiguió sortear el peligro que amenazaba aislarlo y dejarlo sin poder. Para acrecentarlo, estableció una ventajosa alianza con Suiza y con varios reinos de Alemania. A pesar del respiro que este apoya le dio, era consciente de que continuaba gobernando un país inestable, muerto de hambre, que ya casi no producía cereales, cercado por la peste y con la presente espada de Damocles representada por su poderoso vecino inglés que en cualquier momento podía decidir invadirlo y atacar de nuevo.

5.5 - Los problemas de Inglaterra

Su enemigo no se encontraba en mejor forma. De la victoria de Agincourt pasaran a la derrota en París. Enrique VI era aún menor de edad, y enfrentaba los mismos problemas que Carlos: luchas, recelos y rivalidades entre los nobles y príncipes reales de su casa. Buscando descomprimir la situación internacional, el jovencito solicitó y obtuvo la mano de Margarita de Anjou, sobrina de su rival Carlos VII, con la que se casó en 1444. Una vez casados, la posibilidad de una paz de compromiso basada en los lazos familiares se veía cercana. Sin embargo, de las dos facciones en que se habían dividido los ingleses, una estaba a favor de la paz pero la otra a favor de la guerra. Par colmo de la desgracia inglesa, Enrique VI comenzó a seguir los pasos de Carlos VI, el enemigo de su padre. Poco a poco comenzó a evidenciar síntomas de locura, que pronto se convirtieron en una clara, permanente e incapacitante demencia.

5.6 - El fin de la guerra y la victoria de Francia

Las reformas y mejoras realizadas por Carlos VII rindieron sus frutos: lentamente la presión francesa comenzó a hacer retroceder al enemigo y fue poniendo sitio y reconquistando todas las posesiones inglesas en tierra francesa. Si el apoya de Borgoña, los ingleses debieron de entregar Normandía en 1450 y Aquitania en 1453. Para ese año la única posesión inglesa en el continente fue Calais. Una vez desaparecidos los motivos del conflicto, la guerra terminó silenciosamente sin ni siquiera firmar un tratado que certificara la paz nunca alcanzada en más se un siglo.

6 - Las consecuencias

Enfermo Enrique VI, Inglaterra quedó en manos de Somerset y York, enemigos enfrentados ideológicamente. Guiados por intereses personales, no se preocuparon por consolidar la paz sino que embarcaron a su país en una guerra civil dinástica. En Francia, la monarquía y el absolutismo fueron consolidados por Luís XI, hijo de Carlos VII. Luego de grandes conquistas, la Casa de Valois se extinguió igual que la de los Capetos. Estas caídas empezaron a ponerle fin a los estados feudales y comenzaron la Europa Moderna.

7 - Principales batallas de la Guerra de los Cien Años

- Batalla de Sluys (victoria inglesa)
- Batalla de Crecy (victoria inglesa decisiva)
- Sitio de Calais (victoria inglesa decisiva)
- Batalla de Saintes (victoria inglesa)
- Batalla de Ardres (victoria francesa)
- Combate de los Treinta (victoria francesa)
- Batalla de Poitiers (victoria inglesa decisiva)
- Batalla de Auray (victoria inglesa)
- Batalla de Nájera (victoria anglocastellana)
- Batalla de Montiel (victoria francocastellana)
- Batalla de Agincourt (victoria inglesa crucial)
- Batalla de los Arenques (victoria inglesa)
- Batalla de Jargeau (victoria francesa)
- Batalla de Beaugency (victoria francesa)
- Batalla de Patay (victoria francesa)
- Batalla de Castillón (última batalla de la guerra, victoria francesa final)
- Campaña del Loira

GUERRA CIVIL IMPERIO ALEMÁN Y PENÍNSULA ITALIANA

Fue muy importante la situación de una guerra civil permanente que existió en el s-XIV tanto en el Imperio Alemán como en la Península Italiana.
Esa situación de guerra civil fue provocada por una serie de aspectos que en muchas ocasiones estaban interrelacionados ente sí.

IMPERIO ALEMÁN

Fueron importantes las disputas entre los grandes señores feudales y los príncipes alemanes que normalmente se enfrentaban al Emperador tratando de que favoreciera a unos o a otros y estaban constantemente disputando entre sí procurando cada uno de ellos aumentar sus dominios a costa de los vecinos, esto se unió a otro problema consecuencia de la crisis, pues con el descenso de población los señores feudales dejaron de percibir muchas rentas al haber menos campesinos que pagasen y una forma de reaccionar de  los feudales fue tratar de aumentar sus posesiones a costa de sus señores, y al estar constantemente en disputas el Emperador intervenía para mediar en esos conflictos.
Además, surgieron enfrentamientos entre GÜELFOS y  GIBELINOS, la palabra güelfos hace referencia a los partidarios del Papa y el término gibelino hace referencia a los partidarios del  Emperador, pues los Papas y los Emperadores estaban enfrentados entre sí.

Los Papas consideran que el poder espiritual tiene que estar por encima del poder temporal, y los Emperadores defienden la idea contraria que el poder temporal está por encima del poder espiritual, y lo que estaba en juego era determinar quién tenía la supremacía y por ello debe estar al frente de toda la cristiandad, el Papa considera que debe ser el poder espiritual el que debe estar al frente de la cristiandad y el Emperador que el poder político debe estar por encima del poder eclesiástico.

Cada uno de ellos tenía sus partidarios siendo un enfrentamiento continuo y los alemanes por llevar la contraria al Emperador se ponen de parte del Papa en el partido de los güelfos.
Se podían encontrar ciudades de la Península Italiana que querían librarse de la intervención del Papa poniéndose de lado del Emperador, por lo que todos los conflictos estaban interrelacionados.

A esos conflictos había que sumar los conflictos entre las ciudades estado italianas, sobre todo las del Norte de Italia que se habían independizado y se gobiernan en algunos aspectos de forma autónoma, unas con forma de república, o un gobierno despótico, algunas tenían aspecto de república pero en la práctica estaban bajo el poder de un gobernante controlador, pero aspiraban a no estar bajo el control ni del Emperador ni del Papa, y a la hora de librarse ya a la vez estaban enfrentados entre sí por disputas comerciales, pues Milán, Venecia, Florencia, etc. estaban continuamente disputando por controlar el comercio, y a la vez queriendo librar del Papa se unían al Emperador  y otras veces  quería librarse del Emperador y se unían al Papa.

Todos esos conflictos y enfrentamientos estaban entre mezclados existiendo casi una situación de guerra civil permanente tanto en el Imperio Alemán como en la Península Italiana.

A todos esos conflictos se le unen la Expansión de la Corona de Aragón por el ámbito Mediterráneo que se había iniciado cuando comenzó la Reconquista en la Península Ibérica mediante el tratado de Cazola que había dejado para Aragón solamente la zona de Levante hasta el Biar en Alicante y una vez que conquistaron eso buscaron nuevas zonas de expansión por el Mediterráneo, Sicilia, Cerdeña, Nápoles, Córcega, y en ese proceso expansivo entran en conflicto con un enfrentamiento con los franceses y con los italianos, creando guerras en las posesiones de la corona de Aragón que se prolonga hasta la Edad Moderna en la época de Carlos I, Felipe II, etc.

En el ámbito Hispánico se generaron guerras en la Península Ibérica, principalmente tres:

LA GUERRA DE LOS DOS PEDROS

En esta guerra se enfrentaron Pedro I de Castilla y Pedro IV de Aragón, que al principio se enfrentaron por el control de Murcia que era la zona que le había correspondido conquistar a Castilla y aunque Aragón se buscase otro ámbito de expansión en ocasiones querían interferir y ocupar otros territorios en la Península Ibérica y hubo un conflicto por Murcia que era de Castilla, pero Pedro IV de Aragón se la quería arrebatara Pedro I de Castilla.
En esta guerra de los Pedros estaba entremezclada con la Guerra de los cien años, pues Pedro IV de Aragón apoyaba a Francia y Pedro I de Castilla apoyaba a Inglaterra, y era otro problema al relacionarse con otros conflictos al estar interrelacionados unos con otros al no ser guerras aisladas, sino que se están “globalizando” muchos de los conflictos por estar mezclados unos con otros.

A mediados del siglo XIV la Corona de Aragón y Castilla libraron una dura guerra que acabó siendo conocida como la Guerra de los Dos Pedros, debido a que en ambos reinos gobernaban monarcas con dicho nombre: Pedro IV “el Ceremonioso” de Aragón y Pedro I “el Cruel” –o “el Justiciero”, según la corriente historiográfica a la que acudamos- de Castilla. Esta fue una guerra muy compleja, con multitud de factores que supusieron su comienzo y con distintos participantes y variantes, pues tomó tintes de guerra entre dos estados, pero también de guerra civil en Castilla. Además fue un teatro de operaciones entre Francia e Inglaterra, que ya en esos años andaban enfrascados en la famosa Guerra de los Cien Años.

Poco tratamiento le ha hecho la historiografía a este conflicto castellano-aragonés, sobre todo si tenemos en cuenta la trascendencia histórica que acabó teniendo. Y aunque no la tuvo desde el punto de vista territorial, sí en el devenir histórico de ambos reinos. Esta guerra sería el escenario en el que se produjo la caída de la vieja dinastía castellana que se remontaba al siglo XI y a los descendientes de Sancho III “el Mayor” de Navarra, y la irrupción de una nueva casa, la de Trastámara, que apenas cincuenta años más tarde también irrumpiría en la Corona de Aragón. Esto facilitó a finales del siglo XV la unión dinástica entre Aragón y Castilla con los Reyes Católicos, que con el tiempo acabarían conformando las bases de lo que hoy es España. Casi nada, ¿no?

LAS CAUSAS DE LA GUERRA

Las causas del conflicto son muchas y muy variadas, y algunas de ellas vienen de muchas décadas atrás en el tiempo. Tradicionales eran las disputas entre ambos reinos por el dominio de la región de Murcia y Alicante. Ambos mantenían que este territorio les pertenecía, y desde la segunda mitad del siglo XII ya existen varios tratados del reparto de conquista de esta zona.

A finales del siglo XIII, Jaime II de Aragón inicia una contienda contra Castilla para conquistar Murcia, y además aprovecha las intrigas sucesorias dentro del reino vecino para apoyar a Alfonso de la Cerda, nieto del famoso Alfonso X “el Sabio” y que le disputaba el trono a un joven Fernando IV de Castilla en una encarnizada guerra civil. La Corona de Aragón, para lograr sus objetivos en Murcia, participó en una gran coalición junto a Portugal e incluso al Reino musulmán de Granada, teniendo como gran objetivo lograr separar de nuevo las coronas de Castilla y de León en dos estados, debilitando así a los castellanos, que desde la segunda mitad del siglo XIII se habían convertido en la gran potencia dominadora en la península.

No se logró tal objetivo ni tampoco conquistar Murcia, pero sí que se anexionó toda la zona de Alicante, que de entonces en adelante se incluyó dentro del Reino de Valencia y de la Corona de Aragón.

Estos apoyos de Aragón a Alfonso de la Cerda en la guerra civil –que no fructificaron- y la conquista de Alicante dejaron un poso de gran enemistad entre ambos reinos a comienzos del siglo XIV.

La intervención en la política interna del reino vecino por ambas partes no terminó ahí. Más adelante nos encontramos a Fernando de Aragón, hijo de Alfonso IV de la Corona de Aragón, liderando una rebelión de las noblezas aragonesa y valenciana contra su hermanastro Pedro IV “el Ceremonioso”. Fernando buscaba destronar a este y ocupar el trono aragonés. Al ser derrotado en la Batalla de Épila –1348-, pasó a refugiarse a Castilla en la corte de Alfonso XI, recibiendo desde entonces apoyo castellano y luchando junto a Alfonso XI primero, y junto a Pedro I “el Cruel” después, contra el monarca de Aragón. Este apoyo castellano a un opositor del rey aragonés acabaría convirtiéndose en una de las causas principales del comienzo de la Guerra de los Dos Pedros, al producirse un clima muy inestable y de constante desconfianza entre ambas coronas.

Al llegar Pedro I al trono de Castilla, pronto se hicieron patentes los deseos del monarca de tratar de recuperar Alicante y de ganar otras plazas a costa de la Corona de Aragón, y así lo demuestra la numerosa documentación de la época, en la que queda patente que Pedro IV comienza a destinar importantes partidas económicas dirigidas a reforzar las fortificaciones de las plazas más fronterizas, como es el caso del complejo sistema defensivo de Calatayud o también el de Daroca.

A todo esto se unió la inestabilidad interna dentro de Castilla a la muerte de Alfonso XI en 1350 y su sucesión por Pedro I. Este era el único hijo varón dentro del matrimonio del rey, pero Alfonso XI mantuvo una larga relación ilegítima con Leonor de Guzmán, que le dio nada menos que diez hijos. Alfonso XI trató de dejar a estos bien provistos, cargándolos de títulos y señoríos, y uniéndolos por matrimonio a algunos de los linajes nobiliarios más importantes del reino. Pero esta política, en lugar de asentar el poder del trono sobre la nobleza, provocó exactamente lo contrario. Los hermanastros de Pedro se convirtieron en una poderosa amenaza, y el mayor, Enrique, conde de Trastámara, fue el que mejor jugó sus bazas para ir aglutinando un partido opositor a Pedro I. Pero a esto ayudó la actitud del propio rey castellano, tachado de tirano por la historiografía. Siguió los pasos de su padre, manteniendo una relación ilegítima. Cuando por fin se casó, con Blanca de Borbón, apenas unos días después de la boda la abandonó y la mandó encerrar, convirtiéndose esta situación en una de las principales bazas de los “trastamaristas” contra Pedro y su política. Así se llegó a una rebelión abierta de Enrique contra su regio hermanastro en 1354, y aunque logró bastante éxito en sus primeros meses, finalmente fue derrotado, y Enrique acabó exiliándose en Francia a principios de 1356, mientras que otros nobles rebeldes decidieron huir a la Corona de Aragón, siendo acogidos por Pedro IV “el Ceremonioso”. El rey de Castilla siempre echó en cara al “Ceremonioso” el cobijo que dio a sus opositores, además de haber hecho caso omiso a sus peticiones de ayuda contra la nobleza levantisca. Las bases de la guerra entre Aragón y Castilla estaban servidas, y tan sólo hacía falta un detonante.

PRIMERA FASE DEL CONFLICTO (1356-1361)

El casus belli acabó siendo un incidente que casi podía calificarse como menor, pero que sirvió perfectamente a ambos bandos como excusa. En 1356, una escuadra de la Corona de Aragón apresa junto al puerto de Sanlúcar de Barrameda –Cádiz- unos barcos de Piacenza, aliada de la República de Génova, la más encarnizada enemiga comercial de la Corona de Aragón y contra la que desde hacía unas décadas antes se estaba luchando por el control de Cerdeña y Córcega.
El propio Pedro I de Castilla presenció los hechos, pues dicen las crónicas que ese día se encontraba en el puerto atendiendo a una demostración de la pesca del atún. Castilla adujo que esto era un acto delictivo, pues las embarcaciones piacentinas se encontraban en un puerto castellano y bajo la protección de su rey. Ante esto se decidió embargar los bienes que tuvieron en su reino todos los comerciantes de la Corona de Aragón, que eran en su mayoría catalanes, y lanzó un ultimátum a su homónimo aragonés, comenzando así el conflicto.

La Guerra de los Dos Pedros, como buen episodio bélico medieval, aunque se establece su duración entre 1356 y 1367, realmente no duró todos esos años, sino que tuvo varios episodios de enfrentamientos separados por treguas y negociaciones de paz que fueron fracasando. La tónica general de la guerra fue de superioridad castellana, pues poseían de mayores medios tanto humanos como económicos. Sin embargo, Pedro IV supo usar perfectamente su ingenio diplomático, compensando con ello las diferentes situaciones de desventaja que se le fueron presentando, llegando incluso a mantener cierto equilibrio en esta primera fase.

El primer golpe de esta fase de la guerra lo dio Castilla, que en septiembre de 1356 conquistó Alicante, aunque su dominio duró poco tiempo, pues una rebelión de sus habitantes expulsó a la guarnición castellana. La tónica general durante toda la guerra para la Corona de Aragón fue la gran dificultad para realizar levas de hombres y para lograr financiar al ejército. Pero como ya hemos comentado, Pedro IV se valió siempre de su ingenio. Para empezar, trató de provocar una rebelión interna en Andalucía, aunque fracasó. Por otro lado, el rey aragonés contactó con Enrique de Trastámara, exiliado en Francia desde comienzos de 1356. En noviembre, este cruzó los Pirineos y entró en Aragón, firmando poco después el Tratado de Pina, por el cual se le otorgaban diferentes señoríos en la Corona de Aragón a cambio de que jurase vasallaje a Pedro IV y que pusiera bajo las órdenes de este a todas las fuerzas castellanas opositoras a Pedro I. Este fue el comienzo de la colaboración entre Enrique de Trastámara con la corona aragonesa, y el germen del apoyo a sus aspiraciones al trono castellano.

El rey castellano reaccionó y trató de poner de nuevo a su servicio al infante Fernando, quien todavía seguía anhelando arrebatar el trono de Aragón a su hermanastro Pedro IV. Apoyó de nuevo en sus pretensiones a Fernando para que este resucitara los rescoldos de la rebelión de la nobleza valenciana de la década anterior, pero sus esfuerzos fueron en vano.

Castilla siguió teniendo la iniciativa, y en marzo de 1357 lanzó una ofensiva en la que logró tomar la estratégica Tarazona, la cual protegía la entrada al valle del Ebro y por lo tanto dejaba casi vía libre hacia Zaragoza, aunque de nuevo la conquista castellana fue efímera. No se lograba abrir brecha en las defensas de uno y otro bando, y acto seguido comenzó la primera tregua y las conversaciones de paz, impulsadas por el legado del Papa, quien mantuvo un activo papel durante todo el conflicto para conseguir la paz entre los dos principales estados de la península. Pedro de Castilla aprovechó la tregua para ir preparando una ofensiva naval contra Aragón. Pero no se limitó sólo a los preparativos militares. Pedro acabó por ganarse, si no lo había hecho ya, el apelativo que le pondrían en el futuro de “el Cruel”. A lo largo de 1358 se dedicó a realizar una serie de purgas al más puro estilo estalinista, incluso contra su propia familia. Mando asesinar a su hermanastro Fadrique, maestre nada menos que de la Orden militar de Santiago y hermano de Enrique de Trastámara. También ordenó la ejecución de su primo, el infante Juan de Aragón, y meses más tarde a su tía Leonor, madre del infante Fernando de Aragón. El monarca castellano hizo sin duda gala de la manía persecutoria que sufría, según cuentan las crónicas, pues pensaba que en cualquier momento todos sus familiares acabarían por traicionarle. De un plumazo se granjeó la sed de venganza de Enrique de Trastámara, pero también del infante Fernando, quien durante años había sido uno de sus más firmes apoyos. Además, estos sucesos hicieron que aquellos que por ahora se mantuvieron fieles a su causa lo hicieran más por temor que por verdadera lealtad. Por no hablar de la leyenda negra que los “trastamaristas” siguieron urdieron contra él. El propio Pedro IV de Aragón aprovechó para congraciarse con su hermanastro Fernando, con lo que ganaba otro apoyo mientras el rey castellano lo perdía para su causa.
A mediados del año 1358 Castilla rompió finalmente la débil tregua y lanzó una potente ofensiva, esta vez con la alianza de Portugal, lo que comenzó a internacionalizar el conflicto. Primero, las tropas castellanas realizaron varios ataques, tanto en el Reino de Valencia como en la frontera aragonesa en la zona de Calatayud, aunque apenas lograron éxitos.

A la vez, Pedro I lanzó una importante escuadra naval que llevaba preparando durante todo el año anterior contra las costas valencianas, pero tras alguna pequeña victoria una fuerte tormenta provocó que buena parte de las naves embarrancaran, provocando el fracaso de la expedición. Pero no se dio por vencido y preparó una nueva flota en las atarazanas de Sevilla y en las de los puertos cantábricos, con la que en abril de 1359 volvieron a atacar a la Corona de Aragón. Más de cien naves, incluidas algunas portuguesas, se hicieron a la mar con el ambicioso objetivo de tomar nada menos que Barcelona. Pero la expedición, tras llegar ante la ciudad condal, apenas se limitó a hacer una demostración de fuerza, pues no pudo desembarcar. Se intentó más tarde desembarcar en Ibiza, pero de nuevo no se logró nada, y la flota castellana se retiró sin siquiera entablar combate con la aragonesa. La campaña naval se podría considerar como un fracaso militar importante, pero sin embargo supuso un hito, pues por primera vez una flota castellana de tal envergadura llegaba al Mediterráneo, con lo que Castilla comenzó a tomar consciencia de su propio poderío en el mar y las posibilidades que esto le abría.

En septiembre de 1359 entra por fin en acción Enrique de Trastámara, que hasta entonces apenas había participado. Por iniciativa propia organizó su propia expedición contra su hermanastro Pedro I, pagándola de su propio bolsillo. A finales del verano, se adentra en territorio castellano, y el día 22 de septiembre se produce la Batalla de Araviana –Soria-, siendo el primer enfrentamiento campal de dos grandes ejércitos en la guerra. Enrique de Trastámara logró aquí una muy importante victoria, provocando unas 300 bajas en el bando castellano, además de la defección de algunos de los líderes de su ejército, que temían las represalias de Pedro I “el Cruel” por haber sido derrotados.

Aprovechando este éxito, Enrique quiso seguir aumentando su prestigio. Se da la circunstancia de que tras la reconciliación del infante Fernando con su hermanastro Pedro IV de Aragón, el infante se estaba convirtiendo con la ayuda del rey aragonés en una figura aglutinante de los castellanos refugiados en la corona aragonesa que se oponían a Pedro de Castilla. Esto no podía permitirlo Enrique, pues sus aspiraciones al trono castellano podían verse cortadas por Fernando.

Enrique comandó una nueva expedición en territorio castellano, esta vez ya al mando de las tropas aragonesas, y que acabó con la primera Batalla de Nájera –La Rioja– en abril de 1360. En las cercanías del río Najerilla, ambos hermanastros, Pedro I y Enrique se encontraron frente a frente, pero esta vez fue Pedro quien se llevó la victoria. A duras penas logró salvarse Enrique, que se pudo refugiar en Nájera en el último momento. Pero Pedro, en lugar de asediar la ciudad y aniquilar a sus enemigos, decidió marcharse y dejar escapar a su hermanastro. Craso error, como veremos más adelante.


Sin embargo, Pedro I sí que logra algunos éxitos diplomáticos para su causa. Refuerza su alianza con Portugal, pero además firma un tratado de alianza con Inglaterra, el cual llevaba negociando desde el año anterior. Pero no una Inglaterra cualquiera, sino la que está a punto de firmar con Francia la Paz de Bretigny, una de las treguas dentro de la Guerra de los Cien Años, y con la que Inglaterra se hizo dueña de prácticamente un tercio de territorio francés. El ejército inglés era por aquél entonces el mejor y más preparado de Europa, y esta alianza internacionalizó aún más el conflicto entre Aragón y Castilla, convirtiéndose la Guerra de los Dos Pedros en un escenario más de la guerra anglo-francesa. El ejército castellano por fin se decide a avanzar tras su victoria en Nájera, y logra tomar varios pueblos y castillos estratégicos en los valles del Ribota y el Manubles –Calatayud-.

Ante tal desequilibrio de fuerzas, a Pedro IV le interesaba llegar a una tregua. Para ello, trató de favorecer un acercamiento al rey castellano, por lo que nombró al infante Fernando como líder del partido de los exiliados castellanos, relegando a Enrique de Trastámara. La suerte quiso además que se produjera en ese momento un golpe de Estado en el Reino de Granada, cuyo nuevo rey, Muhammad VI, decidió romper la alianza con Castilla y acercarse a la Corona de Aragón. A Pedro I no le interesaba ahora tener que enfrentarse a una guerra en dos frentes, contra Aragón y contra Granada, por lo que se avino finalmente a negociaciones de paz. En mayo de 1361 se firmó la Paz de Terrer –Zaragoza-, localidad fronteriza en la zona de Calatayud. Por dicho acuerdo, Castilla renunciaba a casi todas sus exigencias territoriales en la Corona de Aragón, mientras que Pedro IV tuvo que prescindir de los servicios de Enrique de Trastámara y sus apoyos, que tuvieron que exiliarse de nuevo a Francia, donde se pusieron a las órdenes del Delfín, el futuro Carlos V de Francia.
LA SEGUNDA FASE DE LA GUERRA: DOMINIO CASTELLANO (1362-1366)
La Paz de Terrer se convirtió en una simple tregua, pues al poco de alcanzarla, Pedro de Castilla logró asesinar al nuevo rey de Granada y reinstaurar en el trono andalusí al anterior monarca, proclive a mantener la alianza con los castellanos. Cubiertas las espaldas, Pedro “el Cruel” se vio de nuevo libre para seguir aprovechando la ventaja que había logrado el año anterior.

Renovada la alianza con Inglaterra, Portugal e incluso Navarra, Pedro I reúne un gran ejército de unos 30.000 infantes, 12.000 caballeros e incluso un arsenal de 36 máquinas de guerra, que según palabras del cronista del siglo XVI, Jerónimo Zurita, “[…] era la mayor que se hubiese visto en España […]”. En 1362, lanza una gran ofensiva sin declaración previa de guerra. Tropas castellanas entran en el Reino de Aragón, y ante tamaña fuerza militar, Pedro IV manda evacuar algunas poblaciones de la zona y establecer la defensa en la misma Calatayud. Caen plazas como Alhama de Aragón, Ateca, Ariza o Torrijo, mientras que otras como Cervera de la Cañada son arrasadas. En junio Pedro I pone sitio a Calatayud, ciudad estratégica que guarda el paso del río Jalón y la vía directa hacia Zaragoza.

La invasión castellana cogió desprevenido a Pedro IV, que en ese momento se encontraba en Cataluña, y que además había licenciado a casi todas sus tropas tras la Paz de Terrer. Además, tampoco podía contar con las huestes de Enrique de Trastámara, que seguía exiliado en Francia. Tras casi tres meses de duro asedio, y sin posibilidades de recibir ayuda en poco tiempo, Calatayud se rinde. Pero las desgracias no llegan solas, y Tarazona también cae en manos castellanas mientras un ejército navarro aprovecha la situación y pone sitio a Sos. Tan sólo Daroca resiste y evita que se derrumbe todo el frente, dejando a Zaragoza sin protección.

Pedro IV, que sigue en Cataluña buscando desesperadamente hombres y dinero para armar un ejército con el que defender el reino, decide ordenar una política de tierra quemada, quemando las cosechas y mandando abandonar y destruir todas aquellas fortalezas que por falta de medios fueran indefendibles, para así no ofrecer más puntos de apoyo al invasor. Finalmente no le queda otro remedio, y decide acudir a la alianza con Francia, por lo que la Corona de Aragón se introduce, al igual que Castilla, en la vorágine de la Guerra de los Cien Años. Además, solicita el regreso de Enrique de Trastámara y sus tropas, pero a cambio le tiene que dar de nuevo el liderazgo del partido castellano de opositores a Pedro “el Cruel”, en detrimento del infante Fernando. Se trata de un acuerdo secreto alcanzado en Monzón –Huesca-, por el que el rey aragonés reconocía a Enrique como único pretendiente al trono de Castilla.

En la primavera de 1363, Pedro I conquista Teruel, y poco tiempo después llega hasta las mismas puertas de Valencia. Cuando más desesperada es la situación para la Corona de Aragón, Pedro IV logra por fin reunir un ejército de entidad y acude hasta Valencia, obligando a los castellanos a retirarse. Tras rechazar al enemigo, “el Ceremonioso” busca desesperadamente la paz para recomponer sus fuerzas, y lo logrará gracias de nuevo a la intervención de la Santa Sede. En julio de 1363 se alcanza la Paz de Murviedro –Sagunto-, aunque de nuevo se tratará de una efímera tregua.

Al poco muere en oscuras circunstancias el infante Fernando de Aragón, hermanastro de Pedro IV. Muchas fuentes parecen indicar que el propio Pedro ordenó su muerte, pues al haber reconocido a Enrique de Trastámara como líder del partido de los nobles castellanos exiliados y como único candidato al trono, temía que Fernando volviera a conspirar contra él al verse relegado. Con la desaparición de Fernando, se acabó la escisión dentro del bando castellano opositor a Pedro “el Cruel”, por lo que el conde de Trastámara empezó a aglutinar por fin una fuerza lo suficientemente potente como para reclamar de forma oficial el trono de Castilla.

Pedro de Castilla vuelve una vez más a romper la paz y ataca con fuerza el Reino de Valencia, que cae casi por completo en sus manos y asedia de nuevo Valencia, esta vez con Pedro “el Ceremonioso” sitiado dentro de sus muros con su ejército. A punto de tomar la ciudad con el rey aragonés dentro, lo que habría supuesto un golpe definitivo en la guerra a favor de Castilla, una tormenta desbarata a la flota castellana que asediaba Valencia por mar. Desprovisto de su fuerza marítima y roto el bloqueo naval, Pedro I no tiene otra que retirarse de Valencia.

Sin embargo, la superioridad castellana era evidente, momento en el cual es Enrique de Trastámara quien comienza a tomar mayor relevancia en el conflicto. Contando ya con el apoyo abierto de la Corona de Aragón a su causa, busca nuevas alianzas para lograr la corona de Castilla. Enrique logra el apoyo de Francia y del Papado, y a través de ambos consigue la financiación suficiente como para contratar a la famosa compañía de mercenarios franceses de Bertrand du Guesclin, que en ese momento se encontraban inactivos debido a la paz entre Inglaterra y Francia dentro de la Guerra de los Cien Años. A finales de 1365, las temidas Compañías Blancas empiezan a concentrarse en el sur de Francia, y ya en enero de 1366 comienzan a cruzar los pasos pirenaicos. Se iniciaba así la última fase de la Guerra de los Dos Pedros.

LA INTERVENCIÓN ANGLO-FRANCESA EN LA GUERRA

El conde de Trastámara se puso al mando tanto de sus propias huestes como de las Compañías Blancas, comenzando a principios de 1366 la invasión de Castilla. El 16 de marzo, Enrique hace por fin oficiales sus pretensiones al trono, y al llegar a Calahorra se hace proclamar rey como Enrique II de Castilla. La Guerra de los Dos Pedros se convierte ya en un conflicto con dos vertientes: una internacional, con el enfrentamiento entre la Corona de Aragón, Castilla, Portugal, Inglaterra, Francia y Navarra; y otra de guerra civil dentro de Castilla entre Pedro I y Enrique. El Trastámara tuvo sin duda mayor éxito del que realmente esperaba, pues tras su proclamación varias ciudades pasan a su bando, además de otros nobles que hasta entonces habían permanecido fieles a Pedro I.

El monarca castellano no supo reaccionar en estos primeros momentos de la invasión, y de hecho se retiró, dejando vía libre a su hermanastro para que tomara Burgos, donde celebró su ceremonia de coronación en el Monasterio de las Huelgas, lugar de gran simbolismo al tratarse de uno de los panteones reales de Castilla. Pedro I, desesperado ante el cariz que estaba tomando la situación, se marcha personalmente a Portugal para confirmar su alianza con los lusos, y después a Bayona, en el sur de Francia, pero en ese momento bajo dominio inglés. Allí, Pedro se entrevista con Eduardo, Príncipe de Gales, más conocido como el “Príncipe Negro”, pues era famoso por entrar en batalla con una armadura completamente negra. Allí ambos llegan a un acuerdo auspiciado por Carlos II de Navarra. Es el Tratado de Libourne, alcanzado en septiembre de 1366, por el cual el Príncipe Negro se comprometía a ponerse al servicio del rey castellano con 10.000 hombres a cambio de que luego Vizcaya fuera entregada a Inglaterra.

El avance de Enrique por Castilla provocó que la ofensiva castellana en Aragón perdiera fuelle, pudiendo recuperar las tropas aragonesas plazas de gran importancia como Tarazona y Borja, que llevaban ya cuatro años bajo ocupación. Esto dio un respiro a Pedro IV, que también se encontraba enfrascado en tratar de reprimir una de las ya habituales rebeliones en la isla de Cerdeña.

En febrero de 1367, el ejército inglés encabezado por el Príncipe Negro atraviesa los Pirineos en ayuda de Pedro “el Cruel”, y en abril se produce la Segunda Batalla de Nájera, en la que al igual que sucedió en la confrontación ocurrida siete años antes, gana Pedro de Castilla a Enrique, que no tiene otra que huir de nuevo a Francia. Tras esta victoria, en la corte aragonesa se temía que las tropas anglo-castellanas avanzaran de nuevo sobre Aragón, por lo que Pedro IV, aprovechando la huida de Enrique, decide romper toda relación con este. La situación parecía de nuevo favorable para Pedro, pero otra vez su forma de actuar le hace perder la oportunidad de imponerse. La actitud vengativa contra sus enemigos derrotados en Nájera enfriaron sus relaciones con el Príncipe Negro. Además, dejó de pagar las soldadas a las tropas inglesas y tampoco entregó Vizcaya, como habían acordado unos meses antes. Ante esto, los ingleses deciden regresar a sus territorios en el sur de Francia y Pedro IV “el Ceremonioso”, siempre hábil a la hora de aprovechar situaciones de este tipo, empezó a negociar con el heredero inglés, alcanzando finalmente la paz entre la Corona de Aragón e Inglaterra.

Finalmente, y tras más de diez años de conflicto, ambos Pedros deciden acabar con la guerra para poder enfrentarse el uno a la guerra civil en Castilla, y el otro a la rebelión en Cerdeña. Reconociendo el punto muerto al que habían llegado, ambos firman la paz el 13 de agosto de 1367, poniendo fin a la Guerra de los Dos Pedros.  Pero los años de guerra habían dejado muy debilitado al gobierno de Pedro I “el Cruel”, y la ayuda de Aragón a Enrique de Trastámara había abierto un abismo entre los nobles y ciudades que apoyaban a uno u otro bando.

En otoño de 1367 Enrique regresó de nuevo a Castilla, apoyado por el rey de Francia, muy interesado en la victoria del conde de Trastámara para que este llegara al trono y así contar con la ayuda de la flota castellana contra Inglaterra. A lo largo de 1368, buena parte de las ciudades y casas nobiliarias de la Meseta se pusieron del lado de Enrique. En abril, Enrique puso sitio a Toledo, mientras que Pedro I se alió con el Reino de Granada y buscó también ayuda en el norte de África. Esto le causó un enorme desprestigio y la pérdida de más apoyos, pues un rey cristiano estaba abriendo la puerta a la llegada de tropas musulmanas desde el norte de África. Toledo acabó finalmente en manos de Enrique mientras este seguía recibiendo ayuda por parte de Francia.

En marzo de 1369 se produjo la batalla definitiva en Montiel –Ciudad Real-, donde Pedro fue derrotado. Allí se refugió, y envió un emisario al francés Bertrand du Guesclin, ofreciéndole dinero, tierras y títulos a cambio de que le dejara huir. Bertrand aceptó y propuso reunirse ambos la noche del 22 al 23 de marzo en el campamento de los mercenarios franceses para sellar el acuerdo. Pero a la tienda del comandante francés llegó también Enrique. Ambos hermanastros se enfrentaron, y Enrique asesinó a Pedro I, poniendo fin a su turbulento reinado. La guerra civil acabaría unos meses más tarde cuando el ya Enrique II de Castilla logró imponerse a aquellos nobles legitimistas que seguían apoyando a los descendientes de Pedro.

La guerra entre la Corona de Aragón y Castilla facilitó sin duda el debilitamiento de Pedro I, cuyo reinado fue un constante huir hacia adelante, además de dar la oportunidad a su hermanastro de hacerse con el trono. Enrique II dio inicio a una nueva dinastía, los Trastámara, que reinaron Castilla durante siglo y medio, y que desde el año 1412 lo hicieron también en la Corona de Aragón tras la elección de Fernando de Antequera como rey en el Compromiso de Caspe. El que dos ramas de la misma familia estuvieran asentadas en ambos tronos sin duda favoreció la unión dinástica entre las dos coronas a finales del siglo XV con el matrimonio de los Reyes Católicos, lo que finalmente supuso la creación del germen de la Monarquía Hispánica de los Habsburgo, la precursora de la España que hoy en día conocemos.

Fuente: Sergio Martínez Gil - Licenciado en Historia por la UNIZAR

PRIMERA GUERRA CIVIL CASTELLANA

Otra guerra en el ámbito hispánico era la guerra que enfrentó al mismo Pedro I de Castilla con su medio hermano Enrique II Trastámara, esta guerra terminaría cuando Enrique asesina a Pedro I colocando al reino de Castilla en la Dinastía de los Trastámara.

GUERRA DE SUCESIÓN PORTUGUESA

Tuvo lugar durante el reinado de Juan I de Castilla que estaba casado con la Beatriz de Portugal heredera del reino pero los nobles de Portugal no la aceptaban como reina pues pensaban que quien gobernaría Portugal sería su marido castellano, revelándose contra Beatriz y Juan I iniciándose una guerra que supuso la llegada le trono a Portugal una nueva dinastía, pues los nobles conseguirían imponer a Juan I de Avís en el trono Portugués, que era el tío de Beatriz de Portugal, y en lugar de heredar ella el trono de su padre y al igual que en Castilla a falta de heredero  varón una mujer podía reinar y gobernar al ser reina propietaria.


Al hambre y a la guerra había que añadir las enfermedades como la peste, las epidemias era algo habitual en la Sociedad Medieval ya que carecía de las normas básicas de higiene y esas enfermedades eran pare dela vida cotidiana de la población.
Las epidemias de peste que aparecieron a mediados del s-XIV tuvieron una incidencia todavía mayor que otras epidemias anteriores porque la población se encontraba debilitada a causa del hambre y como consecuencia de los efectos provocados durante la guerra, y la peste incidió mucho más en una sociedad que ya estaba en crisis y que tenía muchos problemas agravando todavía más la situación.

La peste es una enfermedad endémica de la zona de Asia Central y de Siberia, esa enfermedad estaba y está allí hoy día pues no está erradicada.

La falta de higiene y a las condiciones climáticas ayudaron a que la peste negra se, esa enfermedad tuvo carácter de pandemia, es una enfermedad que se expande y ataca de forma cíclica, la peste vino en varias ocasiones desde Asia de la zona de Siberia a Europa, hubo una pandemia muy importante en el s-II que para algunos autores explica la decadencia del Imperio Romano, según las pocas fuentes existentes que provienen de la arqueología al estudiar los cuerpos, hubo otra epidemia ente el s-VII y VIII muy importante comenzando  en ese siglo un cambio climático muy importante que fue bueno para la agricultura pero muy malo para la expansión de la peste, y  a partir de mediados del s-XIV volvió aparecer en Europa en una primera oleada muy importante entre el año 1348 y el año 1352, reapareciendo brotes de vez en cuando hasta el s-XVII.

La epidemia del año 1348 llegó a Europa de la mano de los mongoles que en esos años se dedicaban asediar la colonia genovesa de CAFFA que se encontraba en la Península de Crimea en el mar Negro  y los mongoles que habían ido a Asia Central llevaban con ellos la enfermedad y contagiaron a los habitantes de  Caffa.

Siguiendo las rutas comerciales la epidemia se fue extendiendo por toda Europa desde Crimea llegó a Asia Menor y Constantinopla siguiendo desde allí al Norte de Europa y el Norte de África, llegando incluso a la Península Arábiga, después desde el Norte de África saltaría a las islas del Mediterráneo a la Península Italiana, Francia, Península Ibérica, Inglaterra, Imperio Alemán, Mar Báltico, Península Escandinava, etc. se fue moviendo desde el año 1348 y el año 1352.


Esta fue la epidemia inicial, pero más tarde habría rebrotes periódicos hasta el s-XV mas frecuentes y posteriormente de forma más esporádica hasta el s-XVII, y a partir de ese momento no ha volvió a aparecer epidemias tan grandes como estas por los cambios climáticos, aumento de la higiene y la evolución de la medicina.


En el mapa se puede observar la ruta de penetración de la peste, junto a las curvas de evolución.



Como seguía las rutas comerciales con los barcos se fue difundiendo, pues los hombres de la edad media no conocían la etiología, no sabían las que provocaba la enfermedad, ellos decían que la peste era un castigo que Dios había enviado a los hombres por sus pecados, o se había generado por la conjunción de los astros y los planetas, debido a las autoras boreales,  o por los terremotos, pues al abrirse la tierra había expulsado vapores corruptos, y muy importante y habitual es que los hombres de la edad media  echasen la culpa a los judíos porque se habían encargado de difundir esa epidemia de peste para perjudicar a los cristiano, pero  los judíos también se infectaban, todo esto decían las fuentes de la época.
En las Universidades como la de París había disputas usando el razonamiento escolástico sobre qué era lo que producía la enfermedad, llegando a la conclusión que era por la conjunción de los astros.

Según los conocimientos de medicina actuales se sabe que la peste es una enfermedad infecciosa causada por el bacilo Yersinia Pestis descubierto en el año 1894, que se transmite de roedor a roedor pudiendo pasar a los humanos a través de las pulgas que son las que llevan el bacilo que provoca la enfermedad.

Ese bacilo se desarrolla bajo unas condiciones climáticas muy especiales necesita entre 15º y 20º de temperatura y ente el 90% y 95% de humedad, en esa época de la edad media los veranos eran cortos y muy húmedos que llegaron con la pequeña edad del hielo favoreciendo la difusión de ese bacilo.

Pero como en la edad media no sabían lo que causaba la enfermedad se tomaban medidas que no tenían grandes efectos, hoy día se sabe que aquellas personas que consiguen sobrevivir a la peste quedan inmunizadas, pero solo respecto a la variante de bacilo que ha padecido, pues la peste puede tener diferentes formas, pudiendo verse afectadas por las otras cepas.

La epidemia de peste del s-XIV afectó a personas de toda clase y condición social, el rey Alfonso XI castellano-leonés murió a causa de la peste, así como la mujer de Pedro IV de Aragón, una de las reinas Juana de Navarra, etc.  pero parece ser que se vieron más afectadas las personas de más baja condición social que eran las que estaban más debilitadas como consecuencia del hambre siendo más susceptibles de contraer enfermedades, pero no significa que solo era una enfermedad de las clases más desfavorecidas pues hubo muertos en las familias reales.

Por la enfermedad se vieron más afectadas sobre todo las personas que vivían en comunidades, donde  era más fácil el contagio como por ejemplo en las comunidades monásticas, desapareciendo conventos enteros porque se morían todos los monjes o las monjas, hubo universidades que desaparecieron por falta de maestros y escolares,  a consecuencia de la peste.

Es una enfermedad que afectó más a las ciudades que  a las zonas rurales porque había más concentración de gente y era más fácil el contagio, pero no significa que las zonas rurales no se vieran afectadas.

El fragmento procede de un texto literario del Decamerón de Boccaccio que es un escritor florentino del s-XIV, y lo escribió en el contexto cando la peste negra llegó a Florencia, la gente huía de la ciudad que era algo muy habitual sobre todo las personas que tenían recursos económicos, cuando llegaba la epidemia se marchaban y eso en ocasiones ayudaba a expandir y difundir la enfermedad.

El Decamerón  narra como un grupo de personas abandonan la ciudad de Florencia huyendo de la peste y se van al campo a mientras esperan que se pase la epidemia de peste se dedican a divertirse cantando, comiendo, paseando, bailando, contando historias, y como hay diez personas cada una cuenta una historia, y  las 100 historias que componen la obra son las historias que cuentas los personajes mientras pasa la peste.
Al principio de la obra el autor Boccaccio describe como había llegado la peste a Florencia y el texto es interesante pues se aprecia cómo viven esas personas.

Dante, Petrarca y Boccaccio son las tres figuras principales del humanismo italiano de la frontera elástica de la llegada del Renacimiento y Boccaccio es interesante por relatar como fue ese momento.

LA PESTE NEGRA EN FLORENCIA

Digo que ya habían los años de la fructífera Encarnación del Hijo de Dios llegado al número de mil trescientos cuarenta y ocho,
AÑO 1342 EN LA CIUDAD DE BOCCACCIO QUE ERA FLORENCIA
 cuando la ciudad de Florencia, noble entre todas las de Italia, fue pasto de una mortífera peste.
EN ESTE PÁRRAFO SE VEN ALGUNOS ARGUMENTOS DE LAS CAUSAS QUE SEÑALARON LOS CONTEMPORÁNEOS PARA EXPLICAR  LA PESTE, PUES ELLOS NO SABÍAN A QUE SE DEBÍA
La cual, bien por la fuerza de los cuerpos astrales, o bien por nuestros inicuos actos, en virtud de la justa cólera de Dios,
O POR EL CASTIGO DE DIOS POR LOS PECADOS COMETIDOS
 fue enviada a los mortales para corregirnos,
SEGÚN BOCCACCIO O BIEN FUE CULPA DE LOS ASTROS O BIEN PRO LA CÓLERA DE DIOS PARA QUE SE ARREPINTIERAN
después de que durante algunos años se había enseñoreado de las regiones orientales,
ELLOS ERAN CONSCIENTES QUE LA PESTE HABÍA VENIDO DE ORIENTE, PORQUE A EUROPA HABÍAN LLEGADO NOTICIAS DE LOS ESTRAGOS QUE ALLÍ ESTABA CAUSANDO.
ESA EPIDEMIA DE PESTE QUE DESDE ASIA LLEGÓ A LA PENÍNSULA DE CRIMEA LLEVADA POR LOS MONGOLES Y EXPANDIÉNDOSE POR EUROPA , NO SOLO LLEGÓ A EUROPA SINO SE SABE QUE LLEGÓ HASTA CHINA Y LA MORTALIDAD QUE ALLÁ PROVOCÓ FUE MUY IMPORTANTE, ALLEGARLE MURIERON MILLONES DE CHINOS, Y ESAS NOTICIAS DE LO QUE HABÍA OCURRIDO EN ORIENTE HABÍA LLEGADO A EUROPA Y SE SABÍA QUE ESA ENFERMEDAD PROVOCABA UNA ELEVADA MORTALIDAD.
LA EPIDEMIA MÁS IMPORTANTE QUE LLEGÓ DE LA PESTE A CHINA FUE EN EL 1234 UNOS AÑOS ANTES DELA EPIDEMIA DE 1248.
en las que había cobrado innumerables vidas, y desde donde sin detenerse en lugar alguno, prosiguió de forma devastadora hacia Occidente, extendiéndose continuamente.
PROCESO DE EXPANSIÓN RÁPIDA SIGUIENDO LAS RUTAS COMERCIALES, PERO EL TEXTO ESO NO LO DICE.
No valían contra ella previsión ni providencia alguna, como el que limpiasen la ciudad operarios nombrados al efecto
PARA INTENTAR FRENAR LA EPIDEMIA SE LIMPIA LA CIUDAD, MUCHAS CIUDADES CERRARON LAS PUERTAS PARA IMPEDIR QUE NO ENTRARA NADIE SI ESTABA ENFERMO, PERO LA ENFERMEDAD LLEGABA, PUES EL AISLAMIENTO QUE SE PODÍA CONSEGUIR NO ERA MUY EFECTIVO, Y NO FUNCIONABA.
o prohibir que los enfermos entrasen en la población, o dar muchos consejos para preservar la salud, o hacer no una sino varias veces al día humildes rogativas a Dios en procesiones u otras formas piadosas.
NO FUNCIONABAN LOS CONSEJOS MÉDICOS, NI REZAR TAMPOCO FUNCIONABA,
En cualquier caso, lo cierto es que, al comenzar la primavera del año mencionado, comenzaron a manifestarse los dolorosos efectos de la pestilencia.
A PARTIR DE PRIMAVERA DE 1248
Pero no obraba como en Oriente, donde el verter sangre por la nariz
VERTER SANGRE POR LA NARIZ ERA UN SÍNTOMA DE LOS CINCO TIPOS DE PESTE NEUMÓNICA QUE AFECTABA A LAS VÍAS RESPIRATORIAS, Y PODÍA PROVOCAR LA MUERTE A LAS 24 HORAS, CON EL TIEMPO LLEGARÍAN A EUROPA TODOS LOS TIPOS DE PESTE.
era signo seguro de muerte, sino que aquí, (FLORENCIA) al empezar la enfermedad, les nacían a las hembras y varones en las ingles y en los sobacos unas hinchazones que algunas veces alcanzaban el tamaño de una manzana o de un huevo.
A ESA HINCHAZÓN LA GENTE COMÚN LAS LLAMABA BUBAS, Y DE AHÍ EL NOMBRE DE UNA DE LAS VARIANTES DE LA PESTE, LA BUBÓNICA QUE AFECTABA A LOS GANGLIOS LINFÁTICOS, BOCCACCIO MENCIONÓ COMO CONTINUACIÓN A ESA PESTE PERO QUE ERA OTRA VARIANTE DE LA PESTE
La gente común daba a estos bultos el nombre de bubas. Y, en poco tiempo, estas mortíferas inflamaciones cubrían todas las partes del cuerpo. Luego, los síntomas de la enfermedad se trocaban en manchas negras o lívidas en brazos, muslos y demás partes del cuerpo, bien grandes y diseminadas o apretadas y pequeñas.
MANCHAS NEGRAS, ESA VARIANTE ERA LA SEPTICÉMICA UE EL BACILO SE EXTENDÍA POR LA CORRIENTE SANGUÍNEA PROVOCANDO HEMORRAGIAS QUE ENNEGRECÍAN LA PIEL, POR ESA VARIANTE SE LLAMA PESTE NEGRA.
sí, la buba primitiva se convertía en signo inequívoco de futura muerte, tanto como estas manchas.
CON ESTE TIPO TARDABAN UN POCO MÁS EN MORIR, PUES NO TODO EL MUNDO SE MORÍA. ALGUNOS SOBREVIVÍAN QUEDANDO INMUNIZADO A LA VARIANTE AFECTADA.
Para curar esta enfermedad no parecían servir los consejos de los médicos, ni medicina alguna,
BOCCACCIO INSITE EN LA FORMA DE CURAR Y QUE LA MEDICINA NO FUNCIONABA, TODO ERAN SUPOSICIONES POR FALTA DE CONOCIMIENTOS
bien porque la naturaleza del mal no lo consintiera, o bien porque se desconocía por la medicina el origen del mal y la forma de atajarlo. Así, no sólo eran pocos los que curaban, sino que casi todos los afectados, al tercer día de la aparición de los citados signos, o bien un poco después, morían sin fiebre alguna ni otro accidente.
Giovanni Boccaccio (1313-1375): El Decamerón (1349-1351)


LA HIGIENE

En algunos lugares se sabe que se quemaban los cuerpos pero reutilizaban la ropa y como estaba infectada, no eran medidas efectivas, limpiaban las ciudades, pero no servía de nada porque limpiar era sacar la basura de la ciudad, pero las ratas seguían campando por la ciudad y transmitiendo las pulgas.

Siguiendo las rutas comerciales fundamentalmente por mar y las ratas iban en los barcos cargadas de pulgas que transmitían la enfermedad.

Cuando en las fuentes medievales se habla de los signos de mortalidad, no todo era por culpa de la peste, pero no había recuento de población y no se sabía cuantos morían por la peste, por la guerra, por el hambre u otras enfermedades.

Se sabe que había algunos lugares cuyas condiciones climáticas eran adversas, y se supone que influyó en el hecho de que no hubiera tanta difusión, sobre todo a la hora de calcular las pérdidas de población y en unas partes de Europa se perdía más población que en otras, donde el clima era mucho más frÍo era más difícil que la epidemia tuviera la repercusión que en otras zonas.

De 1348 a 1352 no se tienen patrones del clima como hoy en día que se sabe casi al instante la evolución del clima, por lo tanto, se llegan a conclusiones a partir de lo que cuentan las fuentes y esa información es poca, no necesariamente esa pequeña edad de hielo todos los años se producía, de modo que a veces los periodos de verano húmedos fueran un poco más largos incidiendo más y alargando el tiempo de la epidemia, y si el clima era más frio tenía menos incidencia, siempre se habla a grandes rasgos.

No había censos de población y las primeras fuentes estadísticas de la edad media son del s-XIV que se hicieron con fines fiscales para recaudar impuestos, y normalmente no se contabilizaban personas sino que contabilizaban los fuegos, los hogares, porque se pagaba por casa, se podía tener el número de fuegos, es decir el número de hogares, pero a partir de ahí no se sabía cuántas personas vivían en ese fuego, los historiadores no se ponen de acuerdo unos dicen que la media se podía situar en tres personas pro familia y otros dicen que cinco, pues las cifras bailan y eso son las primeras estadísticas de población.
Se sabe que mucha gente  para no pagar los impuestos se escondían, se ocultaban y hay fuegos que no se declaraban para no pagar, y a parte como había parte dela población que estaba exenta de pagar como los monjes, o los clérigos esos tampoco aparecían en los censos.





La crisis fue la consecuencia provocadas por la conjunción de la crisis alimentaria, el hambre, por la depresión agraria, junto con la guerra y la peste.

La primera consecuencia fue el descenso demográfico que fue muy acusado y muy difícil separar de las cifras al producirse por hambre, guerra, peste, etc. por no haber estadísticas fiables, y muy difícil también establecer el volumen de mortalidad a nivel general, se sabe que fue muy importante el descenso demográfico, pero no se sabe cuanta gente murió.
Los historiadores calculan que aproximadamente murió 1/3 de la población, pero seguramente moriría la mitad de la población el 50%, lo que sí parece evidente es que la población retrocede a los niveles que había en el s-XI. Todo el crecimiento demográfico que se había producido durante la plena edad media entre el s-XI y s-XIII se perdió, y hasta el s-XV nos e volverá poco a poco a ir recuperando los niveles de población, pero todavía tardaría mucho tiempo en volver a los niveles del s-XIII a raíz del crecimiento de la plena edad media.

El descenso de población a su vez tendría consecuencias económicas muy importantes, debido al descenso demográfico faltaría mano de obra, para trabajar la tierra y gente que trabajara artesanalmente y actividad comercial.

En las zonas rurales como faltaba población y mano de obra para cultivar la tierra hubo muchas tierras que se quedaron sin cultivar, las fuentes insisten el que la tierra estaba yerma y despoblada.

Al haber tierras que se quedaban sin cultivar la productividad agraria todavía iba a empeorar aún más, la producción agraria bajaba por el agotamiento de los suelos, por el proceso roturador, el cambio climático y si además había menos población para trabajar la tierra se quedaban tierras sin cultivar y bajaban aún más los rendimientos agrarios y eso repercutiría a su vez en el precio de los productos agrarios, sobre el precio de los productos alimenticios, aunque de forma dispar, pues había zonas donde la producción agrícola bajó tanto que los precios de los alimentos subieron todavía más, continuando la tendencia que se venía danto desde finales del s-XIII, pero también había zonas, donde la población bajo tanto que no había demanda, y en esos lugares ocurría todo lo contrario, el precio de los productos agrícolas caían en picado, por lo que había zonas donde los precios subían mucho y otras zonas donde los precios bajaban mucho, en la Península Ibérica los precios subían, siempre los representantes de las ciudades en las cortes se quejaban antes el rey que al vida era muy cara porque los precios de los productos habían subido mucho y le piden al rey que por favor ponga medidas para que los precios dejaran de subir, y el rey lo que hace es fijar los precios para que le pan no se venda a más de un precio, pero eso nunca ocurre, pues seguían subiendo los precios.

Hay otras zonas de Europa donde ocurría todo lo contrario, había muerto tanta gente que aunque los productos subieran mucho de precio nadie compraba y al final caían en picado, habiendo poblaciones muy desequilibradas ya que en una época subían mucho los precios y en otras épocas bajaban y los precios se desequilibraban.

Faltaba mano de obra para dedicarse a la actividad artesanal y comercial, las fuentes dicen que empezaron a subir los salarios de los artesanos pues escaseaban, había pocos estando muy cotizados y se les pagaba buenos salarios, y eso a su vez repercutía también en el precio de los productos artesanales porque si había que pagar mucho al artesano que fabricaba para poder tener una ganancia tenían que subir el precio del producto artesanal.

Lo mismo que ocurría con los productos agrarios ocurría lo mismo con los productos artesanales, había zonas que esos productos artesanales subían mucho de precio, en otras zonas donde no había demanda por no haber población caían los precios y los productos artesanales caían, habiendo fluctuaciones de precios muy grandes y se iba de un extremo al otro en poco tiempo y todo eso desequilibra y desbarajusta la actividad artesanal y la actividad comercial.




El descenso demográfico que provocó una falta de mano de obra y dejaba las tierras sin cultivar a su vez generó una caída de las rentas señoriales, pues aunque la peste afectaba a todo el mundo hizo más daño a las personas que estaban peor alimentadas, y al morir campesinos no había gente que trabajase la tierra y al haber menos gente en la agricultura los ingresos que recibían los nobles, por los censos, las corbeas, y demás tributos que recibían, y como había menos gente pagando y las rentas de los señores feudales comenzaron a caer y algunos nobles reaccionaban enfrentándose a otros vecinos feudales tratando de apoderarse de sus tierras.

Entre los señores feudales aumentaron la presión fiscal sobre los campesinos que habían sobrevivido, con el aumento de la presión aparecen nuevos tributos impuesto por los señores feudales como el señorío jurisdiccional que cobraba el señor feudal, pues como quedaban cosas sin cobrar comienzan a cobrarlas y aumenta esa presión fiscal sobre los campesinos hasta el punto de que los historiadores consideran que durante la crisis bajo medieval se desarrolló lo que denominan una nueva servidumbre.

Una segunda servidumbre que era que los que ya eran siervos todavía empeoraría su situación, como se si reforzara la servidumbre con una segunda servidumbre, ya eran siervos pero como se les cargaba con nuevos tributos era como si fueran otra vez siervos, eran siervos por partida doble, conocida como SEGUNDA SERVIDUMBRE, y como consecuencia de esa situación llegaría un  momento en que los campesinos comenzaron a protestar y a revelarse contra los señores feudales dando lugar a lo que se denomina CONFLICTIVIDAD ANTISEÑORIAL que era rebeliones de los campesinos contra los señores feudales que protestaban por el aumento de la presión que estaban ejerciendo los señores para poder mantener su  nivel de rentas, por haber menos campesinos trabajando las tierras.





La conflictividad señorial ya que se considera que era un fenómeno general en Cataluña, Galicia, Francia, Inglaterra, dándose en toda Europa pues la presión de los señores feudales era en todos las partes.

Un ejemplo de los conflictos antiseñoriales que más aparece en son libros es de Jacquerie que fue un movimiento de rebelión de los campesinos que vivían en torno cerca del norte y este de la ciudad de París.

Esos campesinos se revelaron en el año 1358 y en ese momento el rey francés Juan II el Bueno que hacía poco tiempo había caído prisionero de los ingleses en la Guerra de los Cien Años y al estar preso de momento se había paralizado la guerra, pero aunque la guerra estaba parada las tropas francesas presionaban sobre los campesinos y pedían tributos a los campesinos para financiar la guerra aunque la guerra estaba parada, y ante esa situación los campesinos de la zona norte y este de París se alzaron en armas contra las tropas del rey sino contra los señores feudales, pues llegó un momento que ya no distinguían muy bien quien les asfixiaba, solo sabían que todos les pedían dinero y lo único que podían hacer era revelarse y ayudados de palos de garrotes, horcas, hoces etc. herramientas que tenían a mano se dedicaron a asaltar las casas de los señores feudales, incluso en algunos casos asesinaban a los señores feudales o les hacían huir, destruían los documentos donde aparecía lo que tenía que pagar cada uno y así nadie podía saber lo que tenían que pagar provocando una situación prácticamente de anarquía,  al final los señores se unen entre ellos para acabar con la revuela Jacquerie de los campesinos, con tal violencia que en un momento el hijo de rey el Delfín Carlos tuvo que intervenir y llamar la atención a los nobles pues, si seguían actuando con tanta violencia iban a conseguir acabar con todos los campesinos y luego quien iba a trabajar la tierra. La violencia que emplearon los señores feudales era tan brutal que el Delfín tuvo que intervenir.

La denominación Jacquerie venia de Jacque,  que era el nombre que recibían las chaquetas rígidas que llevaban los campesinos y como no eran miembros de la nobleza no tenían armaduras y para protegerse cuando estaban en armas y de esa chaqueta viene el nombre de Jacquerie.

Otro caso de rebelión de la población campesina contra los señores feudales fuel el LEVANTAMIENTO que surgió en el sureste de Inglaterra en el año 1381, Juan de Gante, duque de Lancaster regente del rey Ricardo II que era un niño por lo que quien gobernaba el reino era Juan II, con la excusa de nuevo de la lucha contra Francia en la guerra de los cien años impuso un tributo nuevo a la población que tenían que pagar los campesinos para poder financiar la guerra contra Francia, y los campesinos hartos de esa situación decidieron alzarse en armas y eran las que tenían más a mano como utillaje de labranza, palos, garrotes, etc. haciendo lo mismo que los franceses asaltando las casas de los señores feudales ingleses para destruir los documentos, títulos de propiedad donde aparecían los nombres de lo que tenía que pagar cada uno, matando a los nobles para quitarles las tierras, no será una revolución en sí, pues una revolución implica un cambio y en este caso los señores feudales acaban aplastando a las rebeliones campesina, solo en el caso de que los campesinos hubieran vencido sería una revolución.

Los nobles para acabar con los campesinos iban organizados por el Obispo de   Norwich que era un señor feudal organizando a los nobles para terminar con esa sublevación. En todos esos casos existían cabecillas que eran condenados a muerte con mucha violencia para asustar y poder dejar la situación como estaba siempre.

En el campo Hispánico estuvo el MOVIMIENTO REMENSA de Cataluña, los payeses de Remensa era el nombre que recibían, los campesinos que vivían en las tierras situadas al Norte del río Llobregat, la llamada Cataluña vieja, más antiguo que los condados orientales. La remensa era un tributo que tenían que pagar a los señores feudales cuando querían usar el derecho de marcharse y abandonar la tierra pidiéndole permiso al señor feudal y si se lo daba tenían que pagar la remensa.

Durante todo el marco de la  crisis bajo medieval los payeses de Remensa esos campesinos de la Cataluña Vieja habían visto incrementarse enormemente los tributos que tenían que pagar a los señores feudales y que eran unos tributos abusivos quejándose de lo los malos usos.

Los señores feudales de Cataluña exigían a los campesinos, por ejemplo si un campesino se le incendiaba su casa tenía que indemnizar al señor feudal encima de perder su casa pagándole un tributo, ya era abusivo cuando el campesino estaba obligado a usar el molino del señor feudal y además pagar por usarlo, y respecto a los incendios de las casas se sabe que como el señor estaba luchando con otro señor feudal el segundo le quemaba las casas a los campesinos y en ese enfrentamiento el que salía perdiendo era el campesino.
Otro ejemplo de mal uso y de abuso a que eran sometidos los payeses de Remensa es que si la mujer del campesino le era infiel cometiendo adulterio el campesino tenía que indemnizar al señor feudal entregándole una parte de la dote que había llevado su mujer al matrimonio como sí el deshonrado fuera el señor feudal y no el marido que encima de engañado pagaba.

Con tantos malos usos y abusos llegó un momento en la que los campesinos de Remensa también se revelaron contra esa situación aproximadamente en de los años 70 del s-XIV y lo primeo que hicieron fue iniciar reclamaciones de tipo jurídico protestaban antes el rey pero como no surtió el efecto esas protestas a partir del año 1482 se levantaron en armas contra los señores feudales, conocidas como las GUERRAS DE REMENSA, que no eran guerras sino rebeliones que duraron hasta el año 1486 reinando ya Fernando el Católico con la Sentencia Arbitral de Guadalupe abolió los  malos usos poniéndose de parte de los campesinos más moderados, mandando matar a los radicales, pero para acabar con el conflicto que venía desde los años 70 del s-XIV prohibió los malos usos, siendo una de las revueltas campesinas más importantes y duradera en el tiempo, Fernando se puso del .lado de los campesinos porque estaba enfrentado a la nobleza y es le sirvió para parar a los feudales.


Fue muy importante y menos duradera en el tiempo la REVUELTA IRMANDIÑA de los campesinos gallegos que comenzó hacia los años 30  s-XV prolongándose hasta el año 1489, y ocurrió lo mismo los campesinos de Galicia decidieron revelarse por los abusos de los señores feudales y armados con palos, garrotas, hoz, etc. atacaron las casas de los señores feudales a unos los mataron, también violaron, hubo toda clase de violencia, terminando con el sometimiento de los campesinos en una batalla muy violenta protagonizada por los señores feudales gallegos ayudados por señores feudales de otros reinos, pues ellos solos se veían incapaces de controlar la situación ayudados por los señores de  Castilla y León para evitar que esos conflictos llegaran a sus tierras.



Otra consecuencia de tipo social fue un aumento del antijudaísmo, el rechazo a los judíos, debido a que gran parte de la edad media y sobre todo hasta que se ponen en marcha las cruzadas, los judíos habían convivido con la población cristiana no en una situación de igualdad, pero al menos que durante la edad media los judíos eran “tolerados” no es el concepto de tolerancia actual que es la aceptación del que es diferente, pero en la edad media no tenía un valor positivo la tolerancia era que tenían que soportarles porque no quedaba otro remedio.

Los judíos eran protegidos por los monarcas, pues los tributos que pagaban los judíos iba a parar a manos de los reyes, y al estar protegidos no era una situación de igualdad, pero tenían que soportarles.

Esa actitud hacia los judíos cambiaría en el marco de las cruzadas pues se ponían en marcha para luchar contra los enemigos de la fe cristiana, que eran los musulmanes, y en el marco de las cruzadas muchos comenzaron a interpretar que se iba a ir a luchar contra los enemigos de la fe cristiana en Oriente sin luchar previamente contra los enemigos de la fe cristiana que estaban en territorio Europeo, pues los judíos eran vistos también como enemigos de la fe cristiana, por hacerles responsables de la muerte de Cristo.
Los primeros ataques contra las juderías que eran las zonas donde vivían los judíos se produjeron en el marco de las cruzadas, esas peregrinaciones que llegaban a Constantinopla para cruzar el Bósforo y llegar a Tierra Santa o por el camino de las ciudades italiana para embarcar desde allí tumbo a Tierra Santa mientras atraviesan Europa esas expediciones atacan a las juderías que se encuentran en su camino matando a los judíos. En el marco de las cruzadas es cuando comienza a cambiar la actitud hacia los judíos, nunca la convivencia había sido perfecta pero se volvería peor en el marco de las cruzadas, pues a los judíos se les juzgara por todo lo malo que ocurría en la crisis. Se les acusó de difundir la peste negra y en muchas de las fuentes medievales se dice que la peste se expande porque los judíos estaban envenenando el agua de los pozos para que la gente se contagiara de la peste, y en ese momento en la crisis del bajo medieval lo que habían sido ataques esporádicos coincidiendo con las cruzadas se volverían en ataques continuados con verdaderas masacres de judíos conocido con el nombre de POGROMOS, esta palabra es de origen ruso y se usa para hacer referencia a las matanzas generalizadas de judíos y esta situación será general en toda Europa.

TEXTO QUE HABLA DEL POGROMOS DE 1391 QUE SE ORIGINA EN EUROPA.

EL POGROMO DE 1391

En estos días llegaron a la Cámara do el Consejo de los señores e caballeros e procuradores estaba ayuntado los judíos de la corte del rey que eran allí venidos de los más honrados del Regno a las rentas que se habían estonce de facer, e dixiéronles que avían avido cartas del aljama de la cibdad de Sevilla, como un Arcediano de Écija en la Iglesia de Sevilla, que decían don Ferrand Martínez predicaba por plaza contra los judíos, e que todo el pueblo estaba movido para ser contra ellos. E que por quanto Don Juan Alfonso, conde de Niebla, e don Álvar Pérez de Guzmán, alguacil Mayor de Sevilla ficieron azotar un ome que facía mal a los judíos, todo el pueblo de Sevilla se moviera, e tomaran preso al Alguacil, e quisieran matar a dicho Conde e a Don Álvar Pérez; e que después acá todas las cibdades estaban movidas para destroir los Judíos, e que les pedían por merced que quisiesen poner en ello algund remedio. E los del Consejo desque vieron la querella que los judíos de Sevilla les daban, enviaron a Sevilla un caballero de la cibdad que era venido a Madrid por procurador, e otro a Córdoba, e así a otras partes enviaron mensageros e cartas del Rey, las más premiosas que pudieron ser fechas en esta razón. E desque llegaron estos mensageros con las cartas del rey libradas del Consejo a Sevilla, e Córdoba e otros logares, asosegose el fecho, pero poco, ca las gentes estaban muy levantadas e non avían miedo de ninguno, e la cobdicia de robar los judíos crecía cada día. E fue causa aquel arcediano de Écija deste levantamiento contra los judíos de Castilla; e perdiéronse por este levantamiento en este tiempo las aljamas de los judíos de Sevilla, e Córdoba, e Burgos, e Toledo, e Logroño e otras muchas del regno; e en Aragón, las de Barcelona e Valencia, e otras muchas; e los que escaparon quedaron muy pobres, dando muy grandes dádivas a los señores por ser guardados de tan grand tribulación.

Pero López de Ayala (1332-1407): Crónica del Rey don Enrique tercero.

Esa tolerancia entendida en la edad media dio paso a las matanzas de judíos.
La crisis tuvo también provocó cambios políticos importantes, la peste negra afectó a todo tipo de persona y condición social lo que supuso que la nobleza también se vio afectada por la peste, siendo muy importante la mortalidad entre la nobleza provocada por las guerras ya que los nobles formaban parte de las mesnadas que estaban al servicio de los reyes, no murieron tano por el hambre la peste como por la guerra.

El descenso demográfico entre la nobleza provocó que fuera perdiendo importancia política e importancia militar, a medida que el número de los nobles se iba reduciendo cada vez tienen menos poder político y militar  y por ello atosigaban a los campesinos porque querían mantener su poder, sus rentas, sus ingresos, sus posesiones, y esas situaciones de pérdida de poder fue aprovechado por los monarcas y reyes europeos, para reforzar su autoridad frente al poder nobiliario, y poco a poco el rey se convertirá en emperador de su reino, tomando la idea del derecho romano, y los reyes fueron introduciendo reformas políticas, económicas, militares, para reforzar su poder a costa de los nobles, no solo rey a nivel teórico de emperador en el reino, sino que aprovechando esa debilidad de la crisis nobiliaria ir reforzando su autoridad, y de esa forma irá apareciendo poco a poco el estado Moderno del s-XVI.

También habría reformas de tipo Religioso, en el marco de la crisis se produjo otra crisis en el marco de la Iglesia pues se redujo mucho el número de sacerdotes y de monjes/as que se vieron afectados también por la peste y algunos obispos también por la guerra, por el hambre no murieron lo mismo que ocurría a la nobleza.
A ese descenso de monjes y sacerdotes como consecuencia de la peste hubo que sumarle el hecho de que muchos de esos eclesiásticos cuando se desencadena la epidemia de peste en lugar de quedarse a ayudar a los enfermos huían generando críticas entre la población por esa mala actitud de abandonar a sus fieles.

Los remedios como decía Boccacio que los médicos ponían en marcha para tratar de curar la peste no tenía ningún tipo de permiso para ejercer los médicos sino tenía la LICENTIA UBIQUE DOCENTI  para poder ejercer en cualquier lugar y sino tenía que autorizar el obispo para que trabajaran y la gente protestaba porque esos médicos no servían para nada  y la culpa era de la Iglesia que no daba permiso a los médicos y otros que si tenían la licencia no sabían resolver el problema y por esas críticas a la Iglesia poco a poco la población trataría de buscar otras vías para obtener la salvación al haber por otro lado y no depender tanto de los eclesiásticos.

Por eso aumentaría mucho el número de peregrinaciones que se hacían pensando que obtendrían el Favor Divino, aumentaría el número de Fundaciones como Hospitales que eran instituciones que se fundaban para conseguir del favor divino al hacer una donación piadosa y además atender a los enfermos.

Aumentaría el número de Cofradías Religiosas que eran personas creyentes que se unían para ayudarse entre ellos pues piensan que desde la Iglesia se les daba poca ayuda.
Los más descontentos y radicales llegarían a abandonar la Iglesia Católica para encaminarse hacia las herejías que ya existían desde toda la edad media, que eran creencias consideradas fuera de la ortodoxia por parte de la Iglesia, y  el número de herejías aumentó muchísimo en el marco de la crisis bajo medieval, como la Iglesia oficial no resolvía los problemas que tenían la población se dirigió hacia otros tipos de creencias pensando que de esa manera conseguirían la salvación.

La crisis crearía un clima de temor y desconfianza que daría lugar a lo que se llamó MOVIMIENTOS MILENARISTAS Y MOVIMIENTOS  FLAGELANTES, una parte de la población empezó a pensar que todo lo que estaba ocurriendo era el anuncio de la llegada del FIN DEL MUNDO y la gente tenía miedo de que todas las señales, como la peste, el hambre, la guerra, etc. y si eso ocurría para tratar de conseguir la salvación se preparaban realizando procesiones en las que fundamentalmente se flagelaban buscando el favor divino para prepararse para el fin del mundo.

Se llaman movimientos milenaristas porque cuando se iba acercando el año 1000 hubo grupos de personas que pensaban que era la fecha del fin del mundo y esas personas aparecieron preparándose para el final, como el mundo no se terminó otro grupo de personas esperaban que se acabara en 1033 que era la edad de cuando Cristo murió en la cruz, pero llegó ese año y el mundo no se acabó, pues todas las hecatombes que ocurrieron en la crisis medieval apuntaban a ello.

Con todo lo que estaba ocurriendo el arte y la literatura se volvieron muy pesimista ante la situación que se vivía desarrollándose lo que se llamó el ARS MORIENDI, el arte de morir lo que significa que todo lo que tenía que ver con la muerte se convirtió tanto en motivo iconográfico como en motivo literario. Las representaciones del baile de la muerte que suele ser un esqueleto con una guadaña bailando en un corro que apareció en ese contexto, así como la representación de cadáveres, dolor.

Sin embargo,  hubo personas que como en el texto de Boccacio que como se iba a acabar el mundo lo mejor era vivir feliz y disfrutar del tiempo que les quedaba.
Una gran parte de la población se encontraba en la parte pesimista, pero otra parte de la población optaron por lo contrario que era disfrutar de la buena vida.

Hubo un retroceso de la educación al morir muchos maestros y estudiantes, desaparecieron la mitad de las universidades que se habían creado favoreciendo ese retroceso, y con ese panorama la población se quedó en sus casas esperando poder sobrevivir.






Aunque en el marco de la crisis se produjeron transformaciones positivas, no todo fue negativo, encaminándose hacia la Edad Moderna.

A pesar, de todo ese panorama negativo durante los s-XIV y sobre todo a mediados de s-XV aparecerán cambios, transformaciones que anunciaban que se estaba evolucionando hacia una nueva época histórica.

Durante todo ese periodo de crisis en los s-XIV y s-XV el desarrollo urbano había sido una de las características de la plena edad media no se interrumpe, siempre continuó a pesar de la crisis, por un lado aparecen nuevos núcleos de poblamiento convirtiéndose en las ciudades que crecen, y las ciudades que ya existían crecen el población como ocurrió en Venecia, Milán, Florencia que llegó a los cien mil habitantes, eso ya son cifras parecidas a lo que hoy en día es una ciudad cosa que no era normal en otras épocas de la edad media, París llegó a tener ochenta mil habitantes, Sevilla cincuenta mil, etc. la población urbana no dejó de crecer a pesar del hambre, de la pesta, y de la guerra.

Aunque moira mucha gente las ciudades crecían porque se produjo un proceso de migración desde as zonas rurales hacia las ciudades, la población campesina huye, no solo se revela contras sus señores feudales, dejando las zonas rurales ya que el señor cada vez les pedía más y más tributos, y a pesar de que en las ciudades  la gente está hacinada, y la peste tenia una incidencia mayor, pues a pesar de todo eso y  del hambre las ciudades seguía creciendo proceso ese procesos de migración es muy importante.

La población huía de la presión fiscal hacia las ciudades.

Se detectó un proceso de recuperación del mundo agrario a mediados del s-XV de nuevo empiezan a cultivarse tierras que habían sido abandonadas durante el periodo d la crisis, no todas las tierras que se habían abandonado estaban sin cultivar por falta de población, sino sobre todo aquellas tierras que por un lado eran más rentables y ofrecían una producción mayor y tierras que estaban además situadas cerca de las ciudades, siendo un proceso que dirigirían los MIEMBROS DEL PATRICIADO URBANO formado por los sectores más ricos de la población de las ciudades que eran los artesanos y comerciantes enriquecidos, que lo que hacían era invertir en la compra de tierra y con las ganancias obtenidas lo invertían en su actividad artesanal y sobre todo comercial.

Esos compradores de tierras no iban a cultivarlas, esas tierras iban a ser trabajadas por campesinos que estaban emigrando huyendo de lo que tenían que pagar al señor feudal para ponerse a trabajar al servicio del dueño de las tierras, que en ocasiones se apropiaban de ellos porque no tenían dueño si el suelo se había muerto y nadie la reclamaba.

Los campesinos que se ponen a trabajar esas tierras no lo hacen como colonos o siervos, en las condiciones que había en el mundo rural, sino que en el ámbito urbano surgen nuevos tipos de relaciones laborales, o bien trabajan en las tierras que pertenecen al patriciado urbano a cambio de un jornal convirtiéndose en jornaleros y todo lo que producen se lo queda el dueño de la tierra, el patricio, o a veces trabajan como APARCEROS que significa que reparten la producción con el patricio, ya no están en las condiciones en  que vivía el campesinado en la zonas rurales con los señores feudales, el feudalismo no había desparecido y no es que no existiera la relación entre señores,  siervos y colonos pero poco a poco al estar migrando la población campesina que huía de los señores feudales empiezan a nacer situaciones nuevas, que con el tiempo acabarían imponiéndose frente al feudalismo pero para ello faltarían siglos.

Esas tierras que se estaban cultivando cerca de las ciudades que están en manos del patriciado urbano o en mano de los campesinos que estaban huyendo de sus señores feudales empiezan a especializarse en aquellos productos que son demandados por la población urbana, y se desarrolló una agricultura orientada a satisfacer la demanda de esa población de las ciudades que no para de crecer.

Hay tierras que se especializaban en la actividad ganadera para satisfacer la demanda de leche, de lana y de carne que necesita la población urbana.

Otras tierras se dedicaban a cultivos cuyo producto estaba demandado en las ciudades, cereales para el pan, vid para el vino, plantas textiles, plantas tintoras, pues la gente necesitaba tejidos para su ropa.


Todo eso poco a poco desde mediados del x-XV evidencia que la situación estaba cambiando muy lentamente.



Poco a poco iba mejorando la actividad comercial, las ciudades creían con más población y se iba generando una demanda de productos agrícolas, así como otro tipo de productos que llegan a los consumidores a través de la actividad comercial, y desde mediados del s-XV fue mejorando el transporte marítimo, fue aumentando el número de ferias, aumentan los bancos, aumentan el número de sociedades comerciales, se difunden técnica comerciales nuevas y otras que ya existían que se utilizarían de forma masiva como las letras de cambio que permitían viajar sin tener que llevar dinero encima, con una letra de cambio se llegaba al lugar de destino se la entregabas a un mercader que pagaba el dinero que previamente se había depositado en el lugar de origen, era el antecedente de los cheques.

Aparece la contabilidad por partida doble que era dedicar una columna al debe y otra al haber, ingresos y gastos comenzándose  a difundir.


Comenzaron a aparecer nuevas POTENCIAS ECONÓMICAS, como Inglaterra que era de las grandes perjudicadas junto con Francia en los Guerra de los Cien años, Inglaterra se recuperaría muy pronto gracias a la actividad comercial, empezó a destacar, Holanda, Portugal, Castilla, etc. y poco a poco se comenzó a ver que el eje económico en la época medieval estaba en el Mar Báltico, Mar del Norte, y el ámbito Mediterráneo, con gran actividad comercial poco a poco y sin que desaparezcan esas zonas se fueron expandiendo hacia el Atlántico y esas potencias estaban abiertas al Atlántico que se convertirá en el escenario principal de la edad moderna y esos cambios se irían produciendo durante la crisis bajo medieval y se va anunciando lo que será la edad moderna.