martes, 6 de febrero de 2018

LITERATURA MEDIEVAL – MESTER DE CLERECÍA 2 - Guadahumi2

15 de Noviembre 2017

LITERATURA MEDIEVAL – MESTER DE CLERECÍA 2  / musicada   -    Guadahumi2


ARCIPRESTE DE HITA -  JUAN RUIZ



En el Libro del Buen Amor el Arcipreste iba presumiendo y se pone como el protagonista y según dice lo hacía como algo ejemplarizante, como algo moral y que lo que se debe cumplir son las buenas costumbres y que la gente no se salga de la senda del bien.
El libro del Buen Amor es muy entretenido poniendo el loco amor de una manera muy atractiva  que es fácil que  los lectores le quieran copiar, por lo que el Arcipreste dice:
“Aquí tenéis un libro de ejemplos del amor, del loco amor, pero yo no aconsejo que lo ejerzáis pero si alguno quiere. Aquí tendrán buenos ejemplos para ello” siendo una contradicción de Juan Ruiz. En el libro se encuentran ejemplos de todo tipo.

La trotaconventos se llamaba Urraca y era la que le servía de intermediaria.

El Arcipreste da muchos consejos para el amor mundano, no el sagrado.

Uno de esos consejos es que lo primero es buscarse una buena dueña, una buena celestina, que haga todo el trabajo, pues un hombre no puede entrar a un convento pero una señora vieja y respetable sí haciendo propaganda de su señor para conseguir una monja.

El Arcipreste además de su trotaconventos también tenía una mora pues había una sociedad mixta de moros y cristianos y la mora no le quiere asistir y le dice que no.
Al Arcipreste no siempre le salían bien sus aventuras amorosas, lo primero que busca es un emisario que le sirva de asistente joven para que le consiga una doncella, pero el mensajero se la queda él.


El libro de Buen Amor es un libro divertido.

Después de escribir sobre una aventura después siempre comenta esa aventura en versos más pequeños en forma de moraleja., versos más ligeros, pero el libro está escrito en cuaderna vía, pero las conclusiones que saca de los distintos encuentros lo escribe en un verso  como una cancioncilla más corta.

Curiosidad:

En la Sierra de Guadarrama cerca del Puerto de los leones, con un solo león,  pasó el Arcipreste por allí porque dice, había un sitio  hace años un libro del buen amor para que todo el que subiera pudiese leer mientras descansaba y luego dejarlo donde estaba en una hornacina.

El Arcipreste  cuenta que tuvo una aventura con una señora serrana y decía que ella se empeñaba en tener relaciones con él y era terrible, bigotuda, gorda, machorra, y le daba de comer y de beber para engatusarle y como era invierno de dio cobijo.

Juan Ruiz no podía contar como las conquistaba pues eran las serranas las que lo violan a él y él se dejaba, ellas daban refugio, comida y bebida a cambio de sexo, pues era lo habitual cuando pasaba algún viajero por la sierra que por pasar por  allí tenían que pagar  el portazgo y si no tenían dinero pues que lo pagaran en carnes.


DE CÓMO EL ARCIPRESTE FUE A PROBAR LA SIERRA Y DE LO QUE  LE ACONTECIÓ  CON LA SERRANA 


Tercera Serrana - Libro de Buen Amor  - pulsar imagen para escuchar:



(Estrofas 950-971)
 Probar todas las cosas    el apóstol lo manda; fui a probar la sierra,   
hice loca demanda, perdí pronto la mula,    no encontraba vianda;
el que no se conforma    con pan, sin seso anda.
El mes era de marzo,    día de San Meder,       
del puerto de Lozoya    fui el camino a
emprender; de nieve y de granizo   
no me pude esconder: quien busca lo que tiene,    lo propio ha
de perder.

En lo alto del puerto    me encontré en gran rebata:
encontré una vaquera    al lado de una mata;              
pregúntele quién era;    respondiome: “¡La Chata!
Yo soy la chata recia,    la que a los hombres ata.” *

“Yo custodio este paso    y su portazgo cojo;
a quien de grado paga,    yo no le causo enojo,          
al que pagar no quiere,    muy pronto lo despojo;     
págame, o tú verás    cómo trillan rastrojo.”

Tapábame el camino,    pues era muy estrecho,
una vereda angosta    que arrieros habían
hecho. Cuando me vi en apuros,    arrecido, maltrecho,        
dije: “Amiga, sin gana    el can anda en barbecho.”   

“Déjame paso, amiga,    darte he joyas de sierra; si
quieres, dime cuáles    se usan en esta tierra,
pues, según dice el cuento,    quien pregunta no yerra; por
Dios, dame posada,    pues el frío me echa en tierra.”
           
Respondiome la Chata:    “El que pide
no escoge;      ofréceme cualquiera,    no hagas que
me enoje; si algo me das, no temas    que la
nieve te moje; te aconsejo que aceptes    antes
que te despoje.”

Como dice la vieja,    cuando hila su madeja:  
“Comadre, el que no puede    ya más, morir se
deja”,     y al hallarme aterido,    asustado y con
queja, le ofrecí alguna alhaja    y zurrón de coneja.

Echome a su pescuezo    por mis buenas respuestas,
y a mí no me importó    que me llevara a cuestas:     
me libró de pasar    los arroyos y cuestas;       
de lo que allí ocurrió    hice las coplas éstas:

Pasando una mañana el
puerto de Malangosto,
asaltome una serrana      
apenas asomé el rostro:                                                     
“Desdichado, dónde andas? ¿Qué buscas o qué
demandas
por aqueste puerto angosto?”

Respondile a las preguntas
“Me dirijo a Sotos Albos.”                                           
Dijo: “El peligro barruntas por usar tonos tan
bravos, que por esta encrucijada,
que yo tengo bien guardada,
no pasan los hombres salvos.”                                    

Paróseme en el sendero la sarnosa, ruin y
fea: “A fe mía”, dijo, “escudero,
que aquí me estaré yo queda
hasta que algo me prometas;  
por mucho que tú arremetas
no pasarás la vereda.”

Díjele: “Por Dios, vaquera, no me estorbes mi
jornada:
aparta de la carrera,          para ti no
traje nada.” Dijo ella: “Entonces torna, por Somosierra trastorna,
que aquí no tendrás pasada.”

Y la Chata, la endiablada,                                          
¡que san Illán la confunda!, arrojome la
cayada, y volteando la honda,
dijo, zumbando el pedrero,
“Por el Padre verdadero,  tu me pagas hoy la
ronda.”

Había nieve y granizaba; díjome la
Chata luego, que casi me amenazaba:
“Págame o verás qué juego.”                                  
Dije yo: “Por Dios, hermosa, deciros debo una
 cosa,
pero que sea junto al fuego.”

Dijo: “Llevarte he a mi casa
y te enseñaré el camino, 
haré luego fuego y brasa y te daré pan y
vino; pero, por Dios, dame algo y te
tendré por hidalgo. ¡Buena mañana te
vino!”    
                                         
Yo, con miedo y aterido, le prometí una
 garnacha, y ofrecí para el vestido un
prendedor y una plancha.
Dijo: “Desde ahora, amigo,    anda acá, vente
conmigo,
no tengas miedo a la escarcha.”

Cogiome fuerte la mano,
en su pescuezo me puso,
y como zurrón liviano   llevome la
cuesta ayuso. “¡Desgraciado!, no te espantes que bien te daré qué yantes,
como es en la sierra al uso.”

Como ligera camina,                                                  
pronto me llevó a su casa; diome allí fuego de
encina, mucho conejo de caza,
buenas perdices asadas,
hogazas mal amasadas y buena carne
de choto.

De vino bueno un cuartillo, manteca de vacas,
mucha,
y mucho queso asadillo,
leche, natas y una trucha; después me
dijo: “¡Hadeduro!,comamos de este pan duro
y hagamos luego una lucha.”

Cuando el tiempo fue pasando,
me fui desentumeciendo;     según me iba
calentando, así me iba sonriendo; contemplome la pastora;
dijo: “Compañero, ahora
creo que voy entendiendo.”  

La vaqueriza, traviesa, dijo: “Luchemos
 un rato; ahora levántate apriesa y deja a
un lado ese hato”.
Por muñeca me priso,   tuve que
uanto quiso, y creo que me fue barato. 

triunfar en el amor y el primero es ser generoso, pues el dinero lo puede todo y sin dinero en la bolsa no se consigue nada.

LO QUE PUEDE EL DINERO - Paco Ibañez

Para ver video tocar carátula del disco



LAS PROPIEDADES QUE TIENE EL DINERO
(Estrofas 490-510)
 Hace mucho el dinero,    y mucho se ha de
amar; al torpe hace discreto    y hombre de
Respetar, hace correr al cojo    y al mudo le
hace hablar; el que no tiene manos,    bien lo
quiere tomar.
                     
Aunque un hombre sea necio    y rudo labrador,    
el dinero le hace    hidalgo y sabedor;               
cuanto más tiene uno,   
tanto es más su valor; quien
no tiene dinero    no es de sí
señor.

Si tuvieres dinero    tendrás consolación,                  
placeres y alegrías    y del Papa ración,
comprarás Paraíso,    ganarás salvación: donde hay mucho dinero   
Hay mucha bendición.

Yo vi en corte de Roma    do está su Santidad
que todos al dinero    tratan con humildad,                
mucha honra le hacían,    con gran solemnidad;    
todos a él se humillan    como a la Majestad.

Él hace muchos priores,    los obispos y
abades, arzobispos, doctores,    patriarcas,
potestades; a los clérigos necios    ábales
dignidades;    
hace verdad mentiras    y mentiras, verdades.    

Hacía muchos clérigos    y muchos ordenados, 
muchos monjes y monjas,    religiosos sagrados,
el dinero les daba    por bien examinados:
a los pobres les culpan    de que son iletrados.
                   
Ganaba muchos juicios,    mucha mala sentencia,                
de muchos abogados    era su mantenencia, por
amañar los pleitos    y hacer mala avenencia; y
en fin, por el dinero    se libra penitencia.

El dinero quebranta    las cadenas dañosas;             
rompe cepos y grillos,    prisiones
peligrosas;     al que no da dinero    le ponen
las esposas: por todo el mundo hace    cosas
maravillosas.

Yo vi hacer maravillas    donde mucho se usaba:
a muchos que merecen    morir, vida les daba;                   
a muchos inocentes    la vida les quitaba;     
muchas almas perdía,    muchas almas salvaba.

Hace perder al pobre    su morada y su
viña, y sus bienes raíces    y muebles
desaliña; por todo el mundo cunde    su
sarna y su tiña;                
donde el dinero juzga,    allí el ojo guiña.     

Él hace caballeros    de necios aldeanos, condes
y ricoshombres    de unos cuantos villanos; con
el dinero andan    los hombres muy lozanos;
cuantos hay en el mundo    le besan hoy las
manos.
                     
Vi tener al dinero    las mejores moradas,     
altas y muy costosas,    hermosas y pintadas;            
castillos,
heredades    y villas torreadas al
dinero servían    y
por él son
compradas.

Comía muchos manjares    de diversas naturas,       
vestía nobles paños,    doradas vestiduras,                 
lucía joyas preciosas    en saraos y holguras,
ornamentos extraños,    nobles cabalgaduras.

Yo he visto a muchos monjes    en sus predicaciones
denostar al dinero    y a las sus tentaciones,     
pero al fin,  por dinero    otorgan los perdones,           
absuelven los ayunos    y ofrecen oraciones.

Pero aunque lo maldicen    los monjes por las
plazas, guárdanlo en el convento,    en vasijas y en
tazas: con el dinero ocultan    menguas y malas
trazas;
más escondrijos tienen    que tordos y picazas.           

Monjes, frailes y clérigos    aman a Dios
servir,  mas si el rico barruntan    que está
para morir y oyen que su dinero    comienza a
retañir, por cuál de ellos lo toma    empiezan
a reñir.

Allí están esperando    quién tendrá mejor tuero;     
no ha muerto y “Pater noster”    le rezan: ¡mal agüero!
Cual los cuervos al asno    le desuellan el cuero:
“Cras, cras lo llevaremos,    pues nuestro ya es por fuero.”
 
Toda mujer del mundo,    y hasta damas de alteza     
páganse del dinero    y de mucha riqueza;       
yo nunca vi una hermosa    que quisiera pobreza:
donde hay mucho dinero,    allí hay mucha nobleza.

El dinero es alcalde    y juez muy alabado,
es muy buen consejero    y sutil abogado, 
alguacil y merino,35    muy audaz y esforzado:           
de todos los oficios    es muy apoderado.
    
En resumen te digo,    entiéndelo mejor:
el dinero es del mundo    el gran
agitador, señor hace del siervo,    y
siervo del señor;      
toda cosa del mundo    se hace por su amor. *   

Una de las cosas fundamentales que cuenta el arcipreste es que si se quiere tener éxito en el amor hay que tener dinero en el bolsillo pues si ese falla se acabó el romance.
         
ELOGIO DE LA MUJER CHIQUITA - Paco Ibañez

Para ver video tocar carátula del disco





DE LAS CUALIDADES QUE TIENEN  LAS MUJERES PEQUEÑAS

(Estrofas 1606-1617)

Abreviaros pretendo    la mi predicación,
porque siempre gusté   de pequeño sermón y de mujer pequeña    y de breve razón,
pues lo poco y bien dicho    queda en el
corazón.

Del que mucho habla ríen,    quien mucho ríe es
loco;     hay en mujer pequeña    amor grande, no
poco; cambié grandes por chicas,    pero al revés no
troco, quien da grande por chica    no se duele del
troco.

De que alabe a las chicas    el Amor me hizo ruego;
que elogie sus  noblezas,    voy a decirlas luego.        
Cosas diré de ellas    que lo tendréis por juego:
son frías como nieve,    pero arden más que el fuego.

Son heladas por fuera,    pero en amor, ardientes;
 en la cama solaz,    juguetonas, rientes,        
en la casa hacendosas,    tranquilas, complacientes;    
veréis más cualidades    tan pronto paréis mientes.

En pequeño jacinto    se halla gran
resplandor, en azúcar muy poco    yace
mucho dulzor, en la mujer pequeña    se
encuentra gran amor,       
pocas palabras bastan    al buen entendedor.             

Es muy pequeño el grano    de la buena pimienta,
pero más que la nuez    reconforta y calienta:
así mujer pequeña,    cuando en amor consienta,
no hay placer en el mundo    que en ella no se
sienta.
         
Como en la chica rosa    está mucho color,                 
como en oro muy poco,    gran precio
y gran valor, como en bálsamo poco,    yace muy
buen olor, así, en mujer pequeña    se esconde
gran amor.

Como rubí pequeño    tiene mucha bondad, 
color, virtud y precio    y noble claridad,                      
así mujer pequeña    tiene mucha beldad,
hermosura, donaire,    amor y lealtad.

Chica es la calandria    y chico el ruiseñor, 
pero más dulce cantan    que otra ave mayor;  
por eso la mujer    que es chica es la mejor:     
en amor es más dulce    que azúcar y que flor.         

Aunque son pequeñuelos     papagayo y
orior, cada uno es pajarillo    muy dulce
 trinador, muy gracioso y hermoso,   
preciado cantador:
como ellos es la dama    pequeña con amor.                      

Para mujer pequeña    no hay
comparación: terrenal paraíso    y gran
consolación, recreo y alegría,     placer
y bendición,
mejor es en la prueba    que en la salutación.8

Siempre quise a la chica    más que a grande o mayor;
huir de un mal muy grande    nunca será un
error; del mal tomar lo menos,    dícelo el sabedor; así, de
las mujeres,    es mejor la menor.  




DE LO QUE LE SUCEDIÓ A DON PITAS PAYAS, PINTOR DE BRETAÑA, CON SU MUJER Paco Ibañez


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25
DE LO QUE LE SUCEDIÓ A DON PITAS PAYAS, PINTOR DE BRETAÑA, CON      SU MUJER
           
(Estrofas 472-485)

Ya te lo he dicho antes,    no olvides a tu dueña,
siempre requieren uso    mujer, huerta y aceña,
la fiesta en soledad    no es la más halagüeña,
nunca quieren olvido:    trovador nos lo enseña.
           
Muy cierta cosa es ésta:    molino andando
 gana,      huerta mejor labrada    da la mejor
manzana, mujer muy requerida    anda siempre
lozana; si esto tienes en cuenta    no será tu
obra vana.

Dejó uno a su mujer,    te contaré la hazaña,  
si la aprecias en poco,    cuéntame otra
amaña.  Era don Pitas Payas    un pintor
de Bretaña, casó con mujer joven    que amaba
la compaña.
 
Antes del mes cumplido    dijo él: “Nostra dona, *
a Flandes volo ir,    te traeré muyta dona.”
Dijo ella: “Monseñer,    andad en hora bona,
 Mas no olvidéis la casa    ni la mía persona.”

Dijo don Pitas Payas:    “Señora de
hermosura, querría pintar en vos    una buena
figura, para que así os guardéis    de hacer
una locura.”  
Respondió: “Monseñer,    haced vuestra mesura.”

Pintó bajo su ombligo    un pequeño cordero. Marchó don Pitas
Payas    cual nuevo mercadero; estuvo allá dos años,    no fue
algo pasajero. Cada mes a la dama    parece un año entero.

Como estaba la moza    casi recién casada,               
había con su esposo    hecho poca morada;
un amante tomó    y vivió acompañada,
deshízose el cordero,    ya de él no queda
nada.

Cuando ella se enteró    que venía el pintor,
muy de prisa llamó    a su nuevo amador; 
Dijo que le pintase,    cual pudiese
mejor, en aquel lugar mismo    un cordero
menor.

Pero con la gran prisa    pintole un gran carnero,
cumplido de cabeza,    con todo un buen apero;         
luego, al día siguiente,    vino allí un mensajero:         
que ya don Pitas Payas    llegaría ligero.

Cuando el pintor por fin    de Flandes ya ha venido,    
con desdén por su esposa    ha sido recibido;
cuando ya en su morada    con ella se ha metido,               
la señal que pintara    no la ha echado en olvido.    

Dijo don Pitas Payas:    “Madona, si vos
plaz, mostradme la figura    y tengamos
solaz.” Dijo ella : “Monseñer,    vos mismo la
mirad: todo lo que queráis    hacer, hacedlo
audaz.”
                     
Miró don Pitas Payas    el sabido lugar   y
vio aquel gran carnero    con armas de prestar.
“¿Cómo, es esto, madona?    ¿Cómo puede
pasar que yo pinté corder    y encuentro este
manjar?”

Como en estas cuestiones    es siempre la mujer        
sutil y mal sabida,    dijo: “¿Qué, monseñer?    
¿Petit corder, dos años,    no se ha de hacer carner?
Si vinierais más pronto,    hallaríais corder.”

El combate entre don Carnal y doña Cuaresma 




Este sugestivo título da nombre a un cuadro del pintor flamenco Pieter Brueghel el Viejo, firmado y fechado en 1559, que se conserva en el Kunsthistorisches Museum de Viena. Se trata de una obra realizada en pleno Renacimiento, que mezcla de forma sutil elementos recuperados de la cultura clásica con otros característicos de la tradición medieval.

Aunque la composición es abigarrada y parece un poco confusa, está bien organizada mediante diagonales, el uso de un punto de vista elevado y una aplicación uniforme de la luz, que proporciona una claridad difusa y consigue la impresión de que la imagen se ensancha. En cuanto a su iconografía, es fácil distinguir dos partes, la de la izquierda ambientada en las diversiones populares y los vicios del Carnaval, y la de la derecha dominada por la piedad religiosa y la abstinencia de la Cuaresma. El asunto es de carácter alegórico, a pesar de que efectivamente muestre una fiesta popular que se representaba en los Países Bajos desde la Edad Media.

Este poema es un episodio alegórico y se trata de representar cosas inmateriales como el ayuno y la abstinencia mediante personas que lo representen y de esa manera la mayoría de la gente de la edad media que no tenían mucha capacidad de abstracción podían de una manera plástica entender quienes era don carnal y doña cuaresma.

Es una alegoría con personajes representados de manera gráfica y plástica de ideas abstractas.

La batalla de don carnal y doña cuaresma es una alegoría, y dice:

DE LA PELEA QUE TUVO DON CARNAL CON LA CUARESMA  

 (Estrofas 1067- 1127)
 Acercándose viene    un tiempo de Dios, santo; fuime para mi tierra    a
descansar un cuanto; pasados siete días    era Cuaresma, tanto que
puso por el mundo    gran miedo y gran espanto.

Estando yo a la mesa    con don Jueves Lardero,
*      entregome dos cartas    un rápido trotero;
os diré qué decían,     mas no lo haré ligero pues
las cartas, leídas,    devolví al mensajero.

“De mí, Santa Cuaresma,    sierva del Salvador,        5
enviada por Dios    a todo pecador,                  
a todos arciprestes    y curas sin amor
salud en Jesucristo,    hasta Pascua
Mayor.”

“Sabed que me dijeron    que hace cerca de un año
que don Carnal se muestra    muy sañudo y huraño,
devastando mis tierras,    haciendo mucho daño,     
vertiendo mucha sangre;    con gran pesar me extraño.”       

“Y por esta razón,    en virtud de obediencia, os
mando firmemente,    so pena de sentencia, que
por mí y por mi Ayuno    y por mi Penitencia,            
que le desafiéis    con mi carta de creencia.”    

“Decidle claramente    que de hoy en siete días,
la mi persona misma,    con las mis compañías,
iremos a pelear    con él y sus porfías;
temo no se detenga    en sus carnicerías.” (...) *
                    20
Las cartas recibidas,    don Carnal orgulloso,    
mostrábase esforzado,    pero estaba medroso;
no quiso dar respuesta,    vino muy presuroso
con una gran mesnada,    pues era poderoso.

Cuando llegó el día    del plazo señalado,                 
acudió don Carnal,    valiente y esforzado,     
de gentes bien armadas    muy bien
acompañado; Alejandro ante ellas    mostraría
su agrado.

Puso en la delantera    muchos buenos peones:
gallinas y perdices,    conejos y capones,                   
ánades y lavancos    y gordos ansarones;         
allí se ejercitaban,    cerca de los tizones. 

Éstos traían lanzas    de peón delantero,
espetos muy cumplidos    de hierro y de madero;
escudábanse todos    con el gran tajadero:     
en todo buen yantar    éstos vienen primero     

Detrás de los citados    están los ballesteros,
los ánsares, cecinas,    costillas de carneros,
piernas de puerco fresco,    los jamones
enteros; detrás de todos estos    vienen los
caballeros.
         
Las tajadas de vaca;    lechones y cabritos
que por allí saltaban    y daban grandes gritos.
Luego, los escuderos:    muchos quesuelos fritos,
que dan con las espuelas    a los vinos bien tintos.

Traía una mesnada    muy rica de infanzones:
muchos buenos faisanes,    los lozanos pavones,
venían muy guarnecidos,    enhiestos los pendones,
traían armas extrañas    y fuertes guarniciones. (...)

Como es don Carnal    muy rico emperador
y tiene por el mundo    poder como señor,        
las aves y las reses    le muestran gran amor  y
se acercan humildes,    pero tienen temor.

Estaba don Carnal    ricamente instalado,
ante una mesa llena,    en magnífico
estrado, de todas las viandas    hallábase
sobrado;        
ante él los juglares,    cual hombre muy honrado.     

Delante de él tenía    a su alférez humil,
con la rodilla hincada    y en la mano el
barril: a menudo tañía    con él el añafil;
hablaba mucho el vino,    de todos alguacil.

Cuando vino la noche,    ya después de la cena,         
cuando todos tenían    ya la talega llena,
para entrar en contienda    con la dama
serena,
dormidos se quedaron    después de la hora buena. (...)

Hacia la medianoche,    en medio de las salas,           
entró doña Cuaresma:    “¡Señor, Dios, Tú me
valgas!”     Dieron voces los gallos    y batieron sus
alas; a don Carnal llegaron    estas noticias malas.

Como había el buen hombre    en exceso comido
y con la mucha vianda    mucho vino bebido,
estaba muy pesado    y estaba adormecido,               
cuando por todo el real    resuena el alarido.

Todos amodorrados    fueron a la pelea;
organizan sus filas,    mas ninguno guerrea.
La tropa de la mar    bien sus armas menea             
y lanzáronse a herir,    diciendo todos: “¡Ea!”    

El primero de todos    que hirió a don Carnal
fue el puerro cuelliblanco,    y le hizo mucho
mal, le obligó a escupir flema,    esto fue gran
señal; pensó doña Cuaresma que    ya era suyo
el real.
                   
Vino luego en su ayuda    la salada sardina,    
que hirió muy reciamente    a la gruesa gallina,
se atravesó en su pico,    ahogándola aína;
después a don Carnal    rompió la capellina.

De parte de Valencia    venían las anguilas,       
abiertas y curadas,    en grandes manadillas;    
daban a don Carnal    por entre las costillas,               
las truchas de Alberche    dábanle en las mejillas. (...)

Allí andaba el atún    como un bravo león, se
enfrentó a don Tocino   , díjole gran baldón;   
si no es por la Cecina,    que desvió el pendón,         
 diérale a don Lardón    en pleno corazón.

De parte de Bayona    venían muchos cazones,
que mataron perdices    y castraron capones;
desde el RIO HENARES    venían los camarones,      
hasta el Guadalquivir    ponen sus tendejones.  

De Santander vinieron   las bermejas langostas,
muchas saetas traen    en sus aljabas postas, hacían
a don Carnal    pagar todas las costas; las plazas, que
eran anchas,    parecíanle angostas.

El pulpo a los pavones    no dejaba parar,         
ni aun a los faisanes    permitía volar, a
cabritos y gamos    queríalos ahogar; con
tantas manos puede    con muchos pelear.

Allí luchan las ostras    con todos los conejos;  
con la liebre se enfrentan    los ásperos
cangrejos;      de una y otra parte    se dan
golpes parejos: de escamas y de sangre    van
llenos los vallejos.

Allí combate el conde    de Laredo,  muy fuerte:
 el congrio en salazón,    que trajo mala suerte
a don Carnal, le acosa    y le lleva a la muerte:           
muy triste ya se encuentra,    inconsolable, inerte.

Si no es por la cecina    con el grueso tocino,
que estaba ya amarillo    y rancio y mortecino,
y no podía de gordo    luchar sin el buen vino,
se encontraría aislado,    rodeado y mezquino.           

La mesnada del mar    agrupose en tropel,
picando las espuelas    todos dieron en él;
no quisieron matarle,    tuvieron pena de él: y con todos los suyos,    le apresan en cordel.

Trajéron los atados,    para que no escapasen,
ante la vencedora,    antes que se librasen; mandó
doña Cuaresma    que a don Carnal guardasen 
y que a doña Cecina     y al Tocino colgasen.
 
Mandolos colgar alto,    como en una atalaya,          
que para descolgarlos    nadie por allí vaya.    
Al punto los ahorcaron    en una viga de haya;
el verdugo decía:    “Quien tal hizo, tal haya”.

Mandó que a don Carnal    custodiase el Ayuno,
que estuviese encerrado,    que no lo vea ninguno,
si no estuviese enfermo,    o confesor alguno,
y que sólo comiese al día manjar uno.

En el cuadro de observa como doña cuaresma está pálida y delgada llevando una pala con dos sardinas y algunos vegetales todo lo que estaba permitido comer y a su lado se ve don carnal sobre un tonel, gordo, coloradote bien hermoso y con un espeto con un cochinillo.

RETRATO DEL ARCIPRESTE

Doña Garoza era una monja a la que el Arcipreste solicita sus favores, y ella antes de decidirse a hacerle el favor le pregunta a la Trotaconventos que le diga como es el Arcipreste físicamente para poder contestar, no fuese que no le gustase y Doña Urraca le hace un retrato y lo hace en tono positivo, para que el asunto prospera y ella llevarse algo y le dice:

 (Estrofas 1484-1489)
 Dijo doña Garoza:    “Tengas buena ventura;
de ese Arcipreste quiero    me digas su figura,
y, tal como ella sea,    dime toda su hechura:    
no respondas con burlas,    pues te hablo con cordura.”
         
Diz la vieja: “Señora,    yo le veo a menudo;               
fornido tiene el cuerpo,    piernas
grandes, forzudo, la cabeza no chica,    velloso, 
pescozudo, el cuello no muy alto,    pelinegro, orejudo;”

“las cejas apartadas,    negras como el carbón,        
el andar muy erguido,    así como el pavón,     
el paso sosegado    y de buena razón,  la
su nariz es larga,    esto le decompón.” *
  
“Las encías bermejas,    su habla, retumbal,
la boca no pequeña,    y los labios, igual,          
más gruesos que delgados,    rojos como el coral;     
las espaldas muy anchas;    las muñecas, tal cual.”

“Ojos tiene pequeños;    la piel, de oscuro trazo;
el pecho prominente    y musculoso el brazo,
bien cumplidas sus piernas;   el pie, chico
pedazo. 
Señora, no vi más:    por su amor os abrazo.”    
 
“Es ligero, valiente    y muy joven en días; tañedor de instrumentos,   
experto en juglarías; galanteador, alegre.    ¡Por las zapatas mías!:
tal hombre no se encuentra,    sabed, todos los días”

EL RATÓN DE MOHERNANDO

si no estuviese enfermo,    o confesor alguno,     y que sólo comiese al día manjar uno.


                    29


EJEMPLO DEL RATÓN DE  MOHERNANDO Y EL RATÓN  DE GUADALAJARA *
Volviendo a Guadalajara porque el Arcipreste vició en ese entorno pues cita a Mohernando y a Guadalajara y en el s-XVIII los escritores franceses vuelven a escribir sobre el ratón de campo y el ratón de ciudad como Lafontaine en sus fábulas que eran sobre tópicos antiuguos.
Mur es ratón.

(Estrofas 1370-1384)

Mur de Guadalajara    un lunes madrugaba, y
fuese a Mohernando,    por el mercado andaba;
un ratón de gran barba    recibiole en su cava,
convidole a comer    ofreciéndole un haba.
           
En mesa pobre está    buen gesto y buena
cara,     poca vianda con buena    voluntad se
prepara; a los pocos manjares    el placer los
repara; satisfecho quedó    el de Guadalajara.

La comida ya hecha,    el manjar acabado,                 
convidó el de la villa    al mur de Mohernando,    
que si quisiera, el martes    fuese a ver su mercado,
y, como él fue suyo,    fuese él su invitado.               

CURIOSIDAD: Ya en la Edad Media en la literatura que hablaba de los mercados como el actual mercadillo de Guadalajara los miércoles, de manera que la tradición se sigue llevando a cabo.

Fue con él a su casa    y diole mucho queso,
mucho tocino fresco,    que no estaba salpreso,        
enjundias, pan cocido,    sin medida y sin peso:     
se sintió el aldeano    feliz con todo eso.

Manteles de buen lienzo,    una blanca talega
bien colmada de harina:    el mur allí se pega;
mucha honra y regalos    su compadre le
entrega,       
alegría y buen rostro    con todo esto le llega.             

Está en la mesa rica    mucha buena vianda, a cual
mejor es todo    el manjar que allí anda, y, además,
buen talante,    como el huésped demanda; placer y
 buen yantar    a cualquier hombre ablanda.
         
Mientras comían y holgaban,    en mitad del yantar,    
la puerta de la sala    empezó a resonar:
su señora la abría,    pues dentro quería entrar,
los ratones, de miedo,    huyen al verla andar.

El de Guadalajara,    veloz se ha refugiado       
en su agujero, el huésped    corría de uno a otro lado;        
sin encontrar lugar    donde fuese amparado,
en la pared se queda,    en lo oscuro arrimado.

Cerrada ya la puerta    y pasado el temor,
estaba el aldeano    con fiebre y con temblor;
animábale el otro;    dice: “Amigo señor,     
alégrate comiendo    de todo a tu sabor.”

“Este manjar es dulce,    sabe como la
miel.” Díjole el aldeano:    “Veneno yace
en él; al que teme la muerte,    el panal
sabe a hiel;            
para ti solo es dulce,    tú solo come de él.”     

“Para el hombre con miedo    no existe dulce
cosa, no le apetece nada,    su faz es temerosa;
con el miedo a la muerte,    ni la miel es sabrosa,
todo resulta amargo    en vida peligrosa.”
           
“Más quiero roer un haba,    pero seguro, en paz,     
que comer mil manjares,    con riesgo y sin
solaz; las viandas mejores,    con miedo son
agraz, todo es amargura    donde gran miedo
yaz.”

“No sé por qué me aguardo,    si casi aquí me mato    
del miedo que he tenido,    cuando bien me lo cato,    
si cuando estaba solo,    apareciera el gato y me
alcanzara, allí    me diera muy mal rato.”

“Tú tienes grandes casas,    pero mucha compaña,
comes muchas viandas:    esto es lo que te engaña;           
mejor es mi pobreza    en segura cabaña,         
porque el hombre mal pisa    y el gato mal araña.”

Con paz y bien seguro    es rica la pobreza,
al rico temeroso    le es pobre su riqueza:
siempre tiene recelo    con miedo y con tristeza;                 
la pobreza contenta    es segura nobleza.

Este tópico ya fue usado por Horacio en el Elogio a la aldea y el rechazo de la ciudad porque había  intrigas,  inquietud, algarabía y las cosas más modestas incluso la comida se disfruta mucho más sabiendo que mientras se come no va a pasar nada malo.
Este era un tópico clásico de cómo era la sociedad en aquella época y todos los patricios romanos tenían villas en el campo para los fines de semana,  y esa idea iba desde el mundo clásico a la actualidad.
Se mención al menosprecio de la corte y el elogio de la aldea como sí la tranquilad fuera todo.



ARISTÓTELES DIJO    -  Paco Ibañez

Para escuchar disco tocar la imagen:




Este poema no hace el Arcipreste para justificar el libro.


25
AQUÍ DICE CÓMO, POR NATURALEZA, 
LAS PERSONAS Y LOS ANIMALES
QUIEREN TENER COMPAÑÍA CON LAS HEMBRAS

(Estrofas 71-76)

Como dice Aristóteles,    y es cosa
verdadera, el hombre por dos cosas
se mueve: la primera por haber
mantenencia,    la otra cosa era por conseguir unión    con hembra
placentera.

Si lo dijese yo,    se podría negar,
mas lo dice un filósofo,    no se me ha de
culpar; de lo que dice el sabio    no debemos
dudar, pues con hechos se prueba    su sabio
razonar.

Que el sabio verdad dice    claramente se prueba:    
hombres, aves y bestias,    todo animal de cueva
desean por natura siempre    compaña nueva, y
mucho más el hombre    que otro ser que se mueva.

Digo que más el hombre    que cualquier criatura, 
pues si éstas sólo un tiempo    se juntan por natura,
el hombre, en todo tiempo,    sin seso y sin mesura,
siempre que quiere y puede    hacer esta locura.

Siempre el fuego prefiere    estar bajo ceniza,
pues antes se consume    cuanto más se le atiza;
el hombre cuando peca    bien ve que se desliza,     
mas no puede dejarlo,    pues natura le entiza.

Y yo, como soy hombre,    y, por tal, pecador,
sentí por las mujeres    a veces gran amor; que se
prueben las cosas    no siempre es lo peor; el
bien y el mal sepamos,    y escoged lo mejor.

LA MUERTE DE LA TROTACONVENTOS en  1518 





De Cómo murió Trotaconventos y cómo el arcipreste hace su planto. Con este poema acaba el libro del Buen Amor

 ¡Ay muerte! ¡Muerta seas, bien muerta y malandante!

¡Matásteme a mi vieja! ¡Matárasme a mí antes!

Enemiga del mundo, no tienes semejante:

de tu memoria amarga nadie hay que no se espante.



Al que hieres tú, Muerte, nadie lo salvará,

humilde, bueno, malo, noble, no escapará;

a todos te los llevas, diferencia no habrá,

tanto el Rey como el Papa ni chica nuez valdrá;



no respetas parientes, señorío, amistad;

con todo el mundo tienes continua enemistad,

no existe en ti el amor, clemencia, ni piedad,

sino dolor, tristeza, mucha pena y crueldad.



Jamás nadie de ti se ha podido esconder

y ninguno ha podido contigo contender,

la tu venida triste no se puede entender;

cuando llegas, no quieres a ninguno atender.



Dejas el cuerpo yerto a gusanos en huesa,

el alma la separas del cuerpo con gran priesa,

no está el hombre seguro de tu carrera aviesa,

de hablar sobre ti, muerte, espanto me atraviesa;



eres de tal manera del mundo aborrecida

que, por bien que lo quieran al hombre, aquí, en la vida,

al punto que tú llegas con tu mala venida,

todos huyen de él luego, como de res podrida;



aquellos que gustaban en vida su compaña

aborrécenlo muerto, como a una cosa extraña,

sus parientes y amigos, todos le tienen saña,

todos huyen de él, como si fuese araña;



cuando tú vienes, muerte, son luego aborrecidos

por padre y por madres sus hijos muy queridos;

por amigas, amigos deseados, servidos;

por mujeres leales, los sus buenos maridos.



Haces al que es muy rico yacer en gran pobreza:

no tiene ni una blanca de toda su riqueza,

el que en la vida es bueno y de mucha nobleza

es hediondo en la muerte y lleno de vileza.



No se encontrará un libro, un escrito, una carta,

hombre sabio ni necio que de ti  buen departa;

nada existe en el mundo que bien de ti se parta;

excepto el cuervo negro que de ti, muerte, se harta;



le dices cada día que pronto le hartarás.

Como el hombre no sabe cuando le matarás,

Si bien pudiere obrar, sea hoy: valdrá más

que el esperarte a ti y a tu amigo cras-cras;



señores, no queráis ser amigos del cuervo:

temed sus amenazas y no cumpláis su ruego.

El bien que hacer pudiereis hacedlo luego, luego,

que moriréis mañana, pues la vida es un juego:



la salud y la vida muy rápida se muda,

y en un punto se pierde, de esto no cabe duda;

<<el bien te haré mañana>> es expresión desnuda:

vestidla con las obras antes que muerte acuda.



Quien porfía en mal juego pierde mucho y no cobra,

piensa que tendrá suerte y halla mala zozobra;

amigos, sed atento, realizad buena obra,

pues, al venir la muerte, todo lo demás sobra.



Cuando copan la banca, muchos piensan ganar,

mas, rodando los dados, les viene un mal azar.

Junta el hombre tesoros e intenta disfrutar,

pero, al llegar la muerte, debe todo dejar;



pierde luego la voz y aun el entendimiento;

de sus muchos tesoros, de su amontonamiento,

no puede llevar ni escribir testamento:

los dineros juntados dispérsalos mal viento;



y, cuando sus parientes la su muerte barruntan

para heredarlo todo a menudo se juntan,

cuando por su dolencia al médico preguntan,

si él habla de sanarlo, como mal se lo apuntan.