13 – HISTORIA MEDIEVAL –DE LA CRISIS A LA RECUPERACIÓN DE
LA EDAD MEDIA.
Guadahumi2
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23 DE MAYO 2018
La crisis bajo medieval y los primeros síntomas de
recuperación que llevarían a una nueva época histórica que sería la edad
moderna.
Los s-XIV y XV constituyeron la Baja Edad Media y esos
siglos están asociados la crisis bajo medieval. La palabra crisis se usa
normalmente de forma peyorativa al ir asociada a decadencia, retroceso, pero en
las épocas de crisis se producen cambios y transformaciones que evolucionando
llevan hacia una situación nueva que sería la Edad Moderna.
Aunque se haya visto como una época peyorativa la Baja Edad
Media por ese periodo de crisis también fue una época muy valiosa por ser la
época que sirve de transición y frontera elástica entre la edad media y la edad
moderna.
Tradicionalmente se ha asociado por cronología la crisis
bajo medieval con la epidemia de peste negra que es la expresión más usada en
las fuentes medievales que afectó a Europa a partir del año 1348, pero esa
epidemia de peste vino a incidir sobre una sociedad que ya estaba en crisis y
los primeros síntomas de esa crisis se remontan a finales del s-XIII, y la
peste lo que hizo fue acentuar y agravar esa situación de crisis, y el punto
final de la crisis bajo medieval y que fue uno de los primeros síntomas de
recuperación fue a mediados del s-XV.
Se puede decir que esa crisis comenzó a finales del s-XIII
y se extendería hacia mediados del s-XV, siendo una cronología genérica, porque
en realidad, esa crisis no se produjo con la misma intensidad, ni tuvo la misma
evolución en todas las partes de Europa, pues en algunos lugares pudo empezar
antes y por lo tanto termino antes, pero pusieron de manifiesto una serie de
aspectos y de elementos de características que indicaban que la actividad
agraria estaba entrando en un retroceso y decadencia.
El primer síntoma que indica que se estaba produciendo una
crisis, fue el fenómeno de la DEPRESIÓN AGRÍCOLA que es el primero que aparece
mencionado en las fuentes medievales, y desde finales del s-XIII las fuentes.
Las fuentes hacen referencia a dos fenómenos, uno lo que se
conoce como fin del proceso roturador y retroceso colonizador, en la plena edad
media el proceso de expansión de la época medieval venía inspirado y promovido
por el crecimiento agrícola, ese crecimiento agrario se llevó a cabo, por un
lado, porque se estaban poniendo en
cultivo tierras nuevas, eso era el proceso roturador característico entre los
s-XI y s-XIII, poner en cultivo tierras que antes no se cultivaban y por otro
lado métodos intensivos al tener una serie de mejoras técnicas que permitían
aumentar los rendimientos de las cosechas, eso cambiaría desde finales del
s-XIII, por un lado mencionan las fuentes que se estaba acabando el proceso
roturador y ya no se ponen en cultivo tierras nuevas y el proceso de
colonización de instalar pobladores en esas tierras nuevas también se estaba
frenando, deteniéndose la ocupación de nuevas tierras. Las fuentes también
hacen referencia a un fenómeno de agotamiento de los suelos después de siglos
XI, XII, XIII, utilizando técnicas de tipo fundamentalmente intensivo usando el
arado de vertedera, de reja, el uso del caballo como animal de tiro para las
labores agrícolas, todas esas mejoras técnicas que se usaban en la plena edad
media, llega un momento en que de tanto usarlas los suelos se agotaron, y a
raíz de ese retroceso poco a poco se produjo un descenso de los rendimientos
agrarios ya que la tierra cada vez producía menos y a medida que se va produciendo ese descenso
de rendimiento agrario el precio de los productos y sobre todo alimentos
aumentan.
A estas características se suma un elemento nuevo a partir
de comienzos del s-XIV se produce un nuevo climático, que en esa ocasión será
negativo para el desarrollo de la agricultura, durante la plena edad media el
cambio climático fue favorable para la actividad agrícola conocido como el
Optimo Climático Medieval que ayudó a que aumentaran los rendimientos agrarios.
Desde comienzos del s-XIV ese cambio climático que se
prolongaría prácticamente hasta mediados del s-XIX que se conoce como la
Pequeña Edad del Hielo que consistía en que los inviernos se volverían cada vez
más largos y más fríos, mientras que los
veranos se volverían cada vez más cortos y más húmedos, esos cambios venían
producidos por la conjunción y la interacción de varios elementos y aspectos.
Uno de esos elementos sería los cambios en el ciclo de las
manchas solares ya que influyen mucho en el clima del a tierra, cuando se
producen las erupciones solares y se crean tormentas solares que llegan a la
tierra haciendo que suba la temperatura, de modo que cuando el sol está más
calmado aumenta la temperatura.
Además de ese cambio de las manchas solares influye además
por otro lado de esa pequeña edad de hielo, los cambios en el movimiento de la
tierra alrededor del sol y esa pequeña variación del eje de traslación
alrededor del sol puede provocar esos cambios en el clima.
A todo eso hay que sumar una serie de erupciones volcánicas
que se produjeron en el s-XIII y la más importante fue en el año 1258 del volcán
Samalas en Indonesia que lanzó a la atmósfera mucha cantidad de ceniza
oscureciendo la atmósfera y obstaculizando el paso de los rayos solares.
Ese cambio climático duró casi cinco siglos hasta mediados
del s-XIX y partir de ahí vuelve otra etapa de calentamiento climático,
comenzando los expertos a cuestionarse si ese nuevo cambio fue fruto de la
influencia humana debido a la revolución industrial o si todavía era un cambio
natural.
Con ese cambio climático de la pequeña edad de hielo, si
los rendimientos agrarios ya habían comenzado a decaer y descender por la
parada del proceso roturador y el agotamiento de los suelos todavía esos
rendimientos agrarios bajarían aún más.
En un primer momento la población seguía creciendo por
inercia de los siglos, XI, XII, XIII, de la plena edad media, pero a medida que
van descendiendo los rendimientos agrarios llegaría un momento en el que los
recursos alimenticios disponibles no eran suficientes para alimentar a toda la
población, subían los precios pero llegaría un momento en que esos precios
subirían tanto que una parte de la población
no se podía permitir comprar comida, apareciendo la hambruna y en el
momento en que apareció el hambre comenzaron los primeros fenómenos de descenso
demográfico produciéndose las primeras muertes
por no poder comer, pero otra parte de la población no murió quedando
muy debilitada y se convierte en más susceptible de verse afectada por las
epidemias cuando llegaron, como la peste u otras, y eso contribuiría a la
expansión de la pandemia de peste.
Además del hambre había provocado por el descenso de los
rendimientos agrarios por el fin del proceso roturador, el agotamiento de los
suelos y el nuevo cambio climático hubo que sumarle los efectos provocados por
la guerra.
La guerra que será un elemento característico del s-XIV
hasta el punto que los historiadores lo denominan el siglo de la guerra, por
estar lleno de conflictos bélicos y enfrentamientos entre los estados para lo
cual movilizan muchísimos recursos lo que hace a su vez que esos conflictos se
prolonguen mucho en el tiempo y sus efectos y consecuencias sean aún más
devastadoras.
Los conflictos fueron muchísimos, un ejemplo de los más
relevantes.
GUERRA DE LOS CIEN AÑOS
La guerra de los cien años enfrento a Francia y a
Inglaterra entre el año 1337 y el año 1453, por la cronología la guerra de los
cien años duró más, pero en ese periodo de tiempo hubo periodos de tregua
algunos muy largos.
Esta guerra surgió por motivos muy complejos sobre todo por
motivos territoriales, pues había determinadas zonas que formaban parte de
Francia y los reyes de Inglaterra
querían tener derechos, también tenían rivalidades de tipo comercial por la difusión
de productos en el ámbito internacional,
fue muy importante, los derechos que decían tener los reyes de Inglaterra para
acceder al reino de Francia, en otras ocasiones querían simplemente las
disputas y enfrentamientos personales entre los reyes franceses y los reyes
ingleses.
Este conflicto aparentemente concluye con la victoria de
Francia sobre Inglaterra, pues los reyes ingleses quedaron al margen de la
corona francesa, pero en la práctica supuso la ruina de las dos potencias.
LA GUERRA DE LOS CIEN AÑOS.
1 - Introducción
La Guerra de los Cien Años empezó en 1337 y acabó en 1453.
En esta guerra se enfrentaron Inglaterra y Francia. En 1337 Eduardo II de
Inglaterra empezó una guerra con Francia que duró más de un siglo. Eduardo y
sus sucesores se consideraban con derecho a reclamar el trono francés y también
querían proteger las tierras heredadas en el suroeste de Francia. Al principio
Inglaterra iba ganando pero cuando el ducado de Borgoña abandonó a los ingleses
y pasó al bando francés esto cambió. Al final Francia ganó, expulsando a los
ingleses que solo se quedaron en el continente con Calais.
1.1 - Causas de la guerra
Todo comenzó cuando Eduardo III quiso ocupar el trono
francés. Ese rey, perteneciente a la dinastía Plantagenet, dijo que era el
heredero legal al trono de Francia por que su madre, Isabel de Francia, era
hermana del último soberano francés de la dinastía de los Capetos, Carlos IV,
que había muerto en 1328 sin dejar un descendiente varón. La respuesta francesa
mantuvo que la corona no podía heredarse por línea femenina, por lo que el
trono fue ocupado por Felipe VI, primo del rey fallecido y primer monarca de la
dinastía Valois.
En realidad, el motivo de la disputa estaba en que los
reyes de Inglaterra, desde Guillermo I el Conquistador (1066-1087), controlaban
grandes zonas de Francia, lo que suponía una amenaza a la monarquía francesa. A
lo largo de los siglos XII y XIII, los reyes franceses intentaron restablecer
su autoridad sobre esos territorios. Eduardo III temió que la monarquía
francesa le sacara el ducado de Guyena (Aquitania), territorio que los reyes
ingleses mantenían como feudo desde mediados del siglo XII.
El 24 de mayo de 1337 empieza la Guerra de los Cien Años:
ese día Felipe VI arrebató Guyena a los ingleses. La animosidad de Eduardo III
hacia el rey francés se hizo más fuerte cuando Francia ayudó ese mismo año a
Escocia en las guerras que la monarquía inglesa había iniciado contra los reyes
escoceses para ocupar el trono de ese país. La rivalidad entre Inglaterra y
Francia por dominar el comercio con Flandes es considerada asimismo una causa
determinante del origen del conflicto.
1.2 - Fases iniciales de la guerra
En 1338, Eduardo III se proclamó rey de Francia e invadió
desde el norte el país. Ninguno de los dos bandos tuvo una victoria decisiva en
tierra, si bien la flota inglesa derrotó en 1340 a la francesa frente a la
ciudad de Sluis, tras lo cual Inglaterra controló durante años el canal de la
Mancha. Los dos reinos firmaron una tregua en 1343, pero Eduardo III invadió de
nuevo Francia tres años después. El 26 de agosto de 1346 condujo a su ejército
a una gran victoria sobre los franceses en la batalla de Crécy, y en 1347
conquistó la ciudad de Calais después de un duro asedio. Una serie de treguas
fueron acordadas desde entonces, mas en 1355, Eduardo el Príncipe Negro, hijo
del rey Eduardo III, tomó Burdeos. Los ingleses, usando como base esa ciudad, realizaron
incursiones sobre gran parte del sur de Francia, arrasando ese territorio. En
septiembre de 1356 el ejército inglés al mando del Príncipe Negro obtuvo una
nueva gran victoria en Poitiers (centro oeste de Francia). En esa batalla fue
capturado el rey francés Juan II, sucesor de Felipe VI desde 1350.
La Paz de Brétigny puso en 1360 fin a esa fase del primer
periodo de la guerra. Los términos del tratado fueron favorables a Inglaterra,
que se quedó en posesión de amplias zonas del territorio francés. En 1369,
Carlos V reinició la guerra. Una fuerza naval de la Corona de Castilla, aliada
ésta con Francia, destruyó en 1372 una flota inglesa en el golfo de Vizcaya.
Las tropas francesas, que, bajo las órdenes del condestable Bertrand du
Guesclin, evitaron enfrentarse a campo abierto con los ingleses, se dedicaron a
hostigarles y a cortar sus suministros.
Inglaterra pasó a combatir bajo una serie de circunstancias
adversas: perdió a su mejor jefe militar al morir el Príncipe Negro en 1376;
además, en 1377 falleció Eduardo III y fue sucedido por su nieto, Ricardo II,
que tan sólo contaba con diez años de edad. El poderío bélico de Inglaterra
quedó tan debilitado por la falta de un fuerte liderazgo que la táctica de
guerrillas empleada por Du Guesclin devolvió a Francia gran parte del
territorio entregado a Inglaterra por la Paz de Brétigny. Los enfrentamientos
de este primer periodo acabaron en 1386, pero no se firmó una tregua hasta diez
años después.
1.3 - Últimas batallas
Esta nueva tregua debía durar 30 años, pero en 1414, el rey
inglés Enrique V, aprovechándose de la virulencia de la guerra civil que sufría
Francia en ese momento, reiteró la pretensión de la monarquía inglesa al trono
francés. El soberano inglés inauguró una nueva etapa en la guerra al invadir el
territorio francés en 1415. Francia, debilitada por el conflicto entre los
duques de Borgoña y de Orleáns, que se disputaban el control de la regencia que
gobernaba el país en nombre del enfermo rey Carlos VI, fue derrotada en
Harfleur y el 25 de octubre de ese año en la decisiva batalla de Agincourt.
Enrique V, aliado con los duques de Borgoña, conquistó todo el territorio
francés al norte del río Loira, incluida la ciudad de París.
El 20 de mayo de 1420 se firmó el Tratado de Troyes, por
medio del cual el rey francés Carlos VI se vio obligado a casar a su hija,
Catalina de Valois, con Enrique V, de forma que el monarca inglés pasaba a ser
su heredero además de regente de Francia. Asimismo, el soberano francés hubo de
declarar ilegítimo a su hijo Carlos, el hasta entonces delfín (futuro Carlos
VII), y a repudiarle como heredero. Éste rehusó someterse al acuerdo y continuó
la guerra contra Inglaterra, cuyo ejército arrojó a sus tropas más allá del
Loira e invadió el sur de Francia.
En 1422 murieron el rey inglés Enrique V y el monarca
francés Carlos VI. Tras el fallecimiento de este último, su hijo fue proclamado
rey de Francia con el nombre de Carlos VII, pero los ingleses reclamaron el
trono francés para Enrique VI, el sucesor de Enrique V, que entonces ni
siquiera contaba con un año de edad, por lo que su tío, Juan de Lancaster,
duque de Bedford, actuaba como su regente en suelo francés. Carlos VII fue reconocido
como rey de Francia en los territorios al sur del Loira mientras que Enrique VI
controlaba el área situada al norte de este río.
Durante la invasión de la mitad meridional de Francia, que
dio comienzo en 1428, el ejército inglés puso sitio a la ciudad de Orleáns,
última plaza fuerte que poseían los franceses. El punto de inflexión de toda la
guerra de los Cien Años se produjo en 1429, cuando las tropas francesas, al
mando de Juana de Arco, levantaron el asedio de Orleáns, derrotaron a los ingleses
en la batalla de Patay y les expulsaron hacia el norte. En julio de ese año,
Carlos VII fue coronado rey de Francia en la catedral de Reims. Éste reforzó su
posición en el trono francés al firmar en 1435 el Tratado de Arras, que no era
sino una paz acordada por separado con el duque de Borgoña, Felipe III, aliado
de Inglaterra hasta entonces. Al año siguiente, Carlos VII conquistó París a
los ingleses.
Desde 1436 hasta 1449 no hubo acción militar alguna. En ese
último año, los franceses atacaron a los ingleses en Normandía y en Guyena y
recuperaron el primer territorio en 1450 y el segundo al año siguiente. Aunque
nunca se firmó un tratado que pusiera fin de forma oficial a la guerra, la
contienda cesó por fin en 1453, cuando Inglaterra sólo poseía Calais y algunas
pequeñas zonas adyacentes, territorios que conservaría hasta que en 1558 la
reina María I Tudor se vio obligada a combatir junto a su esposo, el rey
español Felipe II, contra el monarca francés Enrique II. La victoria francesa
permitió a éste recuperar la última posesión inglesa en Francia.
La guerra de los Cien Años supuso miles de pérdidas humanas
en ambos bandos además de una enorme devastación de los territorios y
propiedades en Francia. Tuvo importantes consecuencias políticas y sociales
para este país: ayudó a establecer la idea de pertenencia a una nación, acabó
con todas las pretensiones inglesas sobre territorios franceses, salvo el
mencionado caso de Calais, e hizo posible la creación de unas instituciones de
gobierno centralizadas que anunciarían la aparición del absolutismo monárquico.
2 - Orígenes del conflicto
La rivalidad entre Francia e Inglaterra comenzara ya en la
batalla de Hastings, en la que el duque francés Guillermo de Normandía se
adueñara de Inglaterra (1066). Ahora los normandos eran reyes de una gran
nación, y exigirían al rey francés ser tratados en consecuencia. Pero el punto
de vista de Francia no era el mismo. Los duques de Normandía siempre habían
sido sus vasallos, y el hecho de que hubiesen ascendido de su ducado a un alto
trono en un país lejano no tenía por qué cambiar su sumisión tradicional a la
corona de París.
2.1 - Primeras escaramuzas
A mediados del S XII, los duques normandos fueron
reemplazados por la dinastía Anjou, condes poderosos que poseían grandes territorios
en el oeste y sudoeste de Francia. El importante rey Anjou inglés Enrique II
era más poderoso que el rey de Francia, porque gobernaba un imperio mucho más
rico. A la muerte de Enrique lo sucedió su hijo menor Juan que no fue capaz de
mantener los territorios de su padre. El rey de Francia Felipe II lo sometió a
un asalto militar y a una gran ofensiva que no pudo rechazar. En 1204, Francia
invadió Normandía y se quedó con todas las posesiones inglesas en tierras
continentales, a excepción de Burdeos y Guienne, situadas sobre el Loira.
2.2 - El tratado de París
Enrique III (1215 - 1270), ascendido al trono inglés siendo
muy pequeño, trajo consigo un periodo de zozobras y temores, que desembocó en
el catastrófico tratado de París en 1259. Enrique renunciaba a todas las
posesiones de sus antepasados normandos y a todos los derechos que pudieran
corresponderle. Esto incluía la pérdida de Normandía, Anjou y todas sus demás
posesiones salvo Gascuña y Aquitania, que había heredado por vía materna.Estas
dos regiones quedaban sometidas al homenaje, una especie de pago que Enrique
otorgaría al rey francés para conservarlas.
- Eduardo I
El hijo de Enrique, Eduardo, no se conformó con esta
situación de sometimiento: construyó una base de poder militar y económico muy
superior a la de su padre y quiso colocar de nuevo a su corona en una posición
de fuerza en el continente. Inició hostilidades contra Francia (que duraron
cuatro años, de 1294 a 1298) pero, más dedicado a consolidar su poder en el
interior de la propia Inglaterra, no hizo nada más respecto de Francia. Tenía
razón: apenas fallecido Eduardo, otro lapso de convulsiones azotó a Inglaterra.
Una Escocia fuerte, motivada y organizada, conducida por Roberto de Bruce, la
derrotó en varias oportunidades y derrocó y mató al sucesor de Eduardo, Eduardo
II.
2.4 - La guerra de San Sardos y Enrique III
Entre 1324 y 1325 se produjo una nueva guerra entre
Inglaterra y Francia, conocida por los historiadores como Guerra de San Sardos
por el poblado donde tuvieron lugar las principales acciones. La corona inglesa
pasó pronto a manos de Enrique III, que era solo un niño, pero a pesar de todo
no estaba dispuesto a dejarse vencer con tanta facilidad. El rey de Francia,
Carlos IV murió, como sus antecesores, sin dejar heredero varón.
2.5 - La maldición de los Capetos
La muerte de Carlos IV era el fin de la poderosa y
prolongada dinastía Capeto. Había sido fundada por Hugo Capeto en 987, y había
dado una larga serie de poderosos monarcas que incluía a Luís VI, Luís VII y
Luís VIII, todos ellos comandantes en las cruzadas.
Luego de la muerte del rey siguiente, San Luís, orientador
y comandante de la cruzada contra los cátaros, la dinastía Capeto tuvo aún otro
poderoso rey: Felipe el Hermoso. Con él comenzó la decadencia: Felipe destruyó
a la antigua y noble Orden del Temple, llevando al juicio y a la hoguera a
muchos de sus dirigentes, en especial a su último Gran Maestre Jacques de
Molay.
La tradición cuenta que De Molay, de pie sobre las llamas
que lo consumirían, maldijo a Felipe el Hermoso, al Papa y a la familia Capeto,
profetizando su pronta extinción y olvido. En efecto, Felipe IV murió en 1314,
en el curso del mismo año de la ejecución de los templarios. Tenía tres hijos.
El mayor, Luís X (El Obstinado), fue coronado en agosto de 1315 y murió a los
pocos meses, mientras su esposa estaba embarazada. El niño recién nacido iba a
ser coronado con el nombre de Juan I mas, en razón de su corta edad, recibió
con regente al hermano mediano de su padre, Felipe. El pequeño murió siendo un
bebé, por lo que se lo conoce como Juan el Póstumo. Así, su tío Felipe debió
ser coronado de inmediato bajo el nombre de Felipe V el Largo. Este rey débil y
de pocas luces falleció casi inmediatamente. Le sucedió entonces el tercer hijo
de Felipe el Hermoso (y por tanto hermano pequeño de Luís X y Felipe V): Carlos
Capeto que reinó bajo el nombre de Carlos IV. La supuesta maldición de los
templarios terminó de cumplirse el 1 de febrero de 1328 al fallecer este rey
sin herederos. En apenas 14 años y luego de cuatro breve reinados, la dinastía
de los Capetos se había extinguido.
3 - La Guerra
Los hijos de Felipe el Hermoso tenían una hermana llamada
Isabel (la “Loba de Francia”), que era a l sazón la madre de Eduardo III de
Inglaterra. El joven rey, de tan solo 16 años pretendió reclamar su derecho al
trono de Francia apelando a esta circunstancia. Muertos sus tres tíos sin
herederos, y muerto su primo siendo un infante, consideró que la corona
francesa debía pasar a su madre y, a través de ella, a su propia testa. Por
supuesto que Francia no estaba de acuerdo. Los franceses invocaron la Ley
Sálica, que impedía la transmisión de la corona a través de la línea femenina.
Par evitar que Inglaterra se devorase a Francia por culpa de un tecnicismo
legal, decidieron que la corona recién abandonada por los Capetos pasara al
hermano menor de Felipe el Hermoso, Carlos de Valois. Pero corría 1328, y
Carlos había muerto tres años antes. De ese modo, correspondió según la teoría
francesa coronar al hijo de éste, Felipe de Valois, bajo el nombre real de
Felipe VI. Este fue el primer monarca de la dinastía Valois, que se apropió de
Francia por un accidente y sin que Eduardo III pudiese hacer nada para
evitarlo. Ahora, correspondía que Eduardo rindiera homenaje a Felipe pro sus
exiguas posesiones, las pocas que aún conservaba en Francia.
3.1 - Homenajes y refugiados
Como es comprensible, Eduardo no se sentía feliz: no le
parecía lógico pagarle a Felipe un homenaje por tierras que habían pertenecido
a sus antepasados desde hacía siglos, y además pensaba que él mismo tenía el
derecho de su lado para ser soberano de Francia. De este modo, se veía a si
mismo como un rey derrocado en Francia al que, además, se le obligaba a pagar
tributo al usurpador por el uso de sus propios territorios. La situación no
podía durar. Encontró por fin el modo de dañar a Felipe: uno de los parientes
del rey francés, Roberto de Artois, se había revelado, y Eduardo lo acogió como
a un hermano en su corte inglesa. La reacción de Felipe VI fue drástica: en un
golpe de mano rápido y perfecto, invadió y se anexionó la región de Gascuña,
propiedad de Eduardo. Eduardo respondió reclamando, por enésima vez, su derecho
a ocupar el trono de París.
3.2 - La guerra interminable
Una vez iniciadas las hostilidades (ya en toda regla, no
como simples escaramuzas), la suerte de ambos bandos fue fluctuante y pendular.
Al principio, los ingleses de Eduardo efectuaron unas muy importantes
operaciones terrestres en 1339 y 1340, y obtuvieron además una gran victoria
naval en Sluys. Eduardo utilizaba una táctica copiada de sus enemigos (la
chevauchée). Atacaba la campiña desprotegida en sitios donde las tropas
francesas eran débiles o estaban ausentes, y se adueñaba de ella. De inmediato
procedía a matar a los civiles de sexo masculino, incendiaba, saqueaba y robaba
las posesiones de los campesinos. Al ser estos parte de una sociedad de tipo
feudal, estaba sobreentendido que era responsabilidad y obligación de Felipe de
Francia protegerlos contra estos salvajes ejércitos extranjeros. De este modo,
además de hacerse con tierras, suministros y prisioneros, Eduardo socavaba la
autoridad de Felipe en la mirada de su pueblo campesino. En 1346 los franceses
encontraron a Eduardo en Crecy y en 1356 a su hijo (el Príncipe Negro) en Poitiers.
Ambos combates concluyeron con sendas y resonantes victorias inglesas. Más
tarde ese mismo año, los ingleses se garantizaron una mejor posición de fuerza
en las negociaciones posteriores al sorprender y capturar al rey Juan de
Francia y a su corte. Prisionero el monarca, los franceses se vieron obligados
a contemporizar y firmar el Tratado de Berigio (1360), que cedía a Eduardo III
todas sus posesiones originales salvo Normandía.
3.3 El contraataque
Tomando ejemplo del propio Eduardo y su victoria de Sluys,
Francia decidió aplicar sus mismas tácticas anfibias y navales. Comenzaron
entonces, a partir de 1360, a hacer rápidas y devastadoras incursiones contra
la costa meridional de Inglaterra, que culminaron en el saqueo e incendio de
Winchelsea. Pronto se aficionaron a este tipo de operaciones, y los ataques
anfibios se convertirían en la pesadilla de las guarniciones y población civil
inglesas costeras hasta 1401. Descubrieron además que Eduardo comenzaba a hacer
regresar sus tropas para defender sus islas , por lo que los campesinos
franceses empezaban a ver disminuir las espantosas chevauchées británicas. Así,
los pocos ingleses que aún recorrían la campiña francesa se vieron obligados a
retroceder progresivamente en medio de las tierras secas y arrasadas que los
galos dejaron a sus espaldas. Muchos murieron de hambre y enfermedades y nunca
se volvieron lo suficientemente fuertes como parta plantar cara a los
defensores de Francia. A pesar de la victoria en su propio país, Francia pagó
muy cara la expulsión del invasor en esta etapa de la guerra. Comandaba las
acciones el delfín Carlos (más tarde coronado como Carlos V). Su condestable,
el ambicioso e inteligente Bertrand du Guesclin, le aconsejó no confrontar,
sino recurrir a una política de hostigamiento de las columnas inglesas en
retroceso, dejando ante ellas solamente tierra arrasada. Esta prefiguración de
la táctica de von Clausewitz implicó, entonces, que los campesinos y civiles
franceses vieron sus tierras, antes quemadas por los invasores, nuevamente
arrasadas y destruidas (esta vez por sus propios protectores), con el afán de
“salvarlas”.
La guerra alcanza su mayor extensión en esta época, al
rebasar por primera vez los límites de Francia. Así, en 1367, los ingleses del
Príncipe Negro auxilian a Pedro I de Castilla en la batalla de Nájera, mientras
que su hermanastro Enrique recibe la ayuda de caballeros franceses dirigidos
por el propio Bertrand du Guesclin. La victoria final de Enrique en la Guerra
Civil Castellana brindará a Francia un poderoso aliado en el plano naval (cuya
hegemonía había correspondido hasta entonces a Inglaterra de forma indiscutida)
que destruye la escuadra inglesa en La Rochelle y saquea o incendia numerosos
puertos ingleses (Rye, Rotingdean, Lewes, Folkestone, Hastings, Wight…) entre
1377 y 1380, año en el que el almirante castellano Fernando Sánchez de Tovar
llega incluso a amenazar Londres. De forma paralela, Du Guesclin protagoniza
varias incursiones en Bretaña, cuyo rey se había aliado con Inglaterra.
3.4 - La suerte cambia de bando
Inglaterra quiso, entre 1360 y 1375, reasumir la voz
cantante y la iniciativa de una guerra que la estaba devorando, pero la suerte
había cambiado de bando y favorecía ahora a los franceses. Los estrategas
ingleses Sir Ricardo Knolles en 1360 y Juan de Gante 1363 formaron cuerpos
expedicionarios que atacaron el continente, pero fueron masacrados por los
defensores franceses. El rey Eduardo había muerto, y su sucesor, Ricardo II de
Inglaterra, volvió a sufrir la maldición que había perseguido a todos los reyes
niños: tensiones políticas, convulsión social, una fiera lucha por la sucesión
o al menos la regencia, todo ello envuelto en el espantoso caos de una guerra
internacional que amenazaba con devorarse a Europa entera. Asesinado Ricardo por
Enrique de Lancaster en 1399, los vientos de guerra rotaron 180º una vez más.
Hacía una generación entera que Inglaterra solo sufría derrotas frente a
Francia, pero, de pronto, los desembarcos en las islas comenzaron a ser
rechazados y los ingleses invadieron Francia con moderado éxito en tres
oportunidades: en 1405, 1410 y 1412. Enrique de Lancaster fue coronado como
Enrique IV de Inglaterra luego del derrocamiento de Ricardo II, y sería su
hijo, Enrique V, el encargado de llevar la guerra nuevamente al corazón de
Francia.
3.5 - Enrique V
Nombrado caballero dos veces, Enrique se mostró desde muy
joven como un jefe confiable, decidido, experto en táctica y organización
logística y muy frío y racional. Si se considera que los estrategas franceses
estaban comandados por un rey inestable, (Carlos V), de escasa personalidad,
enfermo, desorganizado y propenso a frecuentes ataques de demencia, es fácil
comprender las ventajas de que gozaron las tropas de Enrique.
Los nobles franceses se habían dividido en dos facciones
que disputaban entre sí y acorralaban a Carlos: los de Armañac y los de
Borgoña. Las virtudes de Enrique como general y gobernante así como esta
división interna de los franceses llevarían a estos últimos al desastre de
1415. A la edad de 12 años (en 1399), el futuro Enrique V fue nombrado
caballero por primera vez en un campo de batalla irlandés por Ricardo II, que
lo había tomado como rehén para garantizar el buen comportamiento del padre de
Enrique. El solo hecho de que un rey rival de su familia (que sería asesinado
por su padre) lo armase caballero en un campo de batalla y con solo doce años,
demuestra a las claras el coraje y la bravura que el joven Enrique evidenció
desde muy niño.
Más tarde, ejecutado el crimen y un día antes de la
coronación de Enrique IV, el nuevo monarca llamó a su hijo (que al día
siguiente se convertiría en príncipe de Gales) y lo nombró caballero por
segunda vez. Este joven brillante conduciría la guerra en Francia.
3.6 - Enrique contra Escocia y Gales
Ya en su vida de su padre, Enrique debió hacerse cargo de
difíciles operaciones militares. En 1400 prestó servicio contra los escoceses y
algunos meses después se le ordenó desbaratar la rebelión de Owain Glendwr, un
noble galés que se atribuía el derecho a ser Príncipe de Gales. Fue estudiando
a los enemigos galeses (en 1402) cuando Enrique aprendió a utilizar las
tácticas guerrilleras que tan rendidos servicios le prestarían más tarde.
Estaba, además, bajo la supervisión de sus dos maestros de estrategia, genios
militares ambos: Harry Hotspur y Tomás Percy, conde de Worcester, parientes
entre sí. Durante ese mismo año y el siguiente Enrique se vería forzado a
enfrentar a los dos en combate, y se demostraría capaz de vencerlos. En 1403
los dos maestros traicionaron al Joven Enrique y a su real padre y se aliaron
con Glendwr. En una épica marcha forzada, Enrique consiguió evitar que Hotspur
y Percy unieran sus tropas con las del galés y los derrotó en Shrewbury. El
príncipe en persona comandó el ala izquierda de su ataque en aquella
oportunidad. Shrewbury fue su verdadero bautismo de fuego (donde murió su
mentor Hotspur) y también su bautismo de sangre, ya que Enrique recibió una
flecha en pleno rostro. Sin embargo, siguió luchando hasta el fin del combate con
el astil sobresaliéndole de la cara. La guerra contra Gales duró todavía cinco
años más, pero el joven no participaría en ninguna otra batalla. Los combates
de campo no eran comunes en esos tiempos, y las guerras se desarrollaban
principalmente en base a sitios de ciudades, asedios de castillos y saqueos de
zonas productivas habitadas solo por la población civil.
3.7 - Enrique V, coronado
Enrique IV falleció en 1413, dejando el trono a su muy
capaz primogénito. Así llegó al trono Enrique V de 26 años, veterano de dos
campañas internas, herido en acción, experto en táctica, alumno de los mejores
maestros e inteligente a un grado extremo. El nuevo rey comprendió de inmediato
que, derrotados los enemigos Escocia y Gales, tenía que volver su atención
hacia Francia de inmediato, o Inglaterra sería aplastada. Rodeándose de hombres
adictos y capaces, se dispuso entonces a hacer la guerra en pleno territorio
del rey francés.
4 - Agincourt
Apenas coronado, Enrique intentó, pese a todo, evitar la
guerra con Carlos VI. Le ofreció casarse con la hija de aquél y tratar de
resolver el problema de las posesiones inglesas en Francia sin derramamiento de
sangre. Mientras negociaban, ambos monarcas amasaban grandes ejércitos en
previsión de una traición o rotura de las conversaciones que condujera a un
conflicto armado. Las tentativas de paz se rompieron por fin en la primavera de
1415 y Enrique decidió ejecutar su plan: una invasión en toda regla del reino
francés.
Su ejército comprendía 8000 caballeros, 2500 soldados de
otras categorías, 200 artilleros especialistas, 1000 hombres de servicios y
apoyo y 10000 caballos. Para cruzar el Canal de la Mancha se necesitó una gran
flota de 1500 barcos que Enrique había mandado construir, confiscar o comprar.
Los ingleses salieron de Southampton el 11 de julio y desembarcaron en el
estuario del Sena dos días más tarde.
Luego de poner sitio y conquistar Harfleur, Enrique marchó
hacia Calais, partiendo de la primera ciudad el 8 de octubre, con su ejército
debilitado por una grave epidemia de disentería. Pero los franceses no estaban
ociosos: el anciano mariscal francés Duque de Berry recibió la orden de
interceptar a Enrique mientras las tropas de Carlos VI se establecían en St.
Denis y las del mariscal Boucicault se preparaban en Caudebec, 48 km. al este
de Harfleur. Por el otro lado, el condestable Carlos d'Albret vigilaba el
estuario del Sena. Los ingleses, que deseaban cruzar el Somme, descubrieron con
horror que estaban quedándose sin alimentos, por lo que Enrique decidió torcer
hacia Pont St. Remy y hacer noche frente Amiens. El día 21 de octubre los
ingleses se pusieron en marcha hacia la pequeña aldea de Agincourt, donde se
enfrentaron con el grueso del ejército francés en la madrugada del 25 de
octubre de 1415. La batalla, trascendental para la Guerra de los Cien Años, se
desarrolló en tres fases:
Fase I
- Los ingleses avanzan, atravesando la tierra de nadie de 1
km. que los separa de los franceses. Los arqueros ingleses lanzan una lluvia de
flechas sobre las posiciones francesas.
- Los ballesteros franceses responden al ataque. La
caballería ataca por ambos flancos, pero muchos caballeros no llegan a tiempo a
ocupar sus posiciones. Las monturas chocan contra las estacas que los arqueros
ingleses han colocado para protegerse, arrojando al suelo a sus jinetes, que
son masacrados.
Fase II
- Derrotada su caballería, la infantería de Carlos intenta
asaltar el centro inglés.
- Los arqueros ingleses reaccionan canalizando al enemigo
hacia donde se encuentran las unidades más fuertes de la infantería propia: los
franceses caen en la trampa.
- En la melée de infantería, los arqueros ingleses matan a
muchísimos franceses, disparándoles a corta distancia.
- En medio del intenso combate, Enrique V recibe un golpe
de matanza en el casco, que abolla el acero y le arranca los adornos. De no
haberlo llevado colocado, hubiese perdido la vida.
- Los infantes y caballeros ingleses se mueven con mayor
rapidez que los franceses, impedidos por sus pesadas armaduras. Los franceses
se convierten en víctimas fáciles y tienen que retroceder.
Fase III
- Luego de media hora de combate, la victoria inglesa es
total. Los de Enrique poseen ahora muchos prisioneros, y calculan los rescates
que recibirán.
A primera hora de la tarde, sin embargo, al recibir
noticias de que su campamento había sido atacado, Enrique ordena la matanza de
todos los prisioneros, que son asesinados por sus guardianes.
4.1 - Un éxito inútil
La increíble victoria de Enrique contra un enemigo que lo
duplicaba en número no pudo, sin embargo, ser aprovechada por el rey inglés.
Enrique no tenía alimentos para continuar la campaña inmediatamente por lo que
retrocedió hasta Calais para embarcarse a Inglaterra. Las tropas desembarcaron
en Dover el 16 de noviembre. De haber podido continuar hasta París y autocoronarse
rey, es probable que la Guerra de los Cien Años hubiese terminado antes del fin
del invierno. Sin embargo, continuaría 38 años más.
En 1420, el vencido Carlos VI se vio obligado a aceptar el
Tratado de Troyes, que deshacía los términos del tratado de París, casaba a
Enrique V con la hija de Carlos y reconocía al rey inglés como heredero al
trono francés tras la muerte del rey.
5 - Últimas acciones
Desplazado de este modo de la línea sucesoria el delfín
Carlos, hijo de Carlos IV, todos creyeron que Enrique V legaría ambos tronos a
su hijo Enrique, que tenía a la sazón unos pocos meses. Pero por una ironía de
la historia, Enrique V murió inesperadamente en 1422, antes que Carlos IV. Dos
meses más tarde lo siguió a la tumba el rey de Francia. Los hechos se
precipitaron entonces. Incumpliendo el Tratado de Troyes, Francia decidió
coronar al delfín Carlos en lugar de al niño Enrique VII como estaba pactado.
5.1 - Otra vez, la guerra
La respuesta inglesa fue coronar al bebé como rey de
Inglaterra y de Francia. Decidiendo eliminar al rey Carlos VII, al que la
teoría inglesa consideraba un usurpador, invadieron nuevamente Francia y
pusieron sitio a Orleáns, última ciudad del reino que permanecía fiel al
atrapado rey francés. Todo parecía indicar que Carlos VII tendría que ceder a
las pretensiones del rey-niño de Inglaterra. Sin embargo, la historia de la
Guerra de los Cien Años daría aquí (1428) un inesperado giro, de la mano de una
ignota muchacha campesina.
5.2 - La doncella de Orleáns
Una joven iletrada nacida en Domrémy, llamada Juana de
Arco, creía haber sido elegida por Dios para librar a su país de los
persistentes ingleses. Con menos de veinte años consiguió reunir a un grupo de
soldados y librar en 1429 a Orleáns del asedio británico.
La victoria de Juana motivó y concienció a soldados y
campesinos franceses y les mostró un camino a seguir y una jefa a quien imitar.
A este triunfo de la Doncella de Orleáns siguieron otros, como los de Troyes,
Chálons y Reims, donde Carlos VII fue formalmente coronado.
A partir de este punto, la campaña militar de Juana comenzó
a caer en una espiral descendente: fue derrotada en París y Compiègne y
finalmente, cayendo en desgracia, fue capturada en 1430 por el duque de
Borgoña, Felipe.
Los jefes militares franceses, envidiosos del éxito de la
niña habían estado conspirando a sus espaldas. Temían el ascendiente que Juana
estaba tomando sobre el rey Carlos y, sobre todo, les aterrorizaba el hecho de
que la intervención divina estaba convirtiendo la Guerra de los Cien Años en
una lucha nacional y popular. Entregada a los ingleses, fue procesada por la
Inquisición bajo la acusación de hechicería, condenada a muerte y ejecutada en
la hoguera de Rouen en 1431.
5.3 - Francia se hace más fuerte
La situación se volvía complicada. Francia tenía ahora dos
reyes. Coronado Carlos VII en Reims, los ingleses coronaron en París a su
propio rey, Enrique VI, apoyado solamente por Felipe de Borgoña. Con
inteligencia, los franceses partidarios de Carlos llegaron a un acuerdo con
Felipe, remarcando aún más el aislamiento en que se encontraba Enrique. Este
episodio sucedió en 1435 y se conoce como Paz de Arras. Inglaterra necesitaba
imponerse a Borgoña como aliado militar. Falta de él, los carlistas atacaron y
ocuparon París al año siguiente. Como precaución en caso de que el conflicto se
prolongara, Carlos VII aprendió de los errores de su antecesor y,
reestructurando profundamente al ejército francés, logró dotar a la corona por
primera vez en la historia de un ejército permanente. Francia lograba así una
fuerza militar profesional, entrenada, preparada siempre para entrar en acción
y aguerrida. Como es lógico, la reforma militar no tendría éxito si no se
acompañaba de profundos cambios en la economía, la infraestructura, las
finanzas y la sociedad. Habiendo reconstruido las finanzas del reino, Carlos
mandó construir un impresionante conjunto de fortificaciones militares,
canalizaciones hidráulicas, puertos seguros y una mejor base de poder para sí
mismo.
5.4 - Luchas intestinas en Francia
Los ingleses no eran el único problema de Carlos VII: el
hambre y las pestes venían persiguiendo a su dinastía desde el principio. El
comienzo del S. XIV había encontrado a toda Europa sumida en una profunda
crisis económica. Esta crisis se había ensañado especialmente con Francia y
afectaba en especial a la producción agrícola, las fábricas industriales y el
comercio, que en el S. XIII habían sido los más importantes de Europa. Ahora,
tras los centenarios saqueos e incendios provocados por los invasores, Francia
pasaba mucha hambre y la peste volvió a aparecer. Así, los nobles de la Casa de
Anjou, viendo que el monarca pretendía proseguir la guerra hasta las últimas
consecuencias, comenzaron a conspirar contra él y convencieron a su hijo Luís de
que se plegara a la conjura. Carlos consiguió sortear el peligro que amenazaba
aislarlo y dejarlo sin poder. Para acrecentarlo, estableció una ventajosa
alianza con Suiza y con varios reinos de Alemania. A pesar del respiro que este
apoya le dio, era consciente de que continuaba gobernando un país inestable,
muerto de hambre, que ya casi no producía cereales, cercado por la peste y con
la presente espada de Damocles representada por su poderoso vecino inglés que
en cualquier momento podía decidir invadirlo y atacar de nuevo.
5.5 - Los problemas de Inglaterra
Su enemigo no se encontraba en mejor forma. De la victoria
de Agincourt pasaran a la derrota en París. Enrique VI era aún menor de edad, y
enfrentaba los mismos problemas que Carlos: luchas, recelos y rivalidades entre
los nobles y príncipes reales de su casa. Buscando descomprimir la situación
internacional, el jovencito solicitó y obtuvo la mano de Margarita de Anjou,
sobrina de su rival Carlos VII, con la que se casó en 1444. Una vez casados, la
posibilidad de una paz de compromiso basada en los lazos familiares se veía
cercana. Sin embargo, de las dos facciones en que se habían dividido los
ingleses, una estaba a favor de la paz pero la otra a favor de la guerra. Par
colmo de la desgracia inglesa, Enrique VI comenzó a seguir los pasos de Carlos
VI, el enemigo de su padre. Poco a poco comenzó a evidenciar síntomas de
locura, que pronto se convirtieron en una clara, permanente e incapacitante
demencia.
5.6 - El fin de la guerra y la victoria de Francia
Las reformas y mejoras realizadas por Carlos VII rindieron
sus frutos: lentamente la presión francesa comenzó a hacer retroceder al
enemigo y fue poniendo sitio y reconquistando todas las posesiones inglesas en
tierra francesa. Si el apoya de Borgoña, los ingleses debieron de entregar
Normandía en 1450 y Aquitania en 1453. Para ese año la única posesión inglesa
en el continente fue Calais. Una vez desaparecidos los motivos del conflicto,
la guerra terminó silenciosamente sin ni siquiera firmar un tratado que
certificara la paz nunca alcanzada en más se un siglo.
6 - Las consecuencias
Enfermo Enrique VI, Inglaterra quedó en manos de Somerset y
York, enemigos enfrentados ideológicamente. Guiados por intereses personales,
no se preocuparon por consolidar la paz sino que embarcaron a su país en una
guerra civil dinástica. En Francia, la monarquía y el absolutismo fueron
consolidados por Luís XI, hijo de Carlos VII. Luego de grandes conquistas, la
Casa de Valois se extinguió igual que la de los Capetos. Estas caídas empezaron
a ponerle fin a los estados feudales y comenzaron la Europa Moderna.
7 - Principales batallas de la Guerra de los Cien Años
- Batalla de Sluys (victoria inglesa)
- Batalla de Crecy (victoria inglesa decisiva)
- Sitio de Calais (victoria inglesa decisiva)
- Batalla de Saintes (victoria inglesa)
- Batalla de Ardres (victoria francesa)
- Combate de los Treinta (victoria francesa)
- Batalla de Poitiers (victoria inglesa decisiva)
- Batalla de Auray (victoria inglesa)
- Batalla de Nájera (victoria anglocastellana)
- Batalla de Montiel (victoria francocastellana)
- Batalla de Agincourt (victoria inglesa crucial)
- Batalla de los Arenques (victoria inglesa)
- Batalla de Jargeau (victoria francesa)
- Batalla de Beaugency (victoria francesa)
- Batalla de Patay (victoria francesa)
- Batalla de Castillón (última batalla de la guerra,
victoria francesa final)
- Campaña del Loira
GUERRA CIVIL IMPERIO ALEMÁN Y PENÍNSULA ITALIANA
Fue muy importante la situación de una guerra civil
permanente que existió en el s-XIV tanto en el Imperio Alemán como en la
Península Italiana.
Esa situación de guerra civil fue provocada por una serie
de aspectos que en muchas ocasiones estaban interrelacionados ente sí.
IMPERIO ALEMÁN
Fueron importantes las disputas entre los grandes señores
feudales y los príncipes alemanes que normalmente se enfrentaban al Emperador
tratando de que favoreciera a unos o a otros y estaban constantemente
disputando entre sí procurando cada uno de ellos aumentar sus dominios a costa
de los vecinos, esto se unió a otro problema consecuencia de la crisis, pues
con el descenso de población los señores feudales dejaron de percibir muchas
rentas al haber menos campesinos que pagasen y una forma de reaccionar de los feudales fue tratar de aumentar sus posesiones
a costa de sus señores, y al estar constantemente en disputas el Emperador
intervenía para mediar en esos conflictos.
Además, surgieron enfrentamientos entre GÜELFOS y GIBELINOS, la palabra güelfos hace referencia
a los partidarios del Papa y el término gibelino hace referencia a los
partidarios del Emperador, pues los
Papas y los Emperadores estaban enfrentados entre sí.
Los Papas consideran que el poder espiritual tiene que
estar por encima del poder temporal, y los Emperadores defienden la idea
contraria que el poder temporal está por encima del poder espiritual, y lo que
estaba en juego era determinar quién tenía la supremacía y por ello debe estar
al frente de toda la cristiandad, el Papa considera que debe ser el poder
espiritual el que debe estar al frente de la cristiandad y el Emperador que el
poder político debe estar por encima del poder eclesiástico.
Cada uno de ellos tenía sus partidarios siendo un
enfrentamiento continuo y los alemanes por llevar la contraria al Emperador se
ponen de parte del Papa en el partido de los güelfos.
Se podían encontrar ciudades de la Península Italiana que
querían librarse de la intervención del Papa poniéndose de lado del Emperador,
por lo que todos los conflictos estaban interrelacionados.
A esos conflictos había que sumar los conflictos entre las
ciudades estado italianas, sobre todo las del Norte de Italia que se habían
independizado y se gobiernan en algunos aspectos de forma autónoma, unas con
forma de república, o un gobierno despótico, algunas tenían aspecto de
república pero en la práctica estaban bajo el poder de un gobernante
controlador, pero aspiraban a no estar bajo el control ni del Emperador ni del
Papa, y a la hora de librarse ya a la vez estaban enfrentados entre sí por
disputas comerciales, pues Milán, Venecia, Florencia, etc. estaban
continuamente disputando por controlar el comercio, y a la vez queriendo librar
del Papa se unían al Emperador y otras
veces quería librarse del Emperador y se
unían al Papa.
Todos esos conflictos y enfrentamientos estaban entre
mezclados existiendo casi una situación de guerra civil permanente tanto en el
Imperio Alemán como en la Península Italiana.
A todos esos conflictos se le unen la Expansión de la
Corona de Aragón por el ámbito Mediterráneo que se había iniciado cuando
comenzó la Reconquista en la Península Ibérica mediante el tratado de Cazola
que había dejado para Aragón solamente la zona de Levante hasta el Biar en
Alicante y una vez que conquistaron eso buscaron nuevas zonas de expansión por
el Mediterráneo, Sicilia, Cerdeña, Nápoles, Córcega, y en ese proceso expansivo
entran en conflicto con un enfrentamiento con los franceses y con los
italianos, creando guerras en las posesiones de la corona de Aragón que se
prolonga hasta la Edad Moderna en la época de Carlos I, Felipe II, etc.
En el ámbito Hispánico se generaron guerras en la Península
Ibérica, principalmente tres:
LA GUERRA DE LOS DOS PEDROS
En esta guerra se enfrentaron Pedro I de Castilla y Pedro
IV de Aragón, que al principio se enfrentaron por el control de Murcia que era
la zona que le había correspondido conquistar a Castilla y aunque Aragón se
buscase otro ámbito de expansión en ocasiones querían interferir y ocupar otros
territorios en la Península Ibérica y hubo un conflicto por Murcia que era de
Castilla, pero Pedro IV de Aragón se la quería arrebatara Pedro I de Castilla.
En esta guerra de los Pedros estaba entremezclada con la
Guerra de los cien años, pues Pedro IV de Aragón apoyaba a Francia y Pedro I de
Castilla apoyaba a Inglaterra, y era otro problema al relacionarse con otros
conflictos al estar interrelacionados unos con otros al no ser guerras
aisladas, sino que se están “globalizando” muchos de los conflictos por estar
mezclados unos con otros.
A mediados del siglo XIV la Corona de Aragón y Castilla
libraron una dura guerra que acabó siendo conocida como la Guerra de los Dos
Pedros, debido a que en ambos reinos gobernaban monarcas con dicho nombre:
Pedro IV “el Ceremonioso” de Aragón y Pedro I “el Cruel” –o “el Justiciero”, según
la corriente historiográfica a la que acudamos- de Castilla. Esta fue una
guerra muy compleja, con multitud de factores que supusieron su comienzo y con
distintos participantes y variantes, pues tomó tintes de guerra entre dos
estados, pero también de guerra civil en Castilla. Además fue un teatro de
operaciones entre Francia e Inglaterra, que ya en esos años andaban enfrascados
en la famosa Guerra de los Cien Años.
Poco tratamiento le ha hecho la historiografía a este
conflicto castellano-aragonés, sobre todo si tenemos en cuenta la trascendencia
histórica que acabó teniendo. Y aunque no la tuvo desde el punto de vista
territorial, sí en el devenir histórico de ambos reinos. Esta guerra sería el
escenario en el que se produjo la caída de la vieja dinastía castellana que se
remontaba al siglo XI y a los descendientes de Sancho III “el Mayor” de
Navarra, y la irrupción de una nueva casa, la de Trastámara, que apenas
cincuenta años más tarde también irrumpiría en la Corona de Aragón. Esto
facilitó a finales del siglo XV la unión dinástica entre Aragón y Castilla con
los Reyes Católicos, que con el tiempo acabarían conformando las bases de lo
que hoy es España. Casi nada, ¿no?
LAS CAUSAS DE LA GUERRA
Las causas del conflicto son muchas y muy variadas, y
algunas de ellas vienen de muchas décadas atrás en el tiempo. Tradicionales
eran las disputas entre ambos reinos por el dominio de la región de Murcia y
Alicante. Ambos mantenían que este territorio les pertenecía, y desde la
segunda mitad del siglo XII ya existen varios tratados del reparto de conquista
de esta zona.
A finales del siglo XIII, Jaime II de Aragón inicia una
contienda contra Castilla para conquistar Murcia, y además aprovecha las
intrigas sucesorias dentro del reino vecino para apoyar a Alfonso de la Cerda,
nieto del famoso Alfonso X “el Sabio” y que le disputaba el trono a un joven
Fernando IV de Castilla en una encarnizada guerra civil. La Corona de Aragón,
para lograr sus objetivos en Murcia, participó en una gran coalición junto a
Portugal e incluso al Reino musulmán de Granada, teniendo como gran objetivo
lograr separar de nuevo las coronas de Castilla y de León en dos estados,
debilitando así a los castellanos, que desde la segunda mitad del siglo XIII se
habían convertido en la gran potencia dominadora en la península.
No se logró tal objetivo ni tampoco conquistar Murcia, pero
sí que se anexionó toda la zona de Alicante, que de entonces en adelante se
incluyó dentro del Reino de Valencia y de la Corona de Aragón.
Estos apoyos de Aragón a Alfonso de la Cerda en la guerra
civil –que no fructificaron- y la conquista de Alicante dejaron un poso de gran
enemistad entre ambos reinos a comienzos del siglo XIV.
La intervención en la política interna del reino vecino por
ambas partes no terminó ahí. Más adelante nos encontramos a Fernando de Aragón,
hijo de Alfonso IV de la Corona de Aragón, liderando una rebelión de las
noblezas aragonesa y valenciana contra su hermanastro Pedro IV “el
Ceremonioso”. Fernando buscaba destronar a este y ocupar el trono aragonés. Al
ser derrotado en la Batalla de Épila –1348-, pasó a refugiarse a Castilla en la
corte de Alfonso XI, recibiendo desde entonces apoyo castellano y luchando
junto a Alfonso XI primero, y junto a Pedro I “el Cruel” después, contra el
monarca de Aragón. Este apoyo castellano a un opositor del rey aragonés
acabaría convirtiéndose en una de las causas principales del comienzo de la
Guerra de los Dos Pedros, al producirse un clima muy inestable y de constante
desconfianza entre ambas coronas.
Al llegar Pedro I al trono de Castilla, pronto se hicieron
patentes los deseos del monarca de tratar de recuperar Alicante y de ganar
otras plazas a costa de la Corona de Aragón, y así lo demuestra la numerosa
documentación de la época, en la que queda patente que Pedro IV comienza a
destinar importantes partidas económicas dirigidas a reforzar las
fortificaciones de las plazas más fronterizas, como es el caso del complejo
sistema defensivo de Calatayud o también el de Daroca.
A todo esto se unió la inestabilidad interna dentro de
Castilla a la muerte de Alfonso XI en 1350 y su sucesión por Pedro I. Este era
el único hijo varón dentro del matrimonio del rey, pero Alfonso XI mantuvo una
larga relación ilegítima con Leonor de Guzmán, que le dio nada menos que diez hijos.
Alfonso XI trató de dejar a estos bien provistos, cargándolos de títulos y
señoríos, y uniéndolos por matrimonio a algunos de los linajes nobiliarios más
importantes del reino. Pero esta política, en lugar de asentar el poder del
trono sobre la nobleza, provocó exactamente lo contrario. Los hermanastros de
Pedro se convirtieron en una poderosa amenaza, y el mayor, Enrique, conde de
Trastámara, fue el que mejor jugó sus bazas para ir aglutinando un partido
opositor a Pedro I. Pero a esto ayudó la actitud del propio rey castellano,
tachado de tirano por la historiografía. Siguió los pasos de su padre,
manteniendo una relación ilegítima. Cuando por fin se casó, con Blanca de
Borbón, apenas unos días después de la boda la abandonó y la mandó encerrar, convirtiéndose
esta situación en una de las principales bazas de los “trastamaristas” contra
Pedro y su política. Así se llegó a una rebelión abierta de Enrique contra su
regio hermanastro en 1354, y aunque logró bastante éxito en sus primeros meses,
finalmente fue derrotado, y Enrique acabó exiliándose en Francia a principios
de 1356, mientras que otros nobles rebeldes decidieron huir a la Corona de
Aragón, siendo acogidos por Pedro IV “el Ceremonioso”. El rey de Castilla
siempre echó en cara al “Ceremonioso” el cobijo que dio a sus opositores,
además de haber hecho caso omiso a sus peticiones de ayuda contra la nobleza
levantisca. Las bases de la guerra entre Aragón y Castilla estaban servidas, y
tan sólo hacía falta un detonante.
PRIMERA FASE DEL CONFLICTO (1356-1361)
El casus belli acabó siendo un incidente que casi podía
calificarse como menor, pero que sirvió perfectamente a ambos bandos como
excusa. En 1356, una escuadra de la Corona de Aragón apresa junto al puerto de
Sanlúcar de Barrameda –Cádiz- unos barcos de Piacenza, aliada de la República
de Génova, la más encarnizada enemiga comercial de la Corona de Aragón y contra
la que desde hacía unas décadas antes se estaba luchando por el control de
Cerdeña y Córcega.
El propio Pedro I de Castilla presenció los hechos, pues
dicen las crónicas que ese día se encontraba en el puerto atendiendo a una
demostración de la pesca del atún. Castilla adujo que esto era un acto
delictivo, pues las embarcaciones piacentinas se encontraban en un puerto
castellano y bajo la protección de su rey. Ante esto se decidió embargar los
bienes que tuvieron en su reino todos los comerciantes de la Corona de Aragón,
que eran en su mayoría catalanes, y lanzó un ultimátum a su homónimo aragonés,
comenzando así el conflicto.
La Guerra de los Dos Pedros, como buen episodio bélico
medieval, aunque se establece su duración entre 1356 y 1367, realmente no duró
todos esos años, sino que tuvo varios episodios de enfrentamientos separados
por treguas y negociaciones de paz que fueron fracasando. La tónica general de
la guerra fue de superioridad castellana, pues poseían de mayores medios tanto
humanos como económicos. Sin embargo, Pedro IV supo usar perfectamente su
ingenio diplomático, compensando con ello las diferentes situaciones de desventaja
que se le fueron presentando, llegando incluso a mantener cierto equilibrio en
esta primera fase.
El primer golpe de esta fase de la guerra lo dio Castilla,
que en septiembre de 1356 conquistó Alicante, aunque su dominio duró poco
tiempo, pues una rebelión de sus habitantes expulsó a la guarnición castellana.
La tónica general durante toda la guerra para la Corona de Aragón fue la gran
dificultad para realizar levas de hombres y para lograr financiar al ejército.
Pero como ya hemos comentado, Pedro IV se valió siempre de su ingenio. Para
empezar, trató de provocar una rebelión interna en Andalucía, aunque fracasó.
Por otro lado, el rey aragonés contactó con Enrique de Trastámara, exiliado en
Francia desde comienzos de 1356. En noviembre, este cruzó los Pirineos y entró
en Aragón, firmando poco después el Tratado de Pina, por el cual se le
otorgaban diferentes señoríos en la Corona de Aragón a cambio de que jurase
vasallaje a Pedro IV y que pusiera bajo las órdenes de este a todas las fuerzas
castellanas opositoras a Pedro I. Este fue el comienzo de la colaboración entre
Enrique de Trastámara con la corona aragonesa, y el germen del apoyo a sus
aspiraciones al trono castellano.
El rey castellano reaccionó y trató de poner de nuevo a su
servicio al infante Fernando, quien todavía seguía anhelando arrebatar el trono
de Aragón a su hermanastro Pedro IV. Apoyó de nuevo en sus pretensiones a
Fernando para que este resucitara los rescoldos de la rebelión de la nobleza
valenciana de la década anterior, pero sus esfuerzos fueron en vano.
Castilla siguió teniendo la iniciativa, y en marzo de 1357
lanzó una ofensiva en la que logró tomar la estratégica Tarazona, la cual
protegía la entrada al valle del Ebro y por lo tanto dejaba casi vía libre
hacia Zaragoza, aunque de nuevo la conquista castellana fue efímera. No se
lograba abrir brecha en las defensas de uno y otro bando, y acto seguido
comenzó la primera tregua y las conversaciones de paz, impulsadas por el legado
del Papa, quien mantuvo un activo papel durante todo el conflicto para
conseguir la paz entre los dos principales estados de la península. Pedro de
Castilla aprovechó la tregua para ir preparando una ofensiva naval contra
Aragón. Pero no se limitó sólo a los preparativos militares. Pedro acabó por
ganarse, si no lo había hecho ya, el apelativo que le pondrían en el futuro de
“el Cruel”. A lo largo de 1358 se dedicó a realizar una serie de purgas al más
puro estilo estalinista, incluso contra su propia familia. Mando asesinar a su
hermanastro Fadrique, maestre nada menos que de la Orden militar de Santiago y
hermano de Enrique de Trastámara. También ordenó la ejecución de su primo, el
infante Juan de Aragón, y meses más tarde a su tía Leonor, madre del infante
Fernando de Aragón. El monarca castellano hizo sin duda gala de la manía
persecutoria que sufría, según cuentan las crónicas, pues pensaba que en
cualquier momento todos sus familiares acabarían por traicionarle. De un
plumazo se granjeó la sed de venganza de Enrique de Trastámara, pero también
del infante Fernando, quien durante años había sido uno de sus más firmes
apoyos. Además, estos sucesos hicieron que aquellos que por ahora se
mantuvieron fieles a su causa lo hicieran más por temor que por verdadera
lealtad. Por no hablar de la leyenda negra que los “trastamaristas” siguieron
urdieron contra él. El propio Pedro IV de Aragón aprovechó para congraciarse
con su hermanastro Fernando, con lo que ganaba otro apoyo mientras el rey
castellano lo perdía para su causa.
A mediados del año 1358 Castilla rompió finalmente la débil
tregua y lanzó una potente ofensiva, esta vez con la alianza de Portugal, lo
que comenzó a internacionalizar el conflicto. Primero, las tropas castellanas
realizaron varios ataques, tanto en el Reino de Valencia como en la frontera
aragonesa en la zona de Calatayud, aunque apenas lograron éxitos.
A la vez, Pedro I lanzó una importante escuadra naval que
llevaba preparando durante todo el año anterior contra las costas valencianas,
pero tras alguna pequeña victoria una fuerte tormenta provocó que buena parte
de las naves embarrancaran, provocando el fracaso de la expedición. Pero no se
dio por vencido y preparó una nueva flota en las atarazanas de Sevilla y en las
de los puertos cantábricos, con la que en abril de 1359 volvieron a atacar a la
Corona de Aragón. Más de cien naves, incluidas algunas portuguesas, se hicieron
a la mar con el ambicioso objetivo de tomar nada menos que Barcelona. Pero la
expedición, tras llegar ante la ciudad condal, apenas se limitó a hacer una
demostración de fuerza, pues no pudo desembarcar. Se intentó más tarde
desembarcar en Ibiza, pero de nuevo no se logró nada, y la flota castellana se
retiró sin siquiera entablar combate con la aragonesa. La campaña naval se
podría considerar como un fracaso militar importante, pero sin embargo supuso
un hito, pues por primera vez una flota castellana de tal envergadura llegaba
al Mediterráneo, con lo que Castilla comenzó a tomar consciencia de su propio
poderío en el mar y las posibilidades que esto le abría.
En septiembre de 1359 entra por fin en acción Enrique de
Trastámara, que hasta entonces apenas había participado. Por iniciativa propia
organizó su propia expedición contra su hermanastro Pedro I, pagándola de su
propio bolsillo. A finales del verano, se adentra en territorio castellano, y
el día 22 de septiembre se produce la Batalla de Araviana –Soria-, siendo el
primer enfrentamiento campal de dos grandes ejércitos en la guerra. Enrique de
Trastámara logró aquí una muy importante victoria, provocando unas 300 bajas en
el bando castellano, además de la defección de algunos de los líderes de su
ejército, que temían las represalias de Pedro I “el Cruel” por haber sido
derrotados.
Aprovechando este éxito, Enrique quiso seguir aumentando su
prestigio. Se da la circunstancia de que tras la reconciliación del infante
Fernando con su hermanastro Pedro IV de Aragón, el infante se estaba
convirtiendo con la ayuda del rey aragonés en una figura aglutinante de los
castellanos refugiados en la corona aragonesa que se oponían a Pedro de
Castilla. Esto no podía permitirlo Enrique, pues sus aspiraciones al trono
castellano podían verse cortadas por Fernando.
Enrique comandó una nueva expedición en territorio
castellano, esta vez ya al mando de las tropas aragonesas, y que acabó con la
primera Batalla de Nájera –La Rioja– en abril de 1360. En las cercanías del río
Najerilla, ambos hermanastros, Pedro I y Enrique se encontraron frente a
frente, pero esta vez fue Pedro quien se llevó la victoria. A duras penas logró
salvarse Enrique, que se pudo refugiar en Nájera en el último momento. Pero
Pedro, en lugar de asediar la ciudad y aniquilar a sus enemigos, decidió
marcharse y dejar escapar a su hermanastro. Craso error, como veremos más
adelante.
Sin embargo, Pedro I sí que logra algunos éxitos
diplomáticos para su causa. Refuerza su alianza con Portugal, pero además firma
un tratado de alianza con Inglaterra, el cual llevaba negociando desde el año
anterior. Pero no una Inglaterra cualquiera, sino la que está a punto de firmar
con Francia la Paz de Bretigny, una de las treguas dentro de la Guerra de los
Cien Años, y con la que Inglaterra se hizo dueña de prácticamente un tercio de
territorio francés. El ejército inglés era por aquél entonces el mejor y más
preparado de Europa, y esta alianza internacionalizó aún más el conflicto entre
Aragón y Castilla, convirtiéndose la Guerra de los Dos Pedros en un escenario
más de la guerra anglo-francesa. El ejército castellano por fin se decide a
avanzar tras su victoria en Nájera, y logra tomar varios pueblos y castillos
estratégicos en los valles del Ribota y el Manubles –Calatayud-.
Ante tal desequilibrio de fuerzas, a Pedro IV le interesaba
llegar a una tregua. Para ello, trató de favorecer un acercamiento al rey
castellano, por lo que nombró al infante Fernando como líder del partido de los
exiliados castellanos, relegando a Enrique de Trastámara. La suerte quiso
además que se produjera en ese momento un golpe de Estado en el Reino de
Granada, cuyo nuevo rey, Muhammad VI, decidió romper la alianza con Castilla y
acercarse a la Corona de Aragón. A Pedro I no le interesaba ahora tener que
enfrentarse a una guerra en dos frentes, contra Aragón y contra Granada, por lo
que se avino finalmente a negociaciones de paz. En mayo de 1361 se firmó la Paz
de Terrer –Zaragoza-, localidad fronteriza en la zona de Calatayud. Por dicho
acuerdo, Castilla renunciaba a casi todas sus exigencias territoriales en la
Corona de Aragón, mientras que Pedro IV tuvo que prescindir de los servicios de
Enrique de Trastámara y sus apoyos, que tuvieron que exiliarse de nuevo a
Francia, donde se pusieron a las órdenes del Delfín, el futuro Carlos V de
Francia.
LA SEGUNDA FASE DE LA GUERRA: DOMINIO CASTELLANO
(1362-1366)
La Paz de Terrer se convirtió en una simple tregua, pues al
poco de alcanzarla, Pedro de Castilla logró asesinar al nuevo rey de Granada y
reinstaurar en el trono andalusí al anterior monarca, proclive a mantener la
alianza con los castellanos. Cubiertas las espaldas, Pedro “el Cruel” se vio de
nuevo libre para seguir aprovechando la ventaja que había logrado el año
anterior.
Renovada la alianza con Inglaterra, Portugal e incluso
Navarra, Pedro I reúne un gran ejército de unos 30.000 infantes, 12.000
caballeros e incluso un arsenal de 36 máquinas de guerra, que según palabras
del cronista del siglo XVI, Jerónimo Zurita, “[…] era la mayor que se hubiese
visto en España […]”. En 1362, lanza una gran ofensiva sin declaración previa
de guerra. Tropas castellanas entran en el Reino de Aragón, y ante tamaña
fuerza militar, Pedro IV manda evacuar algunas poblaciones de la zona y
establecer la defensa en la misma Calatayud. Caen plazas como Alhama de Aragón,
Ateca, Ariza o Torrijo, mientras que otras como Cervera de la Cañada son
arrasadas. En junio Pedro I pone sitio a Calatayud, ciudad estratégica que
guarda el paso del río Jalón y la vía directa hacia Zaragoza.
La invasión castellana cogió desprevenido a Pedro IV, que
en ese momento se encontraba en Cataluña, y que además había licenciado a casi
todas sus tropas tras la Paz de Terrer. Además, tampoco podía contar con las
huestes de Enrique de Trastámara, que seguía exiliado en Francia. Tras casi
tres meses de duro asedio, y sin posibilidades de recibir ayuda en poco tiempo,
Calatayud se rinde. Pero las desgracias no llegan solas, y Tarazona también cae
en manos castellanas mientras un ejército navarro aprovecha la situación y pone
sitio a Sos. Tan sólo Daroca resiste y evita que se derrumbe todo el frente,
dejando a Zaragoza sin protección.
Pedro IV, que sigue en Cataluña buscando desesperadamente
hombres y dinero para armar un ejército con el que defender el reino, decide
ordenar una política de tierra quemada, quemando las cosechas y mandando
abandonar y destruir todas aquellas fortalezas que por falta de medios fueran
indefendibles, para así no ofrecer más puntos de apoyo al invasor. Finalmente
no le queda otro remedio, y decide acudir a la alianza con Francia, por lo que
la Corona de Aragón se introduce, al igual que Castilla, en la vorágine de la
Guerra de los Cien Años. Además, solicita el regreso de Enrique de Trastámara y
sus tropas, pero a cambio le tiene que dar de nuevo el liderazgo del partido
castellano de opositores a Pedro “el Cruel”, en detrimento del infante
Fernando. Se trata de un acuerdo secreto alcanzado en Monzón –Huesca-, por el
que el rey aragonés reconocía a Enrique como único pretendiente al trono de
Castilla.
En la primavera de 1363, Pedro I conquista Teruel, y poco
tiempo después llega hasta las mismas puertas de Valencia. Cuando más
desesperada es la situación para la Corona de Aragón, Pedro IV logra por fin
reunir un ejército de entidad y acude hasta Valencia, obligando a los
castellanos a retirarse. Tras rechazar al enemigo, “el Ceremonioso” busca
desesperadamente la paz para recomponer sus fuerzas, y lo logrará gracias de
nuevo a la intervención de la Santa Sede. En julio de 1363 se alcanza la Paz de
Murviedro –Sagunto-, aunque de nuevo se tratará de una efímera tregua.
Al poco muere en oscuras circunstancias el infante Fernando
de Aragón, hermanastro de Pedro IV. Muchas fuentes parecen indicar que el
propio Pedro ordenó su muerte, pues al haber reconocido a Enrique de Trastámara
como líder del partido de los nobles castellanos exiliados y como único
candidato al trono, temía que Fernando volviera a conspirar contra él al verse
relegado. Con la desaparición de Fernando, se acabó la escisión dentro del
bando castellano opositor a Pedro “el Cruel”, por lo que el conde de Trastámara
empezó a aglutinar por fin una fuerza lo suficientemente potente como para reclamar
de forma oficial el trono de Castilla.
Pedro de Castilla vuelve una vez más a romper la paz y
ataca con fuerza el Reino de Valencia, que cae casi por completo en sus manos y
asedia de nuevo Valencia, esta vez con Pedro “el Ceremonioso” sitiado dentro de
sus muros con su ejército. A punto de tomar la ciudad con el rey aragonés
dentro, lo que habría supuesto un golpe definitivo en la guerra a favor de
Castilla, una tormenta desbarata a la flota castellana que asediaba Valencia
por mar. Desprovisto de su fuerza marítima y roto el bloqueo naval, Pedro I no
tiene otra que retirarse de Valencia.
Sin embargo, la superioridad castellana era evidente,
momento en el cual es Enrique de Trastámara quien comienza a tomar mayor
relevancia en el conflicto. Contando ya con el apoyo abierto de la Corona de
Aragón a su causa, busca nuevas alianzas para lograr la corona de Castilla.
Enrique logra el apoyo de Francia y del Papado, y a través de ambos consigue la
financiación suficiente como para contratar a la famosa compañía de mercenarios
franceses de Bertrand du Guesclin, que en ese momento se encontraban inactivos
debido a la paz entre Inglaterra y Francia dentro de la Guerra de los Cien
Años. A finales de 1365, las temidas Compañías Blancas empiezan a concentrarse
en el sur de Francia, y ya en enero de 1366 comienzan a cruzar los pasos
pirenaicos. Se iniciaba así la última fase de la Guerra de los Dos Pedros.
LA INTERVENCIÓN ANGLO-FRANCESA EN LA GUERRA
El conde de Trastámara se puso al mando tanto de sus
propias huestes como de las Compañías Blancas, comenzando a principios de 1366
la invasión de Castilla. El 16 de marzo, Enrique hace por fin oficiales sus
pretensiones al trono, y al llegar a Calahorra se hace proclamar rey como
Enrique II de Castilla. La Guerra de los Dos Pedros se convierte ya en un
conflicto con dos vertientes: una internacional, con el enfrentamiento entre la
Corona de Aragón, Castilla, Portugal, Inglaterra, Francia y Navarra; y otra de
guerra civil dentro de Castilla entre Pedro I y Enrique. El Trastámara tuvo sin
duda mayor éxito del que realmente esperaba, pues tras su proclamación varias
ciudades pasan a su bando, además de otros nobles que hasta entonces habían
permanecido fieles a Pedro I.
El monarca castellano no supo reaccionar en estos primeros
momentos de la invasión, y de hecho se retiró, dejando vía libre a su
hermanastro para que tomara Burgos, donde celebró su ceremonia de coronación en
el Monasterio de las Huelgas, lugar de gran simbolismo al tratarse de uno de
los panteones reales de Castilla. Pedro I, desesperado ante el cariz que estaba
tomando la situación, se marcha personalmente a Portugal para confirmar su
alianza con los lusos, y después a Bayona, en el sur de Francia, pero en ese
momento bajo dominio inglés. Allí, Pedro se entrevista con Eduardo, Príncipe de
Gales, más conocido como el “Príncipe Negro”, pues era famoso por entrar en
batalla con una armadura completamente negra. Allí ambos llegan a un acuerdo
auspiciado por Carlos II de Navarra. Es el Tratado de Libourne, alcanzado en
septiembre de 1366, por el cual el Príncipe Negro se comprometía a ponerse al
servicio del rey castellano con 10.000 hombres a cambio de que luego Vizcaya
fuera entregada a Inglaterra.
El avance de Enrique por Castilla provocó que la ofensiva
castellana en Aragón perdiera fuelle, pudiendo recuperar las tropas aragonesas
plazas de gran importancia como Tarazona y Borja, que llevaban ya cuatro años
bajo ocupación. Esto dio un respiro a Pedro IV, que también se encontraba
enfrascado en tratar de reprimir una de las ya habituales rebeliones en la isla
de Cerdeña.
En febrero de 1367, el ejército inglés encabezado por el
Príncipe Negro atraviesa los Pirineos en ayuda de Pedro “el Cruel”, y en abril
se produce la Segunda Batalla de Nájera, en la que al igual que sucedió en la
confrontación ocurrida siete años antes, gana Pedro de Castilla a Enrique, que
no tiene otra que huir de nuevo a Francia. Tras esta victoria, en la corte
aragonesa se temía que las tropas anglo-castellanas avanzaran de nuevo sobre
Aragón, por lo que Pedro IV, aprovechando la huida de Enrique, decide romper
toda relación con este. La situación parecía de nuevo favorable para Pedro,
pero otra vez su forma de actuar le hace perder la oportunidad de imponerse. La
actitud vengativa contra sus enemigos derrotados en Nájera enfriaron sus
relaciones con el Príncipe Negro. Además, dejó de pagar las soldadas a las
tropas inglesas y tampoco entregó Vizcaya, como habían acordado unos meses
antes. Ante esto, los ingleses deciden regresar a sus territorios en el sur de
Francia y Pedro IV “el Ceremonioso”, siempre hábil a la hora de aprovechar
situaciones de este tipo, empezó a negociar con el heredero inglés, alcanzando
finalmente la paz entre la Corona de Aragón e Inglaterra.
Finalmente, y tras más de diez años de conflicto, ambos
Pedros deciden acabar con la guerra para poder enfrentarse el uno a la guerra
civil en Castilla, y el otro a la rebelión en Cerdeña. Reconociendo el punto
muerto al que habían llegado, ambos firman la paz el 13 de agosto de 1367,
poniendo fin a la Guerra de los Dos Pedros.
Pero los años de guerra habían dejado muy debilitado al gobierno de
Pedro I “el Cruel”, y la ayuda de Aragón a Enrique de Trastámara había abierto
un abismo entre los nobles y ciudades que apoyaban a uno u otro bando.
En otoño de 1367 Enrique regresó de nuevo a Castilla,
apoyado por el rey de Francia, muy interesado en la victoria del conde de
Trastámara para que este llegara al trono y así contar con la ayuda de la flota
castellana contra Inglaterra. A lo largo de 1368, buena parte de las ciudades y
casas nobiliarias de la Meseta se pusieron del lado de Enrique. En abril,
Enrique puso sitio a Toledo, mientras que Pedro I se alió con el Reino de Granada
y buscó también ayuda en el norte de África. Esto le causó un enorme
desprestigio y la pérdida de más apoyos, pues un rey cristiano estaba abriendo
la puerta a la llegada de tropas musulmanas desde el norte de África. Toledo
acabó finalmente en manos de Enrique mientras este seguía recibiendo ayuda por
parte de Francia.
En marzo de 1369 se produjo la batalla definitiva en
Montiel –Ciudad Real-, donde Pedro fue derrotado. Allí se refugió, y envió un
emisario al francés Bertrand du Guesclin, ofreciéndole dinero, tierras y
títulos a cambio de que le dejara huir. Bertrand aceptó y propuso reunirse
ambos la noche del 22 al 23 de marzo en el campamento de los mercenarios
franceses para sellar el acuerdo. Pero a la tienda del comandante francés llegó
también Enrique. Ambos hermanastros se enfrentaron, y Enrique asesinó a Pedro
I, poniendo fin a su turbulento reinado. La guerra civil acabaría unos meses
más tarde cuando el ya Enrique II de Castilla logró imponerse a aquellos nobles
legitimistas que seguían apoyando a los descendientes de Pedro.
La guerra entre la Corona de Aragón y Castilla facilitó sin
duda el debilitamiento de Pedro I, cuyo reinado fue un constante huir hacia
adelante, además de dar la oportunidad a su hermanastro de hacerse con el
trono. Enrique II dio inicio a una nueva dinastía, los Trastámara, que reinaron
Castilla durante siglo y medio, y que desde el año 1412 lo hicieron también en
la Corona de Aragón tras la elección de Fernando de Antequera como rey en el
Compromiso de Caspe. El que dos ramas de la misma familia estuvieran asentadas
en ambos tronos sin duda favoreció la unión dinástica entre las dos coronas a
finales del siglo XV con el matrimonio de los Reyes Católicos, lo que
finalmente supuso la creación del germen de la Monarquía Hispánica de los
Habsburgo, la precursora de la España que hoy en día conocemos.
Fuente: Sergio Martínez Gil - Licenciado en Historia por la
UNIZAR
PRIMERA GUERRA CIVIL CASTELLANA
Otra guerra en el ámbito hispánico era la guerra que
enfrentó al mismo Pedro I de Castilla con su medio hermano Enrique II Trastámara,
esta guerra terminaría cuando Enrique asesina a Pedro I colocando al reino de
Castilla en la Dinastía de los Trastámara.
GUERRA DE SUCESIÓN PORTUGUESA
Tuvo lugar durante el reinado de Juan I de Castilla que
estaba casado con la Beatriz de Portugal heredera del reino pero los nobles de
Portugal no la aceptaban como reina pues pensaban que quien gobernaría Portugal
sería su marido castellano, revelándose contra Beatriz y Juan I iniciándose una
guerra que supuso la llegada le trono a Portugal una nueva dinastía, pues los
nobles conseguirían imponer a Juan I de Avís en el trono Portugués, que era el
tío de Beatriz de Portugal, y en lugar de heredar ella el trono de su padre y
al igual que en Castilla a falta de heredero
varón una mujer podía reinar y gobernar al ser reina propietaria.
Al hambre y a la guerra había que añadir las enfermedades
como la peste, las epidemias era algo habitual en la Sociedad Medieval ya que
carecía de las normas básicas de higiene y esas enfermedades eran pare dela
vida cotidiana de la población.
Las epidemias de peste que aparecieron a mediados del s-XIV
tuvieron una incidencia todavía mayor que otras epidemias anteriores porque la
población se encontraba debilitada a causa del hambre y como consecuencia de los
efectos provocados durante la guerra, y la peste incidió mucho más en una
sociedad que ya estaba en crisis y que tenía muchos problemas agravando todavía
más la situación.
La peste es una enfermedad endémica de la zona de Asia
Central y de Siberia, esa enfermedad estaba y está allí hoy día pues no está
erradicada.
La falta de higiene y a las condiciones climáticas ayudaron
a que la peste negra se, esa enfermedad tuvo carácter de pandemia, es una enfermedad
que se expande y ataca de forma cíclica, la peste vino en varias ocasiones
desde Asia de la zona de Siberia a Europa, hubo una pandemia muy importante en
el s-II que para algunos autores explica la decadencia del Imperio Romano,
según las pocas fuentes existentes que provienen de la arqueología al estudiar
los cuerpos, hubo otra epidemia ente el s-VII y VIII muy importante
comenzando en ese siglo un cambio
climático muy importante que fue bueno para la agricultura pero muy malo para
la expansión de la peste, y a partir de
mediados del s-XIV volvió aparecer en Europa en una primera oleada muy
importante entre el año 1348 y el año 1352, reapareciendo brotes de vez en
cuando hasta el s-XVII.
La epidemia del año 1348 llegó a Europa de la mano de los
mongoles que en esos años se dedicaban asediar la colonia genovesa de CAFFA que
se encontraba en la Península de Crimea en el mar Negro y los mongoles que habían ido a Asia Central
llevaban con ellos la enfermedad y contagiaron a los habitantes de Caffa.
Siguiendo las rutas comerciales la epidemia se fue
extendiendo por toda Europa desde Crimea llegó a Asia Menor y Constantinopla siguiendo
desde allí al Norte de Europa y el Norte de África, llegando incluso a la
Península Arábiga, después desde el Norte de África saltaría a las islas del
Mediterráneo a la Península Italiana, Francia, Península Ibérica, Inglaterra,
Imperio Alemán, Mar Báltico, Península Escandinava, etc. se fue moviendo desde
el año 1348 y el año 1352.
Esta fue la epidemia inicial, pero más tarde habría
rebrotes periódicos hasta el s-XV mas frecuentes y posteriormente de forma más
esporádica hasta el s-XVII, y a partir de ese momento no ha volvió a aparecer
epidemias tan grandes como estas por los cambios climáticos, aumento de la
higiene y la evolución de la medicina.
En el mapa se puede observar la ruta de penetración de la
peste, junto a las curvas de evolución.
Como seguía las rutas comerciales con los barcos se fue
difundiendo, pues los hombres de la edad media no conocían la etiología, no sabían
las que provocaba la enfermedad, ellos decían que la peste era un castigo que
Dios había enviado a los hombres por sus pecados, o se había generado por la
conjunción de los astros y los planetas, debido a las autoras boreales, o por los terremotos, pues al abrirse la
tierra había expulsado vapores corruptos, y muy importante y habitual es que
los hombres de la edad media echasen la
culpa a los judíos porque se habían encargado de difundir esa epidemia de peste
para perjudicar a los cristiano, pero los judíos también se infectaban, todo esto
decían las fuentes de la época.
En las Universidades como la de París había disputas usando
el razonamiento escolástico sobre qué era lo que producía la enfermedad,
llegando a la conclusión que era por la conjunción de los astros.
Según los conocimientos de medicina actuales se sabe que la
peste es una enfermedad infecciosa causada por el bacilo Yersinia Pestis
descubierto en el año 1894, que se transmite de roedor a roedor pudiendo pasar
a los humanos a través de las pulgas que son las que llevan el bacilo que
provoca la enfermedad.
Ese bacilo se desarrolla bajo unas condiciones climáticas
muy especiales necesita entre 15º y 20º de temperatura y ente el 90% y 95% de
humedad, en esa época de la edad media los veranos eran cortos y muy húmedos
que llegaron con la pequeña edad del hielo favoreciendo la difusión de ese
bacilo.
Pero como en la edad media no sabían lo que causaba la
enfermedad se tomaban medidas que no tenían grandes efectos, hoy día se sabe
que aquellas personas que consiguen sobrevivir a la peste quedan inmunizadas,
pero solo respecto a la variante de bacilo que ha padecido, pues la peste puede
tener diferentes formas, pudiendo verse afectadas por las otras cepas.
La epidemia de peste del s-XIV afectó a personas de toda
clase y condición social, el rey Alfonso XI castellano-leonés murió a causa de
la peste, así como la mujer de Pedro IV de Aragón, una de las reinas Juana de
Navarra, etc. pero parece ser que se vieron
más afectadas las personas de más baja condición social que eran las que
estaban más debilitadas como consecuencia del hambre siendo más susceptibles de
contraer enfermedades, pero no significa que solo era una enfermedad de las
clases más desfavorecidas pues hubo muertos en las familias reales.
Por la enfermedad se vieron más afectadas sobre todo las
personas que vivían en comunidades, donde
era más fácil el contagio como por ejemplo en las comunidades
monásticas, desapareciendo conventos enteros porque se morían todos los monjes
o las monjas, hubo universidades que desaparecieron por falta de maestros y
escolares, a consecuencia de la peste.
Es una enfermedad que afectó más a las ciudades que a las zonas rurales porque había más
concentración de gente y era más fácil el contagio, pero no significa que las
zonas rurales no se vieran afectadas.
El fragmento procede de un texto literario del Decamerón de
Boccaccio que es un escritor florentino del s-XIV, y lo escribió en el contexto
cando la peste negra llegó a Florencia, la gente huía de la ciudad que era algo
muy habitual sobre todo las personas que tenían recursos económicos, cuando
llegaba la epidemia se marchaban y eso en ocasiones ayudaba a expandir y
difundir la enfermedad.
El Decamerón narra
como un grupo de personas abandonan la ciudad de Florencia huyendo de la peste
y se van al campo a mientras esperan que se pase la epidemia de peste se
dedican a divertirse cantando, comiendo, paseando, bailando, contando
historias, y como hay diez personas cada una cuenta una historia, y las 100 historias que componen la obra son
las historias que cuentas los personajes mientras pasa la peste.
Al principio de la obra el autor Boccaccio describe como había
llegado la peste a Florencia y el texto es interesante pues se aprecia cómo
viven esas personas.
Dante, Petrarca y Boccaccio son las tres figuras principales
del humanismo italiano de la frontera elástica de la llegada del Renacimiento y
Boccaccio es interesante por relatar como fue ese momento.
LA PESTE NEGRA EN FLORENCIA
Digo que ya habían los años de la fructífera Encarnación
del Hijo de Dios llegado al número de mil trescientos cuarenta y ocho,
AÑO 1342 EN LA CIUDAD DE BOCCACCIO QUE ERA FLORENCIA
cuando la ciudad de
Florencia, noble entre todas las de Italia, fue pasto de una mortífera peste.
EN ESTE PÁRRAFO SE VEN ALGUNOS ARGUMENTOS DE LAS CAUSAS QUE
SEÑALARON LOS CONTEMPORÁNEOS PARA EXPLICAR LA PESTE, PUES ELLOS NO SABÍAN A QUE SE DEBÍA
La cual, bien por la fuerza de los cuerpos astrales, o bien
por nuestros inicuos actos, en virtud de la justa cólera de Dios,
O POR EL CASTIGO DE DIOS POR LOS PECADOS COMETIDOS
fue enviada a los
mortales para corregirnos,
SEGÚN BOCCACCIO O BIEN FUE CULPA DE LOS ASTROS O BIEN PRO
LA CÓLERA DE DIOS PARA QUE SE ARREPINTIERAN
después de que durante algunos años se había enseñoreado de
las regiones orientales,
ELLOS ERAN CONSCIENTES QUE LA PESTE HABÍA VENIDO DE
ORIENTE, PORQUE A EUROPA HABÍAN LLEGADO NOTICIAS DE LOS ESTRAGOS QUE ALLÍ
ESTABA CAUSANDO.
ESA EPIDEMIA DE PESTE QUE DESDE ASIA LLEGÓ A LA PENÍNSULA
DE CRIMEA LLEVADA POR LOS MONGOLES Y EXPANDIÉNDOSE POR EUROPA , NO SOLO LLEGÓ A
EUROPA SINO SE SABE QUE LLEGÓ HASTA CHINA Y LA MORTALIDAD QUE ALLÁ PROVOCÓ FUE
MUY IMPORTANTE, ALLEGARLE MURIERON MILLONES DE CHINOS, Y ESAS NOTICIAS DE LO
QUE HABÍA OCURRIDO EN ORIENTE HABÍA LLEGADO A EUROPA Y SE SABÍA QUE ESA
ENFERMEDAD PROVOCABA UNA ELEVADA MORTALIDAD.
LA EPIDEMIA MÁS IMPORTANTE QUE LLEGÓ DE LA PESTE A CHINA FUE
EN EL 1234 UNOS AÑOS ANTES DELA EPIDEMIA DE 1248.
en las que había cobrado innumerables vidas, y desde donde
sin detenerse en lugar alguno, prosiguió de forma devastadora hacia Occidente,
extendiéndose continuamente.
PROCESO DE EXPANSIÓN RÁPIDA SIGUIENDO LAS RUTAS
COMERCIALES, PERO EL TEXTO ESO NO LO DICE.
No valían contra ella previsión ni providencia alguna, como
el que limpiasen la ciudad operarios nombrados al efecto
PARA INTENTAR FRENAR LA EPIDEMIA SE LIMPIA LA CIUDAD,
MUCHAS CIUDADES CERRARON LAS PUERTAS PARA IMPEDIR QUE NO ENTRARA NADIE SI
ESTABA ENFERMO, PERO LA ENFERMEDAD LLEGABA, PUES EL AISLAMIENTO QUE SE PODÍA
CONSEGUIR NO ERA MUY EFECTIVO, Y NO FUNCIONABA.
o prohibir que los enfermos entrasen en la población, o dar
muchos consejos para preservar la salud, o hacer no una sino varias veces al
día humildes rogativas a Dios en procesiones u otras formas piadosas.
NO FUNCIONABAN LOS CONSEJOS MÉDICOS, NI REZAR TAMPOCO FUNCIONABA,
En cualquier caso, lo cierto es que, al comenzar la
primavera del año mencionado, comenzaron a manifestarse los dolorosos efectos
de la pestilencia.
A PARTIR DE PRIMAVERA DE 1248
Pero no obraba como en Oriente, donde el verter sangre por
la nariz
VERTER SANGRE POR LA NARIZ ERA UN SÍNTOMA DE LOS CINCO
TIPOS DE PESTE NEUMÓNICA QUE AFECTABA A LAS VÍAS RESPIRATORIAS, Y PODÍA
PROVOCAR LA MUERTE A LAS 24 HORAS, CON EL TIEMPO LLEGARÍAN A EUROPA TODOS LOS
TIPOS DE PESTE.
era signo seguro de muerte, sino que aquí, (FLORENCIA) al
empezar la enfermedad, les nacían a las hembras y varones en las ingles y en
los sobacos unas hinchazones que algunas veces alcanzaban el tamaño de una
manzana o de un huevo.
A ESA HINCHAZÓN LA GENTE COMÚN LAS LLAMABA BUBAS, Y DE AHÍ
EL NOMBRE DE UNA DE LAS VARIANTES DE LA PESTE, LA BUBÓNICA QUE AFECTABA A LOS
GANGLIOS LINFÁTICOS, BOCCACCIO MENCIONÓ COMO CONTINUACIÓN A ESA PESTE PERO QUE
ERA OTRA VARIANTE DE LA PESTE
La gente común daba a estos bultos el nombre de bubas. Y,
en poco tiempo, estas mortíferas inflamaciones cubrían todas las partes del
cuerpo. Luego, los síntomas de la enfermedad se trocaban en manchas negras o
lívidas en brazos, muslos y demás partes del cuerpo, bien grandes y diseminadas
o apretadas y pequeñas.
MANCHAS NEGRAS, ESA VARIANTE ERA LA SEPTICÉMICA UE EL
BACILO SE EXTENDÍA POR LA CORRIENTE SANGUÍNEA PROVOCANDO HEMORRAGIAS QUE
ENNEGRECÍAN LA PIEL, POR ESA VARIANTE SE LLAMA PESTE NEGRA.
sí, la buba primitiva se convertía en signo inequívoco de
futura muerte, tanto como estas manchas.
CON ESTE TIPO TARDABAN UN POCO MÁS EN MORIR, PUES NO TODO
EL MUNDO SE MORÍA. ALGUNOS SOBREVIVÍAN QUEDANDO INMUNIZADO A LA VARIANTE AFECTADA.
Para curar esta enfermedad no parecían servir los consejos
de los médicos, ni medicina alguna,
BOCCACCIO INSITE EN LA FORMA DE CURAR Y QUE LA MEDICINA NO
FUNCIONABA, TODO ERAN SUPOSICIONES POR FALTA DE CONOCIMIENTOS
bien porque la naturaleza del mal no lo consintiera, o bien
porque se desconocía por la medicina el origen del mal y la forma de atajarlo.
Así, no sólo eran pocos los que curaban, sino que casi todos los afectados, al
tercer día de la aparición de los citados signos, o bien un poco después,
morían sin fiebre alguna ni otro accidente.
Giovanni Boccaccio (1313-1375): El Decamerón (1349-1351)
LA HIGIENE
En algunos lugares se sabe que se quemaban los cuerpos pero
reutilizaban la ropa y como estaba infectada, no eran medidas efectivas,
limpiaban las ciudades, pero no servía de nada porque limpiar era sacar la
basura de la ciudad, pero las ratas seguían campando por la ciudad y
transmitiendo las pulgas.
Siguiendo las rutas comerciales fundamentalmente por mar y
las ratas iban en los barcos cargadas de pulgas que transmitían la enfermedad.
Cuando en las fuentes medievales se habla de los signos de
mortalidad, no todo era por culpa de la peste, pero no había recuento de población
y no se sabía cuantos morían por la peste, por la guerra, por el hambre u otras
enfermedades.
Se sabe que había algunos lugares cuyas condiciones
climáticas eran adversas, y se supone que influyó en el hecho de que no hubiera
tanta difusión, sobre todo a la hora de calcular las pérdidas de población y en
unas partes de Europa se perdía más población que en otras, donde el clima era
mucho más frÍo era más difícil que la epidemia tuviera la repercusión que en otras
zonas.
De 1348 a 1352 no se tienen patrones del clima como hoy en
día que se sabe casi al instante la evolución del clima, por lo tanto, se
llegan a conclusiones a partir de lo que cuentan las fuentes y esa información
es poca, no necesariamente esa pequeña edad de hielo todos los años se producía,
de modo que a veces los periodos de verano húmedos fueran un poco más largos
incidiendo más y alargando el tiempo de la epidemia, y si el clima era más frio
tenía menos incidencia, siempre se habla a grandes rasgos.
No había censos de población y las primeras fuentes estadísticas
de la edad media son del s-XIV que se hicieron con fines fiscales para recaudar
impuestos, y normalmente no se contabilizaban personas sino que contabilizaban los
fuegos, los hogares, porque se pagaba por casa, se podía tener el número de
fuegos, es decir el número de hogares, pero a partir de ahí no se sabía cuántas
personas vivían en ese fuego, los historiadores no se ponen de acuerdo unos
dicen que la media se podía situar en tres personas pro familia y otros dicen
que cinco, pues las cifras bailan y eso son las primeras estadísticas de
población.
Se sabe que mucha gente para no pagar los impuestos se escondían, se
ocultaban y hay fuegos que no se declaraban para no pagar, y a parte como había
parte dela población que estaba exenta de pagar como los monjes, o los clérigos
esos tampoco aparecían en los censos.
La crisis fue la consecuencia provocadas por la conjunción
de la crisis alimentaria, el hambre, por la depresión agraria, junto con la
guerra y la peste.
La primera consecuencia fue el descenso demográfico que fue
muy acusado y muy difícil separar de las cifras al producirse por hambre,
guerra, peste, etc. por no haber estadísticas fiables, y muy difícil también
establecer el volumen de mortalidad a nivel general, se sabe que fue muy
importante el descenso demográfico, pero no se sabe cuanta gente murió.
Los historiadores calculan que aproximadamente murió 1/3 de
la población, pero seguramente moriría la mitad de la población el 50%, lo que
sí parece evidente es que la población retrocede a los niveles que había en el
s-XI. Todo el crecimiento demográfico que se había producido durante la plena
edad media entre el s-XI y s-XIII se perdió, y hasta el s-XV nos e volverá poco
a poco a ir recuperando los niveles de población, pero todavía tardaría mucho
tiempo en volver a los niveles del s-XIII a raíz del crecimiento de la plena
edad media.
El descenso de población a su vez tendría consecuencias
económicas muy importantes, debido al descenso demográfico faltaría mano de
obra, para trabajar la tierra y gente que trabajara artesanalmente y actividad
comercial.
En las zonas rurales como faltaba población y mano de obra
para cultivar la tierra hubo muchas tierras que se quedaron sin cultivar, las
fuentes insisten el que la tierra estaba yerma y despoblada.
Al haber tierras que se quedaban sin cultivar la
productividad agraria todavía iba a empeorar aún más, la producción agraria
bajaba por el agotamiento de los suelos, por el proceso roturador, el cambio
climático y si además había menos población para trabajar la tierra se quedaban
tierras sin cultivar y bajaban aún más los rendimientos agrarios y eso
repercutiría a su vez en el precio de los productos agrarios, sobre el precio
de los productos alimenticios, aunque de forma dispar, pues había zonas donde
la producción agrícola bajó tanto que los precios de los alimentos subieron
todavía más, continuando la tendencia que se venía danto desde finales del
s-XIII, pero también había zonas, donde la población bajo tanto que no había
demanda, y en esos lugares ocurría todo lo contrario, el precio de los
productos agrícolas caían en picado, por lo que había zonas donde los precios subían
mucho y otras zonas donde los precios bajaban mucho, en la Península Ibérica
los precios subían, siempre los representantes de las ciudades en las cortes se
quejaban antes el rey que al vida era muy cara porque los precios de los
productos habían subido mucho y le piden al rey que por favor ponga medidas
para que los precios dejaran de subir, y el rey lo que hace es fijar los
precios para que le pan no se venda a más de un precio, pero eso nunca ocurre,
pues seguían subiendo los precios.
Hay otras zonas de Europa donde ocurría todo lo contrario, había
muerto tanta gente que aunque los productos subieran mucho de precio nadie compraba
y al final caían en picado, habiendo poblaciones muy desequilibradas ya que en
una época subían mucho los precios y en otras épocas bajaban y los precios se
desequilibraban.
Faltaba mano de obra para dedicarse a la actividad
artesanal y comercial, las fuentes dicen que empezaron a subir los salarios de
los artesanos pues escaseaban, había pocos estando muy cotizados y se les
pagaba buenos salarios, y eso a su vez repercutía también en el precio de los
productos artesanales porque si había que pagar mucho al artesano que fabricaba
para poder tener una ganancia tenían que subir el precio del producto
artesanal.
Lo mismo que ocurría con los productos agrarios ocurría lo
mismo con los productos artesanales, había zonas que esos productos artesanales
subían mucho de precio, en otras zonas donde no había demanda por no haber
población caían los precios y los productos artesanales caían, habiendo
fluctuaciones de precios muy grandes y se iba de un extremo al otro en poco
tiempo y todo eso desequilibra y desbarajusta la actividad artesanal y la
actividad comercial.
El descenso demográfico que provocó una falta de mano de
obra y dejaba las tierras sin cultivar a su vez generó una caída de las rentas señoriales,
pues aunque la peste afectaba a todo el mundo hizo más daño a las personas que
estaban peor alimentadas, y al morir campesinos no había gente que trabajase la
tierra y al haber menos gente en la agricultura los ingresos que recibían los
nobles, por los censos, las corbeas, y demás tributos que recibían, y como había
menos gente pagando y las rentas de los señores feudales comenzaron a caer y
algunos nobles reaccionaban enfrentándose a otros vecinos feudales tratando de
apoderarse de sus tierras.
Entre los señores feudales aumentaron la presión fiscal
sobre los campesinos que habían sobrevivido, con el aumento de la presión
aparecen nuevos tributos impuesto por los señores feudales como el señorío
jurisdiccional que cobraba el señor feudal, pues como quedaban cosas sin cobrar
comienzan a cobrarlas y aumenta esa presión fiscal sobre los campesinos hasta
el punto de que los historiadores consideran que durante la crisis bajo
medieval se desarrolló lo que denominan una nueva servidumbre.
Una segunda servidumbre que era que los que ya eran siervos
todavía empeoraría su situación, como se si reforzara la servidumbre con una segunda
servidumbre, ya eran siervos pero como se les cargaba con nuevos tributos era como
si fueran otra vez siervos, eran siervos por partida doble, conocida como
SEGUNDA SERVIDUMBRE, y como consecuencia de esa situación llegaría un momento en que los campesinos comenzaron a
protestar y a revelarse contra los señores feudales dando lugar a lo que se
denomina CONFLICTIVIDAD ANTISEÑORIAL que era rebeliones de los campesinos
contra los señores feudales que protestaban por el aumento de la presión que
estaban ejerciendo los señores para poder mantener su nivel de rentas, por haber menos campesinos
trabajando las tierras.
La conflictividad señorial ya que se considera que era un
fenómeno general en Cataluña, Galicia, Francia, Inglaterra, dándose en toda
Europa pues la presión de los señores feudales era en todos las partes.
Un ejemplo de los conflictos antiseñoriales que más aparece
en son libros es de Jacquerie que fue un movimiento de rebelión de los
campesinos que vivían en torno cerca del norte y este de la ciudad de París.
Esos campesinos se revelaron en el año 1358 y en ese
momento el rey francés Juan II el Bueno que hacía poco tiempo había caído
prisionero de los ingleses en la Guerra de los Cien Años y al estar preso de
momento se había paralizado la guerra, pero aunque la guerra estaba parada las
tropas francesas presionaban sobre los campesinos y pedían tributos a los
campesinos para financiar la guerra aunque la guerra estaba parada, y ante esa
situación los campesinos de la zona norte y este de París se alzaron en armas
contra las tropas del rey sino contra los señores feudales, pues llegó un
momento que ya no distinguían muy bien quien les asfixiaba, solo sabían que
todos les pedían dinero y lo único que podían hacer era revelarse y ayudados de
palos de garrotes, horcas, hoces etc. herramientas que tenían a mano se
dedicaron a asaltar las casas de los señores feudales, incluso en algunos casos
asesinaban a los señores feudales o les hacían huir, destruían los documentos
donde aparecía lo que tenía que pagar cada uno y así nadie podía saber lo que
tenían que pagar provocando una situación prácticamente de anarquía, al final los señores se unen entre ellos para
acabar con la revuela Jacquerie de los campesinos, con tal violencia que en un
momento el hijo de rey el Delfín Carlos tuvo que intervenir y llamar la
atención a los nobles pues, si seguían actuando con tanta violencia iban a
conseguir acabar con todos los campesinos y luego quien iba a trabajar la
tierra. La violencia que emplearon los señores feudales era tan brutal que el
Delfín tuvo que intervenir.
La denominación Jacquerie venia de Jacque, que era el nombre que recibían las chaquetas rígidas
que llevaban los campesinos y como no eran miembros de la nobleza no tenían
armaduras y para protegerse cuando estaban en armas y de esa chaqueta viene el
nombre de Jacquerie.
Otro caso de rebelión de la población campesina contra los
señores feudales fuel el LEVANTAMIENTO que surgió en el sureste de Inglaterra
en el año 1381, Juan de Gante, duque de Lancaster regente del rey Ricardo II
que era un niño por lo que quien gobernaba el reino era Juan II, con la excusa
de nuevo de la lucha contra Francia en la guerra de los cien años impuso un
tributo nuevo a la población que tenían que pagar los campesinos para poder
financiar la guerra contra Francia, y los campesinos hartos de esa situación
decidieron alzarse en armas y eran las que tenían más a mano como utillaje de
labranza, palos, garrotes, etc. haciendo lo mismo que los franceses asaltando
las casas de los señores feudales ingleses para destruir los documentos,
títulos de propiedad donde aparecían los nombres de lo que tenía que pagar cada
uno, matando a los nobles para quitarles las tierras, no será una revolución en
sí, pues una revolución implica un cambio y en este caso los señores feudales
acaban aplastando a las rebeliones campesina, solo en el caso de que los
campesinos hubieran vencido sería una revolución.
Los nobles para acabar con los campesinos iban organizados
por el Obispo de Norwich que era un
señor feudal organizando a los nobles para terminar con esa sublevación. En
todos esos casos existían cabecillas que eran condenados a muerte con mucha
violencia para asustar y poder dejar la situación como estaba siempre.
En el campo Hispánico estuvo el MOVIMIENTO REMENSA de Cataluña,
los payeses de Remensa era el nombre que recibían, los campesinos que vivían en
las tierras situadas al Norte del río Llobregat, la llamada Cataluña vieja, más
antiguo que los condados orientales. La remensa era un tributo que tenían que
pagar a los señores feudales cuando querían usar el derecho de marcharse y
abandonar la tierra pidiéndole permiso al señor feudal y si se lo daba tenían
que pagar la remensa.
Durante todo el marco de la
crisis bajo medieval los payeses de Remensa esos campesinos de la
Cataluña Vieja habían visto incrementarse enormemente los tributos que tenían
que pagar a los señores feudales y que eran unos tributos abusivos quejándose
de lo los malos usos.
Los señores feudales de Cataluña exigían a los campesinos,
por ejemplo si un campesino se le incendiaba su casa tenía que indemnizar al
señor feudal encima de perder su casa pagándole un tributo, ya era abusivo
cuando el campesino estaba obligado a usar el molino del señor feudal y además
pagar por usarlo, y respecto a los incendios de las casas se sabe que como el
señor estaba luchando con otro señor feudal el segundo le quemaba las casas a
los campesinos y en ese enfrentamiento el que salía perdiendo era el campesino.
Otro ejemplo de mal uso y de abuso a que eran sometidos los
payeses de Remensa es que si la mujer del campesino le era infiel cometiendo
adulterio el campesino tenía que indemnizar al señor feudal entregándole una
parte de la dote que había llevado su mujer al matrimonio como sí el deshonrado
fuera el señor feudal y no el marido que encima de engañado pagaba.
Con tantos malos usos y abusos llegó un momento en la que
los campesinos de Remensa también se revelaron contra esa situación aproximadamente
en de los años 70 del s-XIV y lo primeo que hicieron fue iniciar reclamaciones
de tipo jurídico protestaban antes el rey pero como no surtió el efecto esas
protestas a partir del año 1482 se levantaron en armas contra los señores
feudales, conocidas como las GUERRAS DE REMENSA, que no eran guerras sino
rebeliones que duraron hasta el año 1486 reinando ya Fernando el Católico con
la Sentencia Arbitral de Guadalupe abolió los
malos usos poniéndose de parte de los campesinos más moderados, mandando
matar a los radicales, pero para acabar con el conflicto que venía desde los
años 70 del s-XIV prohibió los malos usos, siendo una de las revueltas
campesinas más importantes y duradera en el tiempo, Fernando se puso del .lado
de los campesinos porque estaba enfrentado a la nobleza y es le sirvió para
parar a los feudales.
Fue muy importante y menos duradera en el tiempo la REVUELTA
IRMANDIÑA de los campesinos gallegos que comenzó hacia los años 30 s-XV prolongándose hasta el año 1489, y
ocurrió lo mismo los campesinos de Galicia decidieron revelarse por los abusos
de los señores feudales y armados con palos, garrotas, hoz, etc. atacaron las
casas de los señores feudales a unos los mataron, también violaron, hubo toda
clase de violencia, terminando con el sometimiento de los campesinos en una
batalla muy violenta protagonizada por los señores feudales gallegos ayudados
por señores feudales de otros reinos, pues ellos solos se veían incapaces de
controlar la situación ayudados por los señores de Castilla y León para evitar que esos conflictos
llegaran a sus tierras.
Otra consecuencia de tipo social
fue un aumento del antijudaísmo, el rechazo a los judíos, debido a que gran
parte de la edad media y sobre todo hasta que se ponen en marcha las cruzadas,
los judíos habían convivido con la población cristiana no en una situación de
igualdad, pero al menos que durante la edad media los judíos eran “tolerados”
no es el concepto de tolerancia actual que es la aceptación del que es
diferente, pero en la edad media no tenía un valor positivo la tolerancia era
que tenían que soportarles porque no quedaba otro remedio.
Los
judíos eran protegidos por los monarcas, pues los tributos que pagaban los
judíos iba a parar a manos de los reyes, y al estar protegidos no era una
situación de igualdad, pero tenían que soportarles.
Esa
actitud hacia los judíos cambiaría en el marco de las cruzadas pues se ponían
en marcha para luchar contra los enemigos de la fe cristiana, que eran los
musulmanes, y en el marco de las cruzadas muchos comenzaron a interpretar que
se iba a ir a luchar contra los enemigos de la fe cristiana en Oriente sin
luchar previamente contra los enemigos de la fe cristiana que estaban en
territorio Europeo, pues los judíos eran vistos también como enemigos de la fe
cristiana, por hacerles responsables de la muerte de Cristo.
Los
primeros ataques contra las juderías que eran las zonas donde vivían los judíos
se produjeron en el marco de las cruzadas, esas peregrinaciones que llegaban a
Constantinopla para cruzar el Bósforo y llegar a Tierra Santa o por el camino
de las ciudades italiana para embarcar desde allí tumbo a Tierra Santa mientras
atraviesan Europa esas expediciones atacan a las juderías que se encuentran en
su camino matando a los judíos. En el marco de las cruzadas es cuando comienza
a cambiar la actitud hacia los judíos, nunca la convivencia había sido perfecta
pero se volvería peor en el marco de las cruzadas, pues a los judíos se les
juzgara por todo lo malo que ocurría en la crisis. Se les acusó de difundir la
peste negra y en muchas de las fuentes medievales se dice que la peste se
expande porque los judíos estaban envenenando el agua de los pozos para que la
gente se contagiara de la peste, y en ese momento en la crisis del bajo
medieval lo que habían sido ataques esporádicos coincidiendo con las cruzadas
se volverían en ataques continuados con verdaderas masacres de judíos conocido
con el nombre de POGROMOS, esta palabra es de origen ruso y se usa para hacer
referencia a las matanzas generalizadas de judíos y esta situación será general
en toda Europa.
TEXTO
QUE HABLA DEL POGROMOS DE 1391 QUE SE ORIGINA EN EUROPA.
EL POGROMO DE 1391
En estos días llegaron a la Cámara do el Consejo de los
señores e caballeros e procuradores estaba ayuntado los judíos de la corte del
rey que eran allí venidos de los más honrados del Regno a las rentas que se
habían estonce de facer, e dixiéronles que avían avido cartas del aljama de la
cibdad de Sevilla, como un Arcediano de Écija en la Iglesia de Sevilla, que
decían don Ferrand Martínez predicaba por plaza contra los judíos, e que todo
el pueblo estaba movido para ser contra ellos. E que por quanto Don Juan
Alfonso, conde de Niebla, e don Álvar Pérez de Guzmán, alguacil Mayor de Sevilla
ficieron azotar un ome que facía mal a los judíos, todo el pueblo de Sevilla se
moviera, e tomaran preso al Alguacil, e quisieran matar a dicho Conde e a Don
Álvar Pérez; e que después acá todas las cibdades estaban movidas para destroir
los Judíos, e que les pedían por merced que quisiesen poner en ello algund
remedio. E los del Consejo desque vieron la querella que los judíos de Sevilla
les daban, enviaron a Sevilla un caballero de la cibdad que era venido a Madrid
por procurador, e otro a Córdoba, e así a otras partes enviaron mensageros e
cartas del Rey, las más premiosas que pudieron ser fechas en esta razón. E
desque llegaron estos mensageros con las cartas del rey libradas del Consejo a
Sevilla, e Córdoba e otros logares, asosegose el fecho, pero poco, ca las
gentes estaban muy levantadas e non avían miedo de ninguno, e la cobdicia de
robar los judíos crecía cada día. E fue causa aquel arcediano de Écija deste
levantamiento contra los judíos de Castilla; e perdiéronse por este
levantamiento en este tiempo las aljamas de los judíos de Sevilla, e Córdoba, e
Burgos, e Toledo, e Logroño e otras muchas del regno; e en Aragón, las de
Barcelona e Valencia, e otras muchas; e los que escaparon quedaron muy pobres,
dando muy grandes dádivas a los señores por ser guardados de tan grand
tribulación.
Pero López de Ayala (1332-1407): Crónica del Rey don
Enrique tercero.
Esa tolerancia entendida en la edad media dio paso a las
matanzas de judíos.
La crisis tuvo también provocó cambios políticos
importantes, la peste negra afectó a todo tipo de persona y condición social lo
que supuso que la nobleza también se vio afectada por la peste, siendo muy
importante la mortalidad entre la nobleza provocada por las guerras ya que los
nobles formaban parte de las mesnadas que estaban al servicio de los reyes, no
murieron tano por el hambre la peste como por la guerra.
El descenso demográfico entre la nobleza provocó que fuera
perdiendo importancia política e importancia militar, a medida que el número de
los nobles se iba reduciendo cada vez tienen menos poder político y
militar y por ello atosigaban a los
campesinos porque querían mantener su poder, sus rentas, sus ingresos, sus
posesiones, y esas situaciones de pérdida de poder fue aprovechado por los
monarcas y reyes europeos, para reforzar su autoridad frente al poder
nobiliario, y poco a poco el rey se convertirá en emperador de su reino, tomando
la idea del derecho romano, y los reyes fueron introduciendo reformas
políticas, económicas, militares, para reforzar su poder a costa de los nobles,
no solo rey a nivel teórico de emperador en el reino, sino que aprovechando esa
debilidad de la crisis nobiliaria ir reforzando su autoridad, y de esa forma
irá apareciendo poco a poco el estado Moderno del s-XVI.
También habría reformas de tipo Religioso, en el marco de
la crisis se produjo otra crisis en el marco de la Iglesia pues se redujo mucho
el número de sacerdotes y de monjes/as que se vieron afectados también por la
peste y algunos obispos también por la guerra, por el hambre no murieron lo
mismo que ocurría a la nobleza.
A ese descenso de monjes y sacerdotes como consecuencia de
la peste hubo que sumarle el hecho de que muchos de esos eclesiásticos cuando
se desencadena la epidemia de peste en lugar de quedarse a ayudar a los enfermos
huían generando críticas entre la población por esa mala actitud de abandonar a
sus fieles.
Los remedios como decía Boccacio que los médicos ponían en
marcha para tratar de curar la peste no tenía ningún tipo de permiso para
ejercer los médicos sino tenía la LICENTIA UBIQUE DOCENTI para poder ejercer en cualquier lugar y sino
tenía que autorizar el obispo para que trabajaran y la gente protestaba porque
esos médicos no servían para nada y la
culpa era de la Iglesia que no daba permiso a los médicos y otros que si tenían
la licencia no sabían resolver el problema y por esas críticas a la Iglesia
poco a poco la población trataría de buscar otras vías para obtener la
salvación al haber por otro lado y no depender tanto de los eclesiásticos.
Por eso aumentaría mucho el número de peregrinaciones que se
hacían pensando que obtendrían el Favor Divino, aumentaría el número de
Fundaciones como Hospitales que eran instituciones que se fundaban para
conseguir del favor divino al hacer una donación piadosa y además atender a los
enfermos.
Aumentaría el número de Cofradías Religiosas que eran personas
creyentes que se unían para ayudarse entre ellos pues piensan que desde la
Iglesia se les daba poca ayuda.
Los más descontentos y radicales llegarían a abandonar la
Iglesia Católica para encaminarse hacia las herejías que ya existían desde toda
la edad media, que eran creencias consideradas fuera de la ortodoxia por parte
de la Iglesia, y el número de herejías aumentó
muchísimo en el marco de la crisis bajo medieval, como la Iglesia oficial no
resolvía los problemas que tenían la población se dirigió hacia otros tipos de
creencias pensando que de esa manera conseguirían la salvación.
La crisis crearía un clima de temor y desconfianza que daría
lugar a lo que se llamó MOVIMIENTOS MILENARISTAS Y MOVIMIENTOS FLAGELANTES, una parte de la población empezó
a pensar que todo lo que estaba ocurriendo era el anuncio de la llegada del FIN
DEL MUNDO y la gente tenía miedo de que todas las señales, como la peste, el
hambre, la guerra, etc. y si eso ocurría para tratar de conseguir la salvación se
preparaban realizando procesiones en las que fundamentalmente se flagelaban buscando
el favor divino para prepararse para el fin del mundo.
Se llaman movimientos milenaristas porque cuando se iba
acercando el año 1000 hubo grupos de personas que pensaban que era la fecha del
fin del mundo y esas personas aparecieron preparándose para el final, como el
mundo no se terminó otro grupo de personas esperaban que se acabara en 1033 que
era la edad de cuando Cristo murió en la cruz, pero llegó ese año y el mundo no
se acabó, pues todas las hecatombes que ocurrieron en la crisis medieval
apuntaban a ello.
Con todo lo que estaba
ocurriendo el arte y la literatura se volvieron muy pesimista ante la situación
que se vivía desarrollándose lo que se llamó el ARS MORIENDI, el arte de morir lo que significa que todo lo que tenía que ver
con la muerte se convirtió tanto en motivo iconográfico como en motivo literario.
Las representaciones del baile de la muerte que suele ser un esqueleto con una
guadaña bailando en un corro que apareció en ese contexto, así como la
representación de cadáveres, dolor.
Sin embargo, hubo personas que como en el texto de
Boccacio que como se iba a acabar el mundo lo mejor era vivir feliz y disfrutar
del tiempo que les quedaba.
Una
gran parte de la población se encontraba en la parte pesimista, pero otra parte
de la población optaron por lo contrario que era disfrutar de la buena vida.
Hubo un
retroceso de la educación al morir muchos maestros y estudiantes,
desaparecieron la mitad de las universidades que se habían creado favoreciendo
ese retroceso, y con ese panorama la población se quedó en sus casas esperando
poder sobrevivir.
Aunque en el marco
de la crisis se produjeron transformaciones positivas, no todo fue negativo,
encaminándose hacia la Edad Moderna.
A pesar, de todo
ese panorama negativo durante los s-XIV y sobre todo a mediados de s-XV
aparecerán cambios, transformaciones que anunciaban que se estaba evolucionando
hacia una nueva época histórica.
Durante todo ese
periodo de crisis en los s-XIV y s-XV el desarrollo urbano había sido una de las
características de la plena edad media no se interrumpe, siempre continuó a pesar
de la crisis, por un lado aparecen nuevos núcleos de poblamiento convirtiéndose
en las ciudades que crecen, y las ciudades que ya existían crecen el población
como ocurrió en Venecia, Milán, Florencia que llegó a los cien mil habitantes,
eso ya son cifras parecidas a lo que hoy en día es una ciudad cosa que no era
normal en otras épocas de la edad media, París llegó a tener ochenta mil
habitantes, Sevilla cincuenta mil, etc. la población urbana no dejó de crecer a
pesar del hambre, de la pesta, y de la guerra.
Aunque moira mucha
gente las ciudades crecían porque se produjo un proceso de migración desde as
zonas rurales hacia las ciudades, la población campesina huye, no solo se
revela contras sus señores feudales, dejando las zonas rurales ya que el señor cada vez les pedía más y más tributos, y a pesar de que en las ciudades la gente está hacinada, y la peste tenia una
incidencia mayor, pues a pesar de todo eso y del hambre las ciudades seguía creciendo proceso ese procesos de migración es muy importante.
La población huía de la presión fiscal
hacia las ciudades.
Se detectó un proceso de recuperación
del mundo agrario a mediados del s-XV de nuevo empiezan a cultivarse tierras que
habían sido abandonadas durante el periodo d la crisis, no todas las tierras
que se habían abandonado estaban sin cultivar por falta de población, sino
sobre todo aquellas tierras que por un lado eran más rentables y ofrecían una
producción mayor y tierras que estaban además situadas cerca de las ciudades,
siendo un proceso que dirigirían los MIEMBROS DEL PATRICIADO URBANO formado por
los sectores más ricos de la población de las ciudades que eran los artesanos y
comerciantes enriquecidos, que lo que hacían era invertir en la compra de
tierra y con las ganancias obtenidas lo invertían en su actividad artesanal y
sobre todo comercial.
Esos compradores de tierras no iban
a cultivarlas, esas tierras iban a ser trabajadas por campesinos que estaban
emigrando huyendo de lo que tenían que pagar al señor feudal para ponerse a trabajar
al servicio del dueño de las tierras, que en ocasiones se apropiaban de ellos
porque no tenían dueño si el suelo se había muerto y nadie la reclamaba.
Los campesinos que se ponen a trabajar
esas tierras no lo hacen como colonos o siervos, en las condiciones que había
en el mundo rural, sino que en el ámbito urbano surgen nuevos tipos de relaciones
laborales, o bien trabajan en las tierras que pertenecen al patriciado urbano a
cambio de un jornal convirtiéndose en jornaleros y todo lo que producen se lo queda
el dueño de la tierra, el patricio, o a veces trabajan como APARCEROS que significa
que reparten la producción con el patricio, ya no están en las condiciones en que vivía el campesinado en la zonas rurales
con los señores feudales, el feudalismo no había desparecido y no es que no
existiera la relación entre señores, siervos y colonos pero poco a poco al estar
migrando la población campesina que huía de los señores feudales empiezan a nacer
situaciones nuevas, que con el tiempo acabarían imponiéndose frente al
feudalismo pero para ello faltarían siglos.
Esas tierras que se estaban
cultivando cerca de las ciudades que están en manos del patriciado urbano o en
mano de los campesinos que estaban huyendo de sus señores feudales empiezan a
especializarse en aquellos productos que son demandados por la población urbana,
y se desarrolló una agricultura orientada a satisfacer la demanda de esa población
de las ciudades que no para de crecer.
Hay tierras que se especializaban en
la actividad ganadera para satisfacer la demanda de leche, de lana y de carne que
necesita la población urbana.
Otras tierras se dedicaban a
cultivos cuyo producto estaba demandado en las ciudades, cereales para el pan,
vid para el vino, plantas textiles, plantas tintoras, pues la gente necesitaba
tejidos para su ropa.
Todo eso poco a poco desde mediados
del x-XV evidencia que la situación estaba cambiando muy lentamente.
Poco a poco iba mejorando la
actividad comercial, las ciudades creían con más población y se iba generando
una demanda de productos agrícolas, así como otro tipo de productos que llegan
a los consumidores a través de la actividad comercial, y desde mediados del
s-XV fue mejorando el transporte marítimo, fue aumentando el número de ferias, aumentan
los bancos, aumentan el número de sociedades comerciales, se difunden técnica
comerciales nuevas y otras que ya existían que se utilizarían de forma masiva
como las letras de cambio que permitían viajar sin tener que llevar dinero
encima, con una letra de cambio se llegaba al lugar de destino se la entregabas
a un mercader que pagaba el dinero que previamente se había depositado en el
lugar de origen, era el antecedente de los cheques.
Aparece la contabilidad por partida
doble que era dedicar una columna al debe y otra al haber, ingresos y gastos
comenzándose a difundir.
Comenzaron a aparecer nuevas
POTENCIAS ECONÓMICAS, como Inglaterra que era de las grandes perjudicadas junto
con Francia en los Guerra de los Cien años, Inglaterra se recuperaría muy pronto
gracias a la actividad comercial, empezó a destacar, Holanda, Portugal,
Castilla, etc. y poco a poco se comenzó a ver que el eje económico en la época medieval
estaba en el Mar Báltico, Mar del Norte, y el ámbito Mediterráneo, con gran actividad
comercial poco a poco y sin que desaparezcan esas zonas se fueron expandiendo
hacia el Atlántico y esas potencias estaban abiertas al Atlántico que se
convertirá en el escenario principal de la edad moderna y esos cambios se irían
produciendo durante la crisis bajo medieval y se va anunciando lo que será la
edad moderna.